Beso de vuelta

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-Wen, ¿bajas ya?.-me preguntó Michael alzando la voz desde la planta baja, le respondí y miré una última vez por mi ventana.

Ya era la cuarta vez que la cerraba, la primera y segunda cuando me enfadé con Peter, mostrándole de esa forma lo enfadada que estaba; la tercera y cuarta cerrándola por un indefinido tiempo, diciendo adiós.

Cerré las cortinas y la habitación se inundó de oscuridad.

Aún con los puños agarrados a estas me pregunté con rabia cómo iba a encontrar a Peter ahora. Lo único que podía llevarme de ese lugar eran los números de teléfono de los niños perdidos, y según Nibs, ninguno sabía de la existencia del líder.

¿Y sí mentían?

Esa pregunta atravesó mi cabeza, haciéndome sonreír.

Si mentían, tendría que averiguarlo, uno por uno.

Agarré mi pesada maleta, bajando las escaleras con torpeza y suspirado cuando la dejé en el maletero, mientras el resto de mi familia dejaba las cosas en orden miré de nuevo mi ventana. La última vez que lo hice desde ese ángulo vi como el chico escalaba para darme los buenos días, golpeaba mi ventana para que la abriese y se daba cuenta de donde estaba.

Nunca olvidaré la expresión que puso al ver que me marchaba, una mezcla entre ira, tristeza y decepción.

Esta vez no había nadie escalando la enredadera, pero podía ver como dos chicos me llamaban desde el jardín, el más pequeño gritaba mi nombre con su aguda voz y el mayor movía sus rizos buscándome.

Me vieron, y corrí hacia ellos sabiendo que mi padre observaba cada uno de mis movimientos, aunque curiosamente no me dijo nada.

-Wendy, pensaba que te ibas por la tarde.-dijo James cuando llegué a donde estaban, yo sonreí con pesadez y revolví el pelo del más pequeño.

-Ya, yo también lo pensaba, pero a primera hora ya me estaban llamando.-justifiqué, luego me senté en el césped de mi jardín trasero, viendo como Carl peleaba consigo mismo, decidiendo si decirme algo o no.-Lo siento, no puedo pasar el día con vosotros.

-Bueno, Carl quería darte algo.-siguió el otro imitándome y empujando un poco al niño con su mano.-¿A que esperas? Rápido, tiene que irse.

-Yo quería...darte...em...mi beso.-susurró el niño jugueteando con sus pies con vergüenza, no pude evitar sonreír y puse la mejilla, esperando que realmente me diera un beso. Abrí los ojos en cuando noté algo frío entrar en contacto con ella, para ver cómo me daba un dedal plateado con una preciosa flor.

Enmudecí al verlo.

¿De donde había sacado mi beso?

-¿De donde los has sacado?.-pregunté fascinada mientras me lo daba, miré a Curly y este se encogió de hombros, aunque a él nunca le llegué a hablar sobre el preciado objeto que le di a Peter Pan, por lo que vi normal que no supiera de que se trataba.

-Me lo dio un chico el primer día que llegué al orfanato, estaba llorando y acabé en el despacho de la directora. Allí estaba un chico con unos gatos y me lo dio.-explicó con el ceño fruncido, le costaba recordar, aunque mi corazón parecía dispararse.

-¿James tu sabías de ese chico?.-negó, prestando más atención al chico.-Carl, ¿te dijo algo más?.-asintió con energía.

-Cuando me lo dio me dijo que era muy importante para él, que tenía que cuidarlo bien y que si tenía suerte, puede que encontrara a su dueña.-llevé las manos a mi boca, no me lo podía creer.-¿Tu eres su dueña?.-asentí.-Me pidió que te dijera que no tuvieras prisa y le esperases.

-Wendy, ¿el chico que dice es...?

-Peter Pan.-Curly abrió la boca tanto que podría coger una colmena de abejas dentro, taché a James de mi lista mental de personas a las que preguntar sobre Peter. Miré de nuevo al de ojos grisáceos, abrazándolo.

-Gracias Carl, me has encontrado.-le susurré, a lo que este me abrazó más fuerte y al soltarme me regaló una preciosa sonrisa acompañadas de un par de lágrimas que hacían confuso el gesto.-¿Me esperarás?.

-Lo aré, te esperaré.-respondió abrazándome con fuerza de nuevo, escuché a mi padre llamarme y vi como Curly me hacía un triste gesto con la cabeza, indicándome que debía marcharme. Cuando el abrazó con Carl cesó, me levanté y le di una sonora palmada a el rubio en el moflete.

-No comas tanto.

-Pensaba que esta vez me abrazarías, vaya manera de decir adiós.-añadió molesto, ya que no era la primera despedida en la que le pegaba; ambos reímos.

-Curly, sabes que esto no es un adiós.-se sorprendió cuando le llamé de nuevo así.-¿Que vas a estudiar?

-Ciencias, seguramente profesorado...me gustaría poder trabajar en el orfanato algún día, alguien tiene que sustituir al profesor Lewis.-contestó, algo confuso por mi respuesta, a lo que yo sonreí de oreja a oreja.

-Ya veo, alguien tendrá que sustituir algún día a la profesora Lizzy.-añadí antes de darme la vuelta y andar hacia el coche, él sabía bien a que me refería cuando dije de sustituir a la profesora de matemáticas.

Una vez en el asiento volví a mirar por la ventanilla, despidiéndome con la mano de ambos y viendo como me alejaba. Al volver a enderezar mi mirada pude observar la cara de pocos amigos de mi padre por el espejo retrovisor.

-¿Quien era el alto?.-no pude evitar esbozar una sonrisa ante su comportamiento sobreprotector.-¿Él era el motivo por el que te fugaste?.

-Uno de los siete motivos.-respondí volviendo a mirar por la ventanilla, en ese momento me di cuenta de que mis padre pensaban que toda mi infancia había ido a jugar con niñas y que tan sólo me escapé una vez de casa, cuando estaba en Londres.

El paisaje tranquilo del amanecer me hacía pensar en nunca jamás, en las risas que se dieron en ese lugar y lo vacío que estaba en ese momento. Pero, nunca jamás no tenía por qué ser un lugar en concreto.

Inevitablemente Peter volvió a mi mente, recordando que seguía en algún lugar y yo no podía encontrarle, pero eso no iba a pararme, por mucho que él quisiera que me esperase.

No iba a dejar de buscarle.

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¿Dónde está Peter Pan?[#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora