Epilogo- Tiempo después

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Oía a mi hijo hablar sin parar sobre los motivos por los que necesitaba, sin embargo, no le escuchaba, tenía que registrar a dos nuevos huérfanos y eso en ese momento era más importante que Carl y sus ganas de un coche solar.

-¿Mamá me estás escuchando?.-me preguntó moviendo el holograma del coche enfrente de mí, sin duda las tecnologías habían invadido el mundo cambiándolo drásticamente en menos de quince años.

-Claro cielo...

-¡Exacto!¡Podríamos tocar el cielo con eso!¡Ya que como lleva dos propulsores adheridos en la parte trasera alcanza más altitud y ...!.-dejé de escucharle, no estaba entendiendo nada de lo que decía, ya que era él el que había estudiado mecánica de no se qué, no yo, que me encontraba sustituyendo a la anterior directora del orfanato.

El lugar seguía teniendo ese toque acogedor de siempre, pero con una serie de innovaciones algo más modernas en el interior.

-¡Mamá!.-exclamó mi hijo de brazos cruzados.

-Cielo pregúntale a tu hermano, y si entre los dos os hacéis cargo me lo pensaré, ahora tengo que hacer esto.-contesté señalando a las finas pantallas de mi escritorio, aun no conseguía dominar los diferentes programas que tenían esos sistemas.

-Ya te ayudo.-resopló el chico y se colocó a mi lado, tan sólo le hizo falta dos segundos para solucionar mi problema.-¿Ahora me dejarás...?

-¡Carl!

-Vale vale, ya le pregunto.-dijo saliendo de la blanca habitación.-Nana, abre.-dijo a la puerta, la que obedeció.

-Vuelva pronto señorito White.-contestó una voz femenina algo mecánica.-Bienvenido profesor Sanders.

-Mattew, ¿En que puedo...?.-me callé en cuanto vi al niño que traía.-¿Otra vez aquí Alex?

-No presta atención en clase y molesta a sus compañeros, no sé tu, pero yo veo imposible dar clase si él esta hackeando los libros de sus compañeros.-resoplé, era la tercera vez que traían al niño en lo que iba de semana, y tan solo estábamos a martes.

-Ya me encargo yo Mattew, puedes irte.-la máquina se despidió de mi viejo amigo, en el cual la edad estaba empezando a notarse, pero no mucho.

-Alex alex, ¿Qué voy a hacer contigo?.-pregunté mirando al niño de cinco años, este se encogió de hombros y se sentó en la silla frente a mi cómodamente.

-Wendy adoras mis visitas.-contestó engreído mientras se balanceaba en esta, yo reí, me recordaba demasiado a cierto chico.

-Tengo una nueva pareja para ti, deberías intentarlo esta vez.-dije enseñándole a los Smith, el niño arrugó la nariz.

-¿Para que me buscas familias si siempre vuelvo?.-preguntó el niño molesto.

-Sabes, me recuerdas mucho a mi marido.

-¿El profesor del Kínder? Me cae bien, él no me riñe cuando le quito los flanes a Danney.-le miré con una ceja elevada.-¿Qué?¡Se va a poner gordo si sigue comiendo!

-Sabes, hay un lugar escondido en ese bosque, un lugar dónde ni las normas ni el futuro sirven y siempre se es feliz.-dije de forma misteriosa, Alex no pudo evitar escucharme con suma atención.

-¿Yo puedo ir allí con Danney y Zack?.-asentí.-¿Y como puedo llegar?

-Tienes que ir por la antigua carretera y encontrar la segunda estrella a la derecha, desde ahí sigue todo recto hasta el amanecer.-el niño pareció reírse al escuchar mis indicaciones.

-Venga ya, te estas riendo de mí.-al ver que mi cara no cambió de expresión pareció meditar su duda.-Si es cierto, ¿Cómo se llama ese lugar?

-Nunca jamás.

-¿Y que tiene de especial?.-preguntó mirando por la ventana, yo dirigí la mirada a esta para ver cómo Peter intentaba montarse a un patín ionico, callendo y consiguiendo las risas de los más pequeños.

No pude evitar sonreír tambien.

-Si vas a ese lugar, los problemas del mundo desapareceran.

-Wendy, ¿tú encontraste ese lugar?.-asentí.

-Creo que nunca dejé de estar ahí.





¿Dónde está Peter Pan?[#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora