Capítulo 22

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Tobias

Tris mira fijamente el reloj. Sus ojos caídos y sin expresión alguna, sus labios en una fina linea y sus manos aferrándose a la taza de café, ahora frío. No ha dicho mucho, parece querer desaparecer en aquella equina del sofá, buscando calor en la cobija tejida que le ha otorgado Christina al ver que no se movería de ahí en un buen rato.

Le mando un par de correos a Ryan, mi superior, explicándole lo sucedido y aclarando que no estoy pidiendo días sin trabajar, al contrario, estoy solicitando participar en la investigación y rescate de Analisse, lo cual normalmente no está permitido.

La madrugada llega y con ella nuestra desesperación al no poder dormir. Mi mujer y yo escuchamos cómo Christina abre y cierra la puerta constantemente, pero ninguno nos molestamos en ir a ver que hace, probablemente necesite un momento a solas, para poder digerir lo que ha pasado con Mark, así como Tris y yo estamos comprendiendo el secuestro de nuestra niña.

Pido internamente al cielo que proteja a mi princesa, que ella no tiene que pagar por mi errores; me lastima pensar que es pequeña e inocente, a ella no tendría por que haberle pasado esto. Trago saliva al pensar en quien carajos la raptó, en que podría estar haciendo con ella en este momento; me frustra el pensar que podría estar en la casa de al lado, en otro país o muerta. Sacudo la cabeza, borrando esa última opción.

La cabeza me punza, y reconozco que de alguna manera estoy viviendo lo que se conoce como cruda, me llevo las manos al rostro y escucho como Tris deja la taza sobre la mesa del centro antes de ponerse de pie. No dice nada, solo camina de manera pausada hacia el pasillo, escucho como abre la puerta del cuarto en que nos quedaremos y la cierra.

Me duele la poca comunicación que hemos tenido este par de horas; la necesito, necesito que me tome entre tus brazos y me diga que encontrarán a Annie, que me acaricie el cabello mientras me besa para que no olvide cuanto me ama, sin embargo, merezco su indiferencia y es algo que tengo claro. Insinué que tenía una aventura con Matthew de manera tan descarada que no me sorprende su actitud, solo me lastima.

Caleb, después de marcharse, me ha mandado un par de fotos de mi esposa sobre el escenario de un amplio salón, donde gente bien vestida se ve reunida con interés en lo que ella explica. Tris nunca mintió: esa junta si existió, Cara no fue por que su tobillo estaba torcido y lo único que hice fue gritarle, acusándola de una infidelidad.

Matthew fue quien le salvó la vida. Cuando llegué al Departamento, específicamente al área del hospital, Cara la dio por muerta y el que lo dijera con ojos de tristeza me partió en dos, pero antes de que mi mente lo procesara, Matthew pasó corriendo a mi lado con cerca de tres jeringas en una mano. Lo tomé por el brazo y pregunte por la que entonces era solo mi novia.

— ¡Suéltame!

— ¡¿Dónde está?!

— Esto es para salvarla, ¡déjame ir!

Lo solté, y salió corriendo conmigo a sus espaldas, viró en la habitación 579. En cuanto me paré en el marco de aquella estancia quedé en shock: había tres enfermeras en el cuarto y un doctor, una de las enfermeras colocaba bolsas con líquido en una especie de perchero, me frustré al desconocer todo lo que había en la sala.

La segunda enfermera se concentraba en quitarle la ropa a Tris, el doctor colocaba gasas en las heridas: tres disparos, uno en el hombro, otro en los omóplatos y el último en la espalda baja. Matthew gritaba a diestra y siniestra indicaciones de lo que tenían que hacer, a la enfermera más joven le temblaban las manos al decir que estaba perdiendo demasiada sangre.

Vivir por ti (Divergente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora