Narrador omnisciente
— Hola, pequeña. — saluda la doctora a Annie, la niña baja la mirada y se apega más a su madre, rodeando su pierna con uno de sus brazos tímida y temerosa. Sus ojos revolotean de un lado a otro, observando el lugar: es mucho mejor que aquel lugar oscuro, y aunque la luz daña ligeramente sus ojos agradece ver el sol.
Le gusta pensar que su papá tiene un sol como alma: brilla. Gira en torno a su cuidado y bienestar, por eso es a la primera persona a quien ve cuando la psicóloga le habla de nuevo: no la escucha, no quiere hacerlo. Seguro le dice las mismas cosas que aquellas personas que la tenían: estúpida, inútil, tarada, basura...
La especialista de ojos color miel se inclina, quedando a su altura; Annie da un respingo y un paso atrás. No quiere que se acerque tanto, el miedo la llena cada que extraños se aproximan tan rápido. Ellos lo hacían. La dañaban.
— Soy Lily, ¿Cómo te llamas?
No responde, aprieta las piernas y cierra los ojos dos segundos antes de que su pulgar sea apresado por sus labios, unas profundas ojeras bajo su amarillenta tez. Tris suelta un suspiro tembloroso, nota que es más difícil de lo que pensó.
— Está bien, está bien. Oye, ¿quieres venir a jugar conmigo?
Mi princesa alza la vista hacia su padre, algo dudosa, Tobias le pasa la mano por el cabello y asiente con una pequeña sonrisa, intentando infundirle seguridad tanto a la menor como a su esposa. Annie se rehúsa con un movimiento de cabeza y su rostro se oculta tras la cintura de su mamá: no quiere estar con más extraños. Pero tiene miedo de que si no obedece la golpearán, ellos solían hacerlo.
— Lily tiene muchas muñecas. — asegura Tobias colocándose de cuclillas frente a su hija, ladea la cabeza para recuperar un poco de comunicación no-verbal.
— ¿De verdad? — su voz llega a los oídos de Tris con dificultad, parece que solo ha movido los labios: sus ojos brillan con emoción y regresa la vista a la psicóloga, quien asiente alegremente. Annie avanza un par de pasos, sin soltar la mano de su madre, quien alza una ceja en dirección de la especialista preguntando en silencio si está bien que ellos vayan. Lily asiente, totalmente comprensiva.
Con algo de miedo, estira la mano y Annie retrocede rápidamente, un puchero formándose en sus irritados labios. Nita estiraba la mano lo más que podía, sus dedos transformándose en garras, cada que golpeaba las mejillas de la menor, al igual que Peter, pero él lo hacía con más fuerza.
Lily alza las manos, mostrando su inocencia, y vuelve a estirar una de sus extremidades, esta vez alzando solo el meñique: Annie inclina la cabeza y con duda enrolla su meñique al suyo, esto es nuevo. Los dirige al consultorio pediátrico, Annie caminando a pasos pequeños como solía hacerlo en aquel húmedo cuarto para que no la escucharan.
— ¿Cuántos años tienes?
No responde, solo estira la mano completa, sus dedos ligeramente doblados: Tris sonríe ligeramente y Tobias toma su mano, acariciando sus nudillos en un intento de calmarla antes de encaminarse detrás de la especialista y su princesa.
Dentro de la sala hay una mujer increíblemente atractiva de no más de 30 años con el cabello oscuro ondeando en su espalda. Sus labios están pintados de un ligero tono rosado y les sonríen confiadamente mientras sus ojos verdes se topan con los de la mujer de la familia después de pasarlos por la pequeña figura de su hija.
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Vivir por ti (Divergente)
FanfictionEl día que desperté los problemas parecían haberse difuminado, claro, fuera de mi cuerpo, por que internamente mis órganos estaban destrozados: mis ojos tardaron en acostumbrarse, me alteré por qué no sentía nada, tenía las manos entumecidas y desco...