Cuenta atrás

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La espera se me hizo interminable, llegué a pensar que no había nadie y al comenzar a girarme abrieron la puerta.

Una chica rubia, de preciosos ojos azules y curvas de infarto se asomó por la puerta; la reconocí al instante.

Coral era una de las "sirenas" que solían jugar en la charca, era lo que cualquiera envidiaria: bonita, coqueta y con una voz más dulce que la miel. Recuerdo que en un principio la admiraba, tanto a ella cómo a sus dos amigas Samantha e Isabella, la única diferencia entre las tres era su color de cabello, el resto eran practicamente similares.

Digamos que fueron mis únicas amigas, confiaba en ellas, quería llegar a ser tan simpatica y agradable como lo eran. No tardé mucho en descubrir su verdadera personalidad, y eso me dolió.

-Hola, ¿querías algo?.-me preguntó sonriendo tiernamente, me habría creido su inocencia de no conocerla.

-Me preguntaba de dónde era la gata naranja que acababa de entrar.-respondí de la misma forma, preguntandome cómo era posible que no me reconociera.

-Es macho.-aclaró riendo, su risa era tan suave y bonita cómo escuchar una cascada de néctar, lo que me decía que era falsa.-Y lo siento, no está en venta.

-¿Qué?¡No!Yo no me refería a...

-Ve a la directora del orfanato, ella es la que los regala, con un poco de suerte puede que aún quede uno.-dijo rápidamente, me di cuenta de las ganas que tenía que deshacerse de mí, por lo que no vi otra opción.

-Claro, gracias Coral.-al susurrar su nombre la chica abrió los ojos de par en par, fijandose en mí, cuando su cara amigable cambio a una mueca de asco supe que me había reconocido.

-Tenías un pelo precioso Wendy, ¿porqué tan corto?.-sonrió cinicamente, a lo que se refería no era ni más ni menos que su culpa.

-Me envidiaban tanto que tuve que cortarlo.-contesté de la misma forma que ella, dandole dónde le dolía, de nuestros ojos salían chispas.

Yo tenía un motivo para odiarla, pero ella no, su maldad hacía mí sólo era eso, celos, y sabía bien el porqué.

-Sigues siendo igual de estúpida.-subió de tono de voz, eso me hizo reprimir una sonrisa, la cual se perdió en cuanto dijo la siguiente frase.-Espero que Peter se dé cuenta de lo inútil que eres.

"¿Qué?"

-No soy inútil ni sé dónde está él.-apreté mi mandibula, esperaba que tras eso respondiera algunas de mis preguntas. Vi cómo se sorprendia unos segundos, los suficientes para darse cuenta de que seguía delante de mí y no podía mostrarme la confusión que ahora ella sentía.

-¿Cómo no vas a saberlo? Si se fué contigo a Londres y tan sólo volvió para darle las crías de Campanilla a la directora.-a pesar de que tenía que estar sorprendida, sonrei, acababa de darme todas las respuestas que necesitaba de ella. Pareció molestarle mi sonrisa, ya que bufó y cerró la puerta en mis narices.- Adios Wendy.

"-¡Nunca digas adios, por que adiós significa irse lejos, e irse lejos significa olvidar!"

Mordí mi labio inferior.

"Peter, me dijiste que nunca querías olvidar, entonces, ¿porqué no estás?"pensé comenzando a andar con la cabeza agachada.

****

-¿¡Que?!.-pregunté enfadada, deseaba no haber escuchado eso.

-Lo que has oido señorita.-saltó Jhon, mirandome con diversión y dandose por satisfecho cor su venganza.

-No, no, no, ¡Me niego!¡Iba a ser todo el verano, luego sólo un mes! ¡¿y ahora me dices que el domingo nos vamos?!.-chillé furiosa hacia mi padre, Mary me miró con desaprobación, advirtiendome que de esta forma no iba a conseguir nada, pero no podía evitarlo, la sangre me hervía.

-¿Que forma de responder es esa?Si sigues así no verás cómo amanece mañana en este pueblucho.-me amenazó George, odiaba cómo consentía a su hijo. Miré con asco al niño consentido y no volví a abrir la boca en el resto de la cena salvo para comer.

Cómo siempre, subí al cuarto la última, retenida por mi padre cuando iba a subir el primer peldaño.

-¡Gwendolin Moira Angela Darling!¡No he terminado de hablar contigo!.-exclamó, haciendome volver en silencio; apreté bien mi boca, cualquier palabra que él no quisiera escuchar significaría empezar a hacer mi maleta.

-Cariño, no queremos que te enfades.-dijo mi madre cuando me senté, quisé bufar, gritar e irme corriendo de ahí, no lo hice.

-Lo que has hecho no esta bien, tú hermano ha tenido que salir por la ventana y aún encima involucras a Michael; Wen esperaba que huviese madurado.-el aspecto que peor me hacía sentir de George no era el modo sarjento, si no el de padre decepcionado.

-Lo siento, no lo volveré a hacer.-respondí con un hilo de voz, en mi interior gritaba que tan solo era una tontería, que no tenían que hacerme sentir cómo un montruo por algo así.

-Sé que no lo volveras a hacer.-Y aunque parezca una frase que inspira confianza en mí, sé que fue una orden.-Cómo castigo, nos iremos el domingo.

-Esta bien, buenas noches.-respondí levantandome, me sentía impotente, con un nudo enorme en la garganta y unas ganas enormes de llorar hasta que no quedase agua en mi cuerpo. ¿Cómo iba a decirselo a James?¿o a Carl?, me mataba pensar que el niño lloraría por mi culpa.

¿Y cómo iba a averiguar dónde estaba Peter?

Me tiré en mi cama, no me molesté en ponerme el pijama o saludar a mis hermanos, sólo me encerré bajo las sábanas hasta que ambos se durmieron.

Michael intentó hablarme, diciendome que era culpa de Jhon, que él quería seguir allí y no quería que me enfadase con él, pero se rindió al ver que no salía ningún sonido de debajo de mis mantas.

Jhon no se dignó a eso, se hizo dueño de mi portatil y ni me dirigió la mirada, no esperaba menos del niño orgulloso.

Cuando los ronquidos se hicieron más potentes y el brillo de la pantalla de mi ordenador se desvaneció pude dejar de reprimir mis lágrimas.

Un peso hizo que mi cama se inclinase hacia un lado y deseé que al sacar la cabeza fuera Peter el que viniera a consolarme, al hacerlo noté cómo mi esperanza se perdía un poco más.

-Mi amor, no estés así.-dijo mi madre con dulzura mientras me enjugaba una lágrima.-Tu padre ha hecho las paces con su hermano y quiere ir cuanto antes a Paris, además a tus hermanos no les gusta el lugar...Tienes que entenderlo Wen.

Un quejido lastimero fué lo único que consiguió salir de mi boca.

Odiaba ser así, tan curiosa que si no encontraba explicación no me sentía bien, tan inmadura que lloraba por algo tan simple cómo eso, tan buena que me dolía despedirme de mis amigos, tan simple que conseguía enfurecerme a mí misma.

Maratón 1/4

¿Dónde está Peter Pan?[#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora