Finales alegres

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Las semanas pasaban.
Mi entrenamiento no avanzaba. Tenía que lograr que, al sacarme los guantes, donde estuviese parada o tocase no se congelara. Y no podía hacerlo. Llevaba cuatro semanas intentándolo. Hagrid me decía que iba mejorando, que cada vez resistía más, pero yo no veia una diferencia.
Básicamente era relajarse y confiar en que lo haré. Pero no puedo.
Practicaba durante 1 hora, ya que Hagrid, este año, daba clases.

Los días seguían pasando y yo cada vez me frustraba más.
Estaba en mi habitación, y Nat, con quien últimamente pasaba parte de mi tiempo, finalmente me pregunta.
-¿Porque usas guantes?
-Es que tengo las manos frias.- dije intentando sonar convincente.
-Sabes que no te creo. Puedes decirme. No puede ser tan malo.
-Es que no puedo contarte, ojalá me dejaran. Además me tratarías diferente.- *mierda* no tendría que haber dicho eso.
-¿Enserio piensas eso de mi?
Y ese fue el inicio de una discusión, la cual no terminó muy bien.
Me enoje mucho y note como cada vez hacia más frío. Intente relajarme pero no pude. Seguíamos discutiendo, hasta que Nat se queda paralizada mirando mis manos. Las observo y esta congelando las sabanas. Me levanto, mis pies al tocar el piso, crean una fina capa de hielo sobre este.
Salgo corriendo, dejando hielo por el piso. Me dirijo al bosque para calmarme.
Llego, me apoyo en un árbol y intento relajarme. Tenía lágrimas en el rostro y mi cabello estaba azul. Siento como el suelo y e arbol se congelan. Empiezo a descargarme con todo a mi alrededor. Con un movimiento de mano dirigido hacia el objeto.
Escucho que alguien rompe un rama. Es obvio que intentaba pasar desapercibido, pero no le resultó. Volteo rápidamente y veo al profesor Lupin. Seco mis lágrimas rápidamente.
-___ ¿estas bien?
-Si profesor, no es nada.- intento sonreír.
-Pues parece todo lo opuesto.
Suspiro fuerte.
-Soy un fenómeno.
-No digas eso.
-Soy la unica, y si se enteran me veran como algo raro. Soy un fenómeno.- dije casi gritando.
-No lo eres. En todo caso, yo también lo soy.
Sabía de que hablaba, el era un hombre lobo, lo había visto desde hacia dos semanas. Eso explica sus cicatrices.
-¡¿De que habla?!¡ Hay millones como usted!
Se quedó callado. Supuse que él ya sabía que yo sabía.
-¿Que es lo que sabes?
-Se todo. Es un hombre lobo.
-¿Desde cuando...?
-Hace bastante.
Estaba sorprendido. Me miraba a los ojos, luego miró todo lo que hice.
-___, todos somos fenómenos a nuestra manera.- dijo.
- Pues yo sobrepaso lo fenomenal.
-Tu misma lo dijiste, eres única. Irreemplazable.
-No me agrada mucho esta idea.
Yo seguía congelando. Y cada vez con más fuerza. Tenía miedo de de causar una catastrofe
-Tranquilizate.- dijo, se iba acercando lentamente.- no lo permitas.
Mi repiración estaba acelerada, estaba nerviosa. Sentia que explotaría. Sentia como me debilitaba. Creo que me estaba desmayando. Probablemente estaba pálida. El profesor me ayuda a sentarme en el piso, evitando una caída.
-Te haría bien comer un poco de chocolate.- dice ofreciéndome un pedazo.
Intente agarrar el trozo, pero apenas lo toque, este se congeló.
Se arrodilla a mi lado.
-Cierra los ojos.- dice.- No tengas miedo. Relajate
Hice lo que me dijo.
-Abrelos los ojos. Confía en ti. -
Y me fui tranquilizando.
Tomó mis manos, las observó. Observó la marca en la palma de mi mano, la que todos los Krillyanals tienen de acuerdo a si son cálidos o fríos. La mia era un copo de nieve. Las cerró y las envolvió con las suyas. Comenzaba a sentir el clima cálido.
Me miró a los ojos, sonrió. Linda sonrisa. Observó como todo se descongelaba. Yo lo seguía mirando. Vuelve la vista hacia mi. Suelta mis manos y finalmente me da el trozo de chocolate. Lo acepto con una sonrisa. Me estaba ¿sonrojando?. Mi cabello de un color rosa apagado.
Vuelvo a la realidad, miro sorprendida mis manos. ¡No tenian guantes!¡Y no congelaban!
Estaba sorprendida. Y el profesor se dio cuenta.
-Tarde o temprano iba a pasar.
Seguía pasmada.
-Emm.. ¿Gracias?- dije
-Linda lo hisiste tu sola.
¿Linda? Me dijo linda. Me sonroje, el lo notó, fingió no darse cuenta, pero lo notó. Me sonrió. Sonreí. Solté una carcajada. Me tumbe en el piso. Levante los brazos y examinaba mis manos desnudas debajo del cielo. Ya ni siquiera me acordaba lo que había pasado minutos antes. Estaba contenta. Seguía riendo, podría haber llorado de la emocion. Le contagie la risa a Lupin.
-¿Como te sientes?.- pregunta.
-Genial. No tiene idea.
-Y... ¿Se puede saber que había pasado?
- Una estúpida pelea.
-No debió ser tan estúpida como para llevarte a esto.
Reí.
-¡Tengo que decirle a Hagrid!
- Pues ve. Te acompaño.
Mientras caminábamos le pregunte:
-¿Tendria que contarle a una amiga lo que... soy?
-¿Ese habrá sido el motivo de la pelea?
-Tal vez.
-Pues, si puedes confiar en ella ¿por que no?
Me lo quedé pensando.

-¡Hagrid!- grite tocando la puerta, emocionada.
El la abre, sobresaltado. Les muestro mis manos, no entiende lo que le quiero decir. Las sacudo, él abre mucho los ojos y comienza reírse. Lupin también lo hace.
-Será mejor que yo vuelva al castillo. Tengo que preparar unas cosas para mañana.- dice el profesor.-Adiós, chicos.- y se retira.
-___ será mejor que me digas lo que paso.- dice Hagrid.- Entra.
Y entonces lo conté todo. Le conté la pelea y como Lupin me ayudó. Sin el, estaría quien sabe como en medio del bosque.
Seguimos conversando.
-¡Mierda! ¡La tarea de pociones!-
Por Merlin la había olvidado. Mañana era lunes.
Hagrid se ríe.
-¡Adiós Hagrid!- dije saliendo corriendo de ahí hacia el castillo.
-¡Adios ___!- lo escuche gritar.
Me puse de nuevo los guantes sólo para asegurarme.

No Me Importa Lo Demás (Remus Lupin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora