Capítulo extra

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Nita

Varios años atrás.

Camino en busca de Tobias, el chico que acaba de llegar, también genéticamente defectuoso y por lo tanto, un posible aliado. Su reacción al enterarse de ello me satisface en cierto modo, a mi tampoco me agradó cuando comentaron mi "defecto". Mi mentira.

— Hola — digo mientras tuerzo el pie, haciéndolo rechinar contra las baldosas—. No quiero presionar, pero me gustaría hablar contigo sobre todo esto del... daño genético. Si te interesa reúnete conmigo aquí a las nueve. Y... no quiero ofender a tu chica ni nada de eso, pero lo mejor sería que no la trajeras.

— ¿Por qué?

— Por que es GP, genéticamente pura. Así que no puede entender que... Bueno, cuesta explicarlo. Tu confía en mi, ¿si? Será mejor para ella mantenerse al margen por ahora.

— De acuerdo.— por lo que noto, no es muy expresivo, lo cual me confunde y me asombra.

— De acuerdo.— respondo asintiendo.— Tengo que irme.

Sin dejarlo responder, corro de vuelta a la sala de terapia genética y al salir de ella con un par de papeles en la mano, tropiezo con un chico de cabello brillante.

— Fíjate por donde caminas.— replico, mientras recojo un par de papeles y el se agacha para recoger el tercero.

— Lo siento. — responde con dureza, tal vez disculparse no sea su fuerte. Por el rabillo del ojo lo analizo: su complexión es ligeramente delgada, tiene la piel pálida y carece de un marcado doble párpado, y aun así sus ojos son grandes e intimidan como señal de agresividad, de prepotencia, su cabello es color castaño y se le forman ligeros rizos al frente. Es atractivo, pero su postura indica arrogancia.

Me regresa la hoja y le intento dirigir una sonrisa, me la regresa rápidamente y planea seguir su camino, pasando a mi lado y yo doy un par de pasos antes de que su voz me detenga.

— Oye— me llama, o eso creo.— Ehh...

Si, es a mi: me doy media vuelta.

— Nita.— por dentro quiero sonreír por que es demasiado atractivo, no tanto como Tobias, pero me pone nerviosa de alguna manera.

— Nita, hola. — asiente— Acabo de enterarme de que mi vida es una mentira, pero me dijeron que Chicago es... — frunce los labios.— Una pequeña parte de algo enorme.

—Si, es solo una ciudad más de miles que hay en el mundo.— indico con un leve movimiento de cabeza.

— Lo sé, cuesta hacerme a la idea.— se rasca la nuca y de manera inmediata deduzco que también lo pongo nervioso.— Quisiera saber si alguien podría ayudarme a entender, me interesa saber más.

— Si, claro.— respondo, ansiosa y con una sonrisa, esto no es propio de mi así que carraspeo.— Hay varios mapas en el Centro de Control, si quieres puedes ir y pedirlos.

Ríe y se mete ambas manos en los bolsillos del pantalón.

— No conozco, te lo recuerdo.— alza las cejas, ocultando una sonrisa tras sus rosados labios.

— Muy bien.— sonrío también.— Sígueme.

— Soy Peter, por cierto.— se presenta cuando llega a mi lado.— Peter Hayes.

— De acuerdo, Peter Hayes, seré tu guía el día de hoy.— intento contener mi emoción, pero el ligero aroma que desprende a calor y jabón me controla totalmente.

Damos varias vueltas y le digo que tengo que dejar los papeles en cierta zona del edificio, se ofrece a acompañarme para que le muestre más del lugar, mientras le explico algunas cosas básicas para que comprenda mejor su tamaño en el universo. Sé que para él es difícil digerir tanta información de golpe, pero intento resumirlo.

Vivir por ti (Divergente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora