Capítulo 4: Dos Facetas

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     Narra Dominik

    Llegamos a mi casa  y aquella chica miraba todo con mucha atención, en cierta forma era gracioso. No se desde cuando pero cuando se trata de ella todo en mi cambia, cuando vi a William y a Jackson encima de ella mi auto-control se fue al diablo, tenía ganas de matarlos a golpes pero escorias así merecen un castigo mejor, uno que sólo James y yo podemos darles.

__ Yo...- hizo una pausa.- ¿Que hago aquí?.- preguntó confundida.

__ No se si te has dado cuenta pero estas hecha un desastre.- respondí mientras la miraba.

__ No te haremos nada, confía en nosotros.- dijo James sonriendo.

__ Esta bien.- murmuró para luego soltar un leve suspiro, realmente no tiene opción. 

__ Joven amo.- llegó Sebastian, el mayordomo.- Bienvenido.- añadió.- Tal parece que tenemos visita.- finalizó sonriendo.

__ Si, subiremos a mi habitación.- respondí.- James.- llamé a mi amigo.- ¿Que vas a hacer?.- pregunté.

__ La verdad no lo se.- respondió sin mucho interés. 

__ Si quieres puedes quedarte.- dije para luego soltar un suspiro.  

__ Volveré luego, aprovecha el tiempo a solas.- me guiñó el ojo para luego irse.

__ Imbécil.- susurré.- Vamos.- dije mientras tomaba a aquella chica por su  fina cintura.- Sebastian, lleva a mi habitación un botiquín de primeros auxilios.- pedí para luego mirarlo y este asintió. Subimos las escaleras y luego llegamos a mi habitación.

__ Tengo una duda.- habló.- ¿Por qué haces todo esto? ¿Por burla? ¿Por lastima? ¿Por qué?.- preguntó mientras me miraba con sus ojos negros. Esas preguntas me hicieron reflexionar ¿Por que lo hago?

__ No lo se.- respondí.- Simplemente no lo se así que no preguntes nada.- añadí desviando la mirada.- Si quieres puedes darte una ducha, pediré ropa de tu talla.- dije mientras me giraba para salir pero su pequeña mano me detuvo. Sentí calidez, algo que en mi vida no tenia; me giré y allí estaba ella con sus mejillas coloradas, mi corazón latió rápido y un cosquilleo me invadió ¿Pero que diablos? ¿Que demonios me esta pasando?

__ G-gracias.- dijo cabizbaja.- Por todo, muchas gracias.- añadió para luego soltar mi mano, la frialdad volvió y un vacío quedó ¿Por qué?

_ N-no es n-nada.- dije tartamudeando.- Enseguida vuelvo.- sonreí para luego salir de la habitación.

Narra Camelia

     Me he sonrojado,  esto no puede estar pasando. Cuando tomé la mano de Dominik sentí una corriente eléctrica por toda mi columna, su mano era fría pero suave, a mi parecer era agradable y me pregunté que tal se sentiría una caricia de su parte. 

 ¿Pero que diablos? No, no, no.

    Decido dejar de pensar tonterías así que me adentré al baño y este era gigante, me quité la chaqueta de Dominik y entré a la regadera, el agua tibia recorría mi cuerpo y era tranquilizante, escuché la puerta abrirse y era la figura de una chica.

__ ¿Quien eres?.- pregunté mientras asomaba mi cabeza.

__ Yo... Soy Melina.- respondió.- Soy una de las sirvientas.- añadió- Ella era de piel morena, un poco alta, al menos más que yo, sus ojos eran azules y su cabello era castaño claro, el cual le llegaba a los hombros.- Vine a buscar tu ropa para lavarla.- explicó.

__ O lo que queda de ella.- murmuré.- Es un gusto conocerte Melina, yo soy Camelia Collins.- me presenté

__ El gusto en mío.- dijo sonriendo.- Entonces me voy, con su permiso.- murmuró para luego tomar mi ropa e irse. Pasado un rato tocaron la puerta nuevamente. 

Tu Eres El Polo Norte y Yo Soy El Polo Sur (Dominik Santorski)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora