Tiempo atrás-Volar

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-¡Peter te dije que vinieses por la tarde!¡¿Acaso crees que las doce de la noche es buena hora?!¡Porque suelo dormir a las nueve cómo muy tarde!¡Me he muerto de sueño esperándote!.-le repliqué molesta al verle entrar por la ventana, el pellizcó mis mejillas y solté un quejido.

-A mi me parece que estas viva.-respondió sonriente sin prestar atención a mi tono enfurecido o a mis mejillas coloradas.-Vamos.

-No, ¡espera!¿Porque has llegado tan tarde?.-tiré de él hacia la habitación de nuevo, ya que él me arrastraba de la mano hacia afuera.

-Estaba ocupado.-mintió, estoy segura de que no lo recordaba.- Vámonos ya si quieres llegar antes de las dos.

-¿Dónde esta nunca jamás?.-pregunté, intentando evitar que me sacase de la habitación, en ese entonces le tenía algo de respeto a las alturas.

-Segunda estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer.-respondió con el tono de voz seguro y convincente que sólo él sabía poner, volvió a tirar de mí.

-¿Y cómo vamos a ir?¿Volando?.-dije alarmada, eso parecía divertir al chico, por lo asintió y me sonrió.

-Podemos ir volando si quieres, ¡vamos!¡vuela conmigo!.-insistió, y de no ser por la presión que ejercía sobre mí las alturas habría visto esas palabras muy bonitas.

-¡Espera!¡Voy a pisar a campanilla!.-retuve, la gata anaranjada que estaba acostaba en el alfeizar me miró sin interés y se apartó, la maldije entre dientes por haberlo hecho.-Peter no sé volar.

-No importa, yo te enseñaré.-afirmó soltando mi mano y volviendo a entrar a la habitación, quedando justo enfrente mía.

-¿Sabes volar?¿Me enseñaras?.-asintió con la cabeza y empezó a darme indicaciones sobre lo que tenía que hacer, los pies juntos, los brazos estirados cómo si fuera un pájaro y los ojos cerrados.

-Bien, ahora sólo tienes que confiar en mi y pensar cosas bonitas.-explicó, a lo que yo solo confirmaba con la cabeza, con los ojos bien cerrados esperando el impacto de mi cabeza con el techo, aunque no fue así.

Antes de que pudiese gritar ya estaba en el hombro de Peter, el cual corría por la ciudad conmigo cargada cómo un saco de patatas. Le pedí que me bajara, aunque él respondía que si dejaba de tener los brazos estirados dejaría de volar y un par de veces izo cómo si se tropezase para meterme miedo; lo consiguió.

Llegué hasta la segunda estrella con los brazos rígidos, y a pesar de que se me cansaban, he de reconocer que me reí más de lo que mi barriga podía aguantar.

-Esta es la segunda estrella, recuérdala, esta, no la que hemos visto atrás ,¡y en este lado de la carretera!.-insistió señalando la marca de una roca, yo le miraba confusa, eso no era una estrella y a partir de ahí, ¿cómo iríamos hasta el amanecer?.-¿Lo has entendido?

-Pero eso no es una estrella, es una cruz.-le dije agachándome para observar mejor el garabato, él se colocó a mi lado y pasó su mano por las dos líneas.

-Las cruces tienen la línea de derecha a izquierda más corta que la otra, por lo que esto es una estrella de cuatro puntas.-explicó mirándome, estoy segura de que en ese momento sonreía de una forma muy boba mientras que veía sus bonitos ojos verdes brillar a la luz de la noche.

-En ese caso sería una x, ¿no crees?.-añadí volviendo a mirar la roca, el otro bufó exasperado, me agarró del brazo y tiró de mí hacia arriba para que me levantase.

-No quedaría igual de bonito decir segunda x a la derecha y todo recto hasta el amanecer, ¿no crees?.-lo último lo dijo intentando imitarme de forma burlona, aunque me molestó. Se adentró entre los árboles con seguridad, mientras yo dudaba si seguirle o no, podría haber de todo ahí dentro.

-Pan, ¿dónde vas?¿no era todo recto hasta el amanecer?.-elevé la voz para que pudiese escucharme, aunque dudé en si lo había hecho, ya no le veía y eso me ponía nerviosa.

-¿El sol por dónde sale?.-preguntó saliendo de entre unos matorrales a mi izquierda, yo pegué un salto y me llevé la mano al corazón, que parecía haberse salido de su sitio.-¿Te he asustado?

Negué, algo en mi interior me decía que si se lo confirmaba se reiría de mi temor hacia algo desconocido, y señaló las dos montanitas por las que solía asomarse el sol.

-Bien, pues tenemos que ir en esa dirección.-agarró de nuevo mi mano y tiró de mi, adentrándome en la oscuridad del bosque. A cada paso que daba más miedo tenía, el simple aleteo de un búho o el sonido de las ramas crujir bajo nuestros pasos provocaban pequeños grititos que conseguía tragar.

Lo único que me impedía tirarme al suelo y llorar de puro miedo era la mano de Peter, arrastrándome de forma fuerte y constante. A pesar de que sólo conseguía ver su silueta, saber que era él el que me guiaba me daba la seguridad que perdía a cada sonido.

-Wendy, no te asustes pero...creo que nos hemos perdido.-oí su voz cerca de mí, por lo que supe se había girado, yo comencé a temblar, sacando hipótesis sobre lo que podía ocurrir a continuación, cada una peor que la anterior.

Recuerdo que entre ellas estaba la teoría de que viniesen hombres lobo y nos despedazaran, o me quedase perdida en medio del bosque para siempre y muriese de hambre, o quizás que llegase una serpiente más larga que el recorrido que habíamos hecho y nos engullese...no hace falta decir que en todas el final era la muerte, menos una en la que un oso nos atacaba y Peter me salvaba, encontrando el camino de vuelta y convirtiéndose en mi héroe.

Obviamente, no sucedió nada de eso, unas luces comenzaron a aparecer entre los arbustos, rodeándonos, confirmando mi teoría de ser abducidos por extraterrestres y ser parte de sus dolorosos y lentos experimentos.

Se me cortó la respiración, atascada en ese sitio, paralizada por el terror y sin ninguna idea brillante pasando por mi cabeza, simplemente no se me ocurría nada.

-¡¿Qué haces parada?!¡Vamos!¡Corre!.-me chilló Peter, ahora si podía verle mejor la cara y no la veía tan asustada cómo imaginaba que estaría, si no más bien divertida.

Mientras corría tras él me pregunté si ese niño era normal, ¿cómo le podía parecer tan graciosa una escena tan terrorífica?

-¡Wendy!¡Hemos llegado a nunca jamás!.-me chilló riendo, mientras se paraba para mostrarme todo su alrededor. Constaba de un árbol hueco en el centro, y a su alrededor una vieja mesa de madera con un par de sillas plegables, una sábana de flores estirada en el suelo a modo de alfombra y casi una docena de linternas alrededor para dar una luz amarillenta a ese lugar.

No era nada del otro mundo, es más, si lo hubiese visto con más edad así hubiera huido de ahí pensando que era el hogar de un vagabundo, pero al contrario, me pareció un lugar mágico.

El lugar no distrajo mi temor, las luces se acercaban a paso lento y un escalofrío pasó por toda mi columna.

-Peter, ¡las luces!.-dije tirando de a manga de su chaqueta ya que a él se le veía distraído admirando el lugar con orgullo, me miró y luego vio las luces, pareció tragarse una risa y me dijo que me escondiese en árbol.

Le obedecí, y me quedé de espaldas a la abertura, convencida de que si no me veían la cara no me atraparían. El espacio no era muy grande, tenía que estar encogida, con las piernas pegadas al pecho y dudó que pudiese caber si estaba en pie.
Mi respiración se cortó cuando escuché un fuerte sonido, como el de algo caer, y deseé con todas mis fuerzas que el que estuviese en el suelo no fuera Peter.

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¡Buenos díassss personitas de wattpad! Muchísimas gracias por sus votos, comentarios y simplemente por ver la historia, me motiva a seguir escribiendo :D

Aquí esta el siguiente capitulo dedicado a una personita muy maja:3; espero que les vaya gustando la historia, si es así háganmelo saber comentando o mandando un pv(amo vuestros mensajes, y para los que no se atreven a hablarme por pv, no seáis tímidos, no muerdo xd) de lo contrario también me gustaría saber en que fallo.

Muchísimos besos y fuertes abrazos^^


¿Dónde está Peter Pan?[#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora