Capítulo 4

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Tobias

Llego a casa del trabajo, y con los pocos rayos de luz que quedan en el cielo logro ver una nota de mi mujer pegada en la puerta principal, junto con una pistola de agua, frunzo el ceño, confundido, y pongo atención a las palabras escritas con letra bonita sobre el pedazo de papel:

IV:

¡Bienvenido a casa, cariño! Estoy adentro, escondida con una pistola de agua, aquí está la otra...

Quien pierda hace la cena de esta noche ;)

VI

Sonrío al terminar de leer la nota y la guardo en uno de los bolsillos de mi chaqueta, tomo la pistola e introduzco la llave en la cerradura, intento entrar lo más silencioso posible y por suerte la puerta no rechina cuando la cierro, con mucho cuidado, a mis espaldas y hecho un vistazo a mi alrededor, soltando el aire lentamente.

El silencio reina en el interior, algunas luces están encendidas, como las de la cocina y la del pasillo de arriba, pero otras partes están en completa oscuridad. Todo se mantiene igual.

Camino con paso lento por toda la sala, intentando pensar en donde Tris se pudo haber escondido. Giro la cabeza en todas direcciones para ver alguna señal de su parte.

Escucho ruidos en la parte de arriba, como si arrastraran algo e inmediatamente salgo disparado hacia allá, sin importar que me oiga y abro la puerta de nuestra habitación, con el arma en alto, por donde se escucharon los ruidos, mi sonrisa se ensancha al pensar que ella perdió y mi perspectiva de victoria cambia totalmente cuando veo el cuarto vacío y escucho sus ligeros, pero ágiles y rápidos pasos por el pasillo.

Salgo disparado de la habitación y Tris baja más rápido por las escaleras, soltando un pequeño grito de emoción y antes de que tenga la oportunidad de dispararle con el arma Tris da la vuelta, perdiéndose de mi vista.

—Oh, no, señorita, usted no va a ninguna parte.— la amenazo en voz alta aunque este juego me está gustando, haciéndome sonreír.

—¡Jamás me atraparás!— replica con emoción.

Bajo las escaleras y asomo la cabeza para ver si encuentro algún rastro de ella, pero algo más llama mi atención: sobre la mesa del centro de la sala hay unos pequeños, muy pequeños zapatos. Ladeo la cabeza y bajo con mucha lentitud las escaleras, para no hacer ruido, volteo a ambos lados de la habitación y al no ver a la chica de rubios cabellos cerca me acerco a la mesa.

Son unos pequeños zapatos para bebé.

Recargo el arma en una de las orillas del sofá y camino lentamente hacia la mesa; los tomo con una mano y los alzo para observarlos mejor, uno de ellos cabe perfectamente en la palma de mi mano, e incluso sobra espacio. Frunzo el ceño y los coloco de nuevo en la mesa, agarro el arma de nuevo y me preparo para ver a Tris salir de alguna parte, o escondida por ahí.

Escucho una puerta cerrarse y corro en dirección a la cocina, pero no hay rastro de mi esposa, solo hay una pequeña nota, con su misma letra redonda.

Papá, temo decirte que has perdido, harás la cena para mamá y para mí esta noche. Solo 9 meses. Te amo.

-VI & X

No tardo en leer la nota, sintiendo como mi mente se bloquea de un segundo al otro, dejándome sin palabras, sin expresión alguna que pueda describir todo lo que siento. Un pequeño chorro de agua fría me moja a la espalda y me volteo lentamente para encontrarme a mí esposa con una pequeña sonrisa en señal de victoria, la pistola en mano y la cabeza ladeada ligeramente.

Vivir por ti (Divergente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora