Capítulo 29: Camino espinoso

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           Narra Camelia

          Habían pasado 6 meses desde que Dominik había partido a Polonia, y las cosas estaban relativamente normales. Sin embargo, mi depresión había vuelto.  Hacía de todo para mantenerme fuerte tal y como se lo había prometido a Dominik pero la realidad es que no es fácil estar en esta situación.

      Desde nuestra separación física algunas cosas han cambiado; mi primo Novak esta en su carrera universitaria. Si, suena una completa locura pero es un chico inteligente y mas que eso su sed de venganza mueve su vida, o al menos lo que queda de ella. Melina y Alexa se han vuelto mis hermanas y tanto James como Elliott suelen visitarme a menudo. Sin embargo, algo falta... Faltan esos ojos azules que me daban paz. Si bien mis amigos estan a mi lado apoyándome el dolor no desaparece, la soledad no disminuye y el vacío que siento no se llena con cigarros o con cortes, esos no son el remedio adecuado para mi dolencia. 

      Mis padres seguían trabajando como locos y su atención hacia mi persona era mínima. Me sentía tan sola que al final solo buscaba aislarme de todos, no existía gran diferencia. Luego de clases me dirigía a mi cueva, a ese lugar que sólo yo conocía y a ese lugar que tiene una parte de él. Esa cabaña donde fue nuestra segunda y ultima vez, se convirtió en el lugar donde las lagrimas, y los pensamientos tanto negativos como positivos se abrazaban entre si. También solía observar las rosas, no me sentía bien al cortarlas así que sólo las acariciaba; pero esta demás decir que siempre terminaba con una herida y no sólo me refiero a las espinas, si no también a los recuerdos. 

           Un camino espinoso.

          Eso era lo que Dominik y yo teníamos por destino; sin embargo, no todo es gris. Suelo hablar con el por toda vía posible y por las noches, cuando el no esta tan agotado por su trabajo y cuando yo no me quedo dormida, hacemos videollamadas que si bien nos acerca un poco también hace que la necesidad de volver a vernos se intensifique. El verlo y saber que está tan lejos me produce cierto dolor, pero mas que eso... Me estoy volviendo una persona cerrada. Ya no es tan fácil expresarle mis sentimientos a él ni a nadie.

           Antes de poder seguir en mis pensamientos mi teléfono suena y es Novak, quiere que le acompañe a la biblioteca. Me levanto con pesadez y trato de organizar todo; me doy un corto baño y en media hora estoy lista para dejar mi cueva. Al ver mi reflejo me siento asqueada de lo que veo. Frente a mi esta una chica, una que llora por las noches y que se asfixia con sus propios pensamientos, veo una chica destruida por la ausencia de la persona que que quiere, y también veo a una chica estúpidamente enamorada. Esa chica es la viva imagen del lado espinoso del amor, esa parte que es dolor y sufrimiento. Pienso en golpear el vidrio pero me contengo al mirar mi puño, los nudillos tienen raspones y moretones, clara muestra de que mi paciencia al acabarse causa disturbios. Debido a la insistencia de Novak accedí a acompañarle a la biblioteca, luego iremos a casa y cada uno se encerrará en su habitación, casi siempre es así y no es por su culpa ya que el intenta pasar tiempo conmigo pero yo prefiero encerrarme en mi habitación y escuchar música a todo volumen. 

 __Gracias por acompañarme, Camelia.- me da un abrazo el cual correspondo.

 __ No es nada, Novak. Creo que salir me hará bien... Y fumar un cigarro también.- musito mirando el alrededor.

__ Fumar es malo, Camelia. No le hará bien a tu salud.- yo río.

__ ¿Ahora eres doctor?  Si mal no recuerdo esa no es tu carrera.-el niega con la cabeza.

__ No hay que ser doctor para saberlo...  Y en mi guardia no fumarás.- concluye para luego tomarme de la mano y dirigirnos a la biblioteca. Al menos estaría distraída durante un par de horas.

Tu Eres El Polo Norte y Yo Soy El Polo Sur (Dominik Santorski)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora