Capítulo extra

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Christina

— No te preocupes, yo me encargo, haz que se quede en casa, Tobias. — cuelgo y me guardo el celular en el bolsillo, resoplando entre dientes, mi mente abarrotada.

Ayer por la tarde arrestaron a una chica, sospechosa, de colaborar en el secuestro de Annie. No se ha dado más información, o al menos a mis oídos no ha llegado el nombre de la acusada. Me siento sobre una de las duras y rígidas sillas de la entrada de la comisaría, recogiendo ambos pies al tiempo que abrazo la orilla de la isla con los dedos. Balanceo las piernas y trato de mantener mi mente en blanco, sacudo la cabeza y mi cabello, ahora ordenado en pequeñas trenzas, roza mi espalda.

— Detective West — lo llamo cuando lo veo pasar y él me voltea a ver rápidamente, me acerco con un suspiro y con paso decidido, el no detiene su andar, así que me coloco a su lado.

— Me preguntaba si me dejarían estar en el interrogatorio de la chica que arrestaron ayer, tengo entendido que será a las 12. — lanzo una mirada fugaz a mi teléfono.

— ¿Michelle Halliwell? — tuerce la boca antes de sacudir la cabeza — Lo dudo, los únicos que podrían pasar serían los padres de la menor.

— Ese es el punto — explico al momento de saludar con un gesto lejano a una ex compañera —. Tobías llamó, pidió que me dejaran pasar.

— ¿No van a venir? — alza una ceja al verme interactuar con la otra abogada.

— No, el señor Eaton participará en la investigación de otro sospechoso y su mujer no está en condiciones óptimas para presentarse. — tuerzo los labios al pensar en mi mejor amiga.

Ayer por la noche, al cumplirse el lapso de 48 horas, informaron que las posibilidades de encontrarla en las siguientes 48 serían casi nulas. Tris enloqueció al escucharlo, entró en un ataque de ansiedad complejo: a tal grado de que Tobias tuvo que sedarla, antes de pedirme que me presentara en su lugar.

Duda unos momentos antes de que acepte.

— El señor Eaton tiene que hacer correr el dictamen de que usted se presentará en su lugar. — replica con un ligero encogimiento de hombros, serio. — Sígame, señorita Wright.

Suelto el aire, aliviada. Después de varias vueltas entre los pasillos del oscuro y frío edificio, un corto viaje en elevador acompañado de un silencio agradable, llegamos a una gran sala dividida en dos por una pared con un tipo vidrio-espejo. La sala de interrogatorios desprende un dulce aroma, pero de aquellos que causan cierta irritación en la nariz.

Mi piel se encoge ante el aire helado que recorre la habitación cuando Anthony cierra la puerta detrás de mi.

Una rubia atractiva está en un lado de la sala de color blanco, sentada en una de las dos sillas que hay alrededor de una mesa circular. Mi mandíbula roza el suelo usando identifico a la chica, aquella quien entre risas me decía que era una ingenua por haber confiado en la fidelidad de Mark: Michelle.

— Quédese aquí, voy a entrar — me dice Anthony y el silencio que le sigue parece causar que el sonido de mis latidos rebote en las paredes de la sala.

Asiento, por segundos sintiéndome incómoda en mi propia piel y me quedo detrás de él cuando la puerta rechina ante la presión de su mano. Mis ojos y los de Michelle se encuentran, ella los abre como platos y sonríe, burlona.

Anthony no cierra la puerta al notar nuestras miradas, la parte interna de mis ojos duele al retener con todas mis fuerzas las lágrimas de coraje.

— ¿Se conocen? —su mirada se alterna entre ella y yo, la rubia retuerce una ceja y un simple "já" sale de su garganta.

Al tiempo que yo avanzo, entrando a la sala, y respondo que lamentablemente si, ella se pasa las manos por el cabello y su sonrisa muestra unos dientes perfectos, me clavo las uñas en la palma de la mano y bufo.

— Tu ex esta gozando conmigo, no te preocupes. — se carcajea al ver mis puños cerrados — ¿Celosa, uh?

La mandíbula me llega al suelo, ¿como puede ser tan cínica?

— Y las maravillas que podía hacer Mark con esas manos — continúa alardeando del chico con una ceja doblada y los labios curvados en una sonrisa. Mi corazón aletea con fuerza, la rubia solamente truena la lengua contra el paladar.

No me gusta mucho la violencia, de hecho, después de la guerra cambié muchísimo: se podría decir que no soy la misma Christina que entró a Osadía, nada era lo mismo y no suelo reaccionar de manera agresiva a alguna situación. Pero deseo ver el rostro de esa chica estampándose contra la pared. Por Mark.

Por Annie.

— Eres una... — antes de terminar la frase mi mano estaba en su mejilla, pero una bofetada no bastaba, no después de estos días; quiero verla llorando en el suelo pidiendo perdón y suplicando piedad —¡Perra! Maldita zorra. — alza las manos para protegerse la cara pero la pateo en un costado y ella cae al suelo con un gemido. En ese momento me siento como cuando Tris pateó a Molly; pensando en patearla de nuevo Anthony me retiene por los brazos y me levanta del suelo, forcejeo con el pateando al aire, pero mi pie choca contra la nariz de Michelle.

—¡Oh, mierda!— exclama llevándose las manos a la cara cuando nota que la sangre sale a borbotones de su nariz.

— ¡No te bastó con ser una ramera! ¡¿Dónde está Annie?! — bramo, con el rostro contraído con furia, siento la adrenalina recorrer mis venas.

— ¡Basta! — ordena Anthony con un grito que retumba en mis oídos y, conmocionada, me quedo quieta aún en sus brazos. Cuando nota que me rindo me suelta y mis pies golpean el suelo.

— Basta — repite más calmado, aunque con las manos tensas — Michelle, toma asiento, iré a buscar a un médico. Christina. — me mira a los ojos, resoplando y señalando la puerta, indicándome que salga.

Michelle se levanta del suelo y, con ayuda de la mesa, se logra sentar. Recupero el aire: el corazón quiere salírseme del pecho. Me dirijo a la puerta, estoy a punto de salir cuando volteo a ver a la chica y veo el pequeño charco de sangre en la mesa y el color rojo en sus manos, su mirada es vacía.

— ¿Todavía sientes que sabes con quien te estás metiendo? — me mira, con odio pero la inseguridad destella de manera intermitente en sus ojos. — Creo que no.

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Editado 💛

¿Qué tal su día? ¿Su semana? ¿Su vida?

¿Les gustó el capítulo? Me emociono como niña pequeña al leer sus comentarios, no saben que tan importantes son para mi 💖

Ay, nuestra pequeña Annie. Sigue desaparecida 💔💔 ¿Qué haremos?

Ah, claro, yo escribo esto 🤓🤓

Bananas para ustedes.

-Dana

Vivir por ti (Divergente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora