Capítulo 3

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Tobias

La gente suele casarse por obligación, o con un sentimiento y guardado de no querer atarse a alguien para toda la vida, pero viendo al idiota de mi mejor amigo arreglándose para su boda me queda más que claro que este no es uno de esos casos.

Zeke y Shauna por fin llegaron a algo formal, y no es que su relación no haya sido sería desde un principio, solo que él se moría de ganas por colocarle un anillo en el dedo. Por unirse ante la vista de todos y mostrar su amor abiertamente.

Tris y yo tampoco fuimos de esos casos, ella lucia preciosa en ese bello vestido blanco, largo, y yo ocupaba por primera vez un traje totalmente formal. Y ambos lo hicimos por qué quisimos, no porque la sociedad nos obligará o nuestra situación lo hiciera, no, fue una boda tranquila y sin sentimientos ocultos.

Estoy en casa de Zeke, junto con Uriah, Matthew y Mark preparándonos para la boda y las chicas están en la casa de Christina. Zeke termina de colocarse el moño alrededor del cuello y se mira varias veces en el espejo.

—¿Creen que soy suficiente para ella?

—Eso no te lo puedo responder, Zeke...— responde Mark.

—Pero sí ha aceptado ponerse un vestido blanco y lucir bonita para ti es que le importas.— le digo palmeando su espalda un par de veces.

—Y que está decidida a pasar el resto de su vida contigo.— agrega Matthew.

—Y que soportará tus tontería y estupideces, eso es amor.— dice Uriah encogiéndose de hombros con una sonrisa en los labios.—Prepárate para estar atado el resto de tu vida.— agrega bromeando.

—Se tardan mas que las chicas. Ya vámonos.— dice Matthew dirigiéndose a las escaleras con paso apurado.

—Mierda, me estoy poniendo nervioso.— comenta Zeke sacudiendo las manos.

—No hay tiempo para arrepentirse.— declara Uriah.

—No, imbécil, no me arrepiento pero...— suelta un grito de frustración.— Simplemente voy a morir al verla ahí, en el altar, vestido blanco...— balbucea y echo una mirada rápida al reloj.

—Y ella morirá si no te ve ahí dentro de poco, vámonos.

Shauna

—¡Quedaste divina!— chillan Christina y Marlene mientras doy lentas vueltas en el vestido blanco, que roza el suelo con un lazo alrededor de mi cintura.

—¿Ustedes creen eso? ¡Chicas estoy nerviosa! ¿Y si no llega? ¿Y si se arrepiente? ¿Y si dice que no?— exclamo en desesperación, mientras me reviso el maquillaje y el peinado en el gran espejo. No es que yo me preocupe sobre mi apariencia constantemente, pero las mariposas no dejan de aletear dentro de mi estómago.

—Tranquila, estas preciosa. No se arrepentirá.— comenta Susan con una gran sonrisa, infundiéndome ánimos.

— Y si lo hace Cuatro le daría una buena paliza.— agrega Tris mientras se coloca un pendiente.

—Yo misma me encargo de sacarle los ojos si no se presenta el hijo de pu...

—¡Marlene!— exclamo con una ligera risa.

—¿Qué? Dudo que no me tenga miedo.— dice Mar en tono serio y no puedo evitar sonreír.

—Tris, ¿Cómo demonios le hiciste para evitar los nervios?— inquieto mordiéndome el interior de la mejilla.

Vivir por ti (Divergente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora