Capítulo extra

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N/A: lean la nota final, por fi❤️

Zeke

— ¿Ryan tendrá problemas si me quedo aquí?— pregunta mi esposa tamborileando sus delgados dedos sobre el sofá dentro de mi oficina.

— No, cariño, lo dudo mucho. — sonríe, enternecida, ante mi respuesta y se deja caer suavemente sobre el cómodo sofá, haciéndose bolita en una esquina con los ojos puestos en los cuadros que tengo sobre la cajonera, toma un porta retratos que identifico como el que tiene nuestra foto junto con Annie. Sus ojos se llenan de nostalgia.

— ¿Crees que la encontrarán? — murmura, como si tuviera miedo de hacer la pregunta. Me quedo sin respuesta inmediata, por que me toma desprevenido y conozco perfectamente este tipo de situaciones.

— No sé que responderte. — admito, bajando la pluma que tenía entre los dedos, un suspiro abandona sus labios — Como su tío podría decirte que haré lo posible por regresarla con nosotros, pero... es poca la probabilidad que alguna persona después de 48 horas sea encontrada.

— Falta poco para que se cumpla ese lapso, ¿cierto? — su tono de voz logra aplastar mi pecho, y con el nudo en la garganta asiento. Su mano va directo a sus labios en un intento de ocultar el sollozo que ha abandonado involuntariamente su garganta.

Me acerco a ella sin dudarlo y la envuelvo entre mis brazos, acomodándola suavemente en mi regazo y acariciando su estómago de arriba a abajo con las yemas de los dedos mientras tiembla en contra del llanto.

— Calma, mi amor.

— Es que... yo — la obligo a respirar hondo, aunque la siguiente frase que formula es hablada entre hipidos — tengo miedo de que algo así pase después otra vez, no habrá seguridad para hacer cualquier cosa, además — sus ojos se fijan plenamente en los míos y acaricio sus brazos desnudos — ¿has pensado en todo lo que pensará Ann cuando regresé? No quiero ni imaginar que le estarán haciendo.

La pego a mi pecho y beso repetidamente lo alto de su cabeza, con una mano sobre sus mechones desordenados y otra sobre nuestro pequeño bebé.

Después de varios minutos con Shau sollozando fuertemente contra mi pecho decido actuar.

— Cariño, debes de parar. Te dolerá la cabeza después — la separo de mí y acaricio sus mejillas húmedas con mis pulgares y asiente antes de caer de nuevo sobre mi torso, como niña pequeña.

Mi mano vaga cariñosamente por su espalda, de inicio a fin, y cuando su blusa se sube ligeramente poso mis manos tibias sobre la fina línea que tiene a la altura de la cadera, donde alguna vez un aparato la rodeo por completo, dándole más oportunidades para un futuro como este. Podría asegurar que se está quedando dormida cuando su estómago ruge de manera sonora; se incorpora, alerta.

— ¿Irás a casa a cenar conmigo? — pregunta con un suave puchero. Gracias a las hormonas del embarazo el cambio en su actitud ha sido notable, en lo personal, me encanta, por que ahora me da la oportunidad de mimarla como siempre había querido.

— Lo siento, cariño, necesito quedarme a llenar papeles. Tengo que abrir el expediente de Michelle, ¿lo recuerdas? — asiente, suspirando. Toma su teléfono.

— ¿Podemos tener nuestra cena aquí? Necesito compañía, mi descanso por maternidad será largo. — se queja arrugando la nariz.

— Claro, ¿qué pedirás?— asiento y al momento ella a tiene el teléfono sobre el oído.

Después de la interesante combinación de Shau al pedir comida china y pizza se queda jugando feliz con sus palillos intentando retirar el pepperoni de una rebanada de pizza.

Vivir por ti (Divergente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora