No Me Importa Lo Demás (Remus Lupin)

Dia después

Narra ___.
Me desperté en mi habitación del número 12 de Grimauld Place. Lo primero que me vino a la cabeza fue lo de anoche.
Tranquilamente podría haber sido un sueño, pero el dolor que sentía en el hombro fue por el golpe que le di a una serpiente cuando doblé en una esquina.
"Tonta" me había dicho.
Luego recordé lo demás. Me habían expulsado de Hogwarts y me busca el ministerio para mantenerme encerrada.
Luego recuerdo que aparecí en la cocina de aquí. Y el resto es confuso.
Empecé a llorar. ¿Cómo iba a repercutir todo esto en mi futuro?
No podría salir a la calle sin sentir miedo, viviría encerrada en un lugar. Nunca podría ser auror. No sería libre.
Estuve llorando un buen rato. Hasta que paré y fui al baño para lavarme la cara y bajar a desayunar. Mi cabello era de color azul muy oscuro, de lejos se vería negro. Estaba muy deprimida.
Mientras bajo las escaleras escucho dos voces que vienen de la cocina.
Entro y se quedan callados.
Sirius y Remus. Los miro con una mirada triste. Suspiro. Intento hacer una sonrisa.
-¿Que hay de desayuno?
Sirius suelta una carcajada.
-No creo que quieras desayunar ahora. Son las tres de la tarde. Recién terminamos de almorzar.- dice Sirius.
-¿Porque no me despertaron?
-Tuviste una noche difícil.
-¿Se enteraron lo que pasó?
-Si. Lo lamento __*. Ya lo solucionaremos.-dice Sirius. Me mira como si me tuviera lástima.
Me miro como estoy vestida. Una remera que me queda súper grande con un estampado de una banda de rock de los '80, unos pantalones negros súper sueltos y las medias del colegio. *Ridícula* pensé.
-¿Como...?- pregunté señalando la remera.
-Si... Bueno... En medio de la noche, cuando sin querer se me cayó un libro en frente de tu habitación, entré para ver si te habías despertado. Y si, pues, te traje algo de ropa para que durmieras más cómoda. Tenías tu ropa del colegio. ¿No te acuerdas?- me cuenta Sirius.
-De verdad que no. Gracias.- vuelvo a mirar la remera.- ¿Rolling Stones?
-Una banda muggle. Era muy buena música. Si mi madre se hubiera enterado que la tenía me hubiese hecho la maldicion Cruciatus.
Reí. Se sentía bien. Mire a Remus que parecía divertido ante el comentario.
-Sabes...- dice por primera vez.- quedó algo para que te hagas un sandwitch.
Fui a prepararme un sandwitch. La conversación me dejó pensando en que todas mis ropas y pertenencias quedaron en el castillo, y creo que no las recuperaré.
Mientras comia, ellos se quedaron en la mesa.
-___ ¿de donde sacaste las perlas que usaste para llegar aqui?- pregunta Remus.
-Emmm... Me las dio Dumbeldore a fines del curso anterior.
-Tuviste mucha suerte, son difíciles de conseguir.- comenta Sirius.
-Suerte que me acorde que las llevaba conmigo. Había conseguido llegar a la biblioteca para buscar en los libros una manera de desaparecer.
Entró una ráfaga de aire frío y empiezo a temblar.
-Sabes... ¿No tendrás alguna chaqueta o algo más abrigado para prestarme? Me estoy muriendo de frío.
-Supongo que si. Ire a ver.
*Mierda* pensé, no queria que me dejara sola con Remus.
Otra corriente fria entró y yo harta de temblar, con un movimiento de mano, utilizando el poder de aire, cerré la ventana.
-Vaya, te va mucho mejor con todo eso ¿verdad?- pregunta Remus.
Asentí con la cabeza. No tenía ganas de hablar con él.
Luego llega Sirius.
-Oigan no les haría mal conversar. __* encontre algo, lo dejé sobre tu cama.
-Gracias.
Termino mi sándwich y vuelvo a mi habitación. Donde los pensamientos me inundan otra vez y le sigue el llanto.