Capítulo 18: Buenos días

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    Narra Dominik

    El sol invadió mi habitación y yo estaba sentado en el frío suelo, poco me importa si luego me enfermo. Estaba centrado en otra cosa, estaba observando a Camelia dormir ¿Cómo puede ser tan bella? Para mi esta chica es la mejor de todas y la elegiría de nuevo sin dudar. 

__ Tan linda, tan frágil...- murmuré mientras le quitaba unos cabellos rebeldes que estaban sobre su frente.- Tan lastimada, tan herida...- coloqué aquellos mechones oscuros detrás de que oreja.- ¿Cómo fue que terminé  enamorado de ti?.- le pregunté aunque sabía que no respondería ya que estaba profundamente dormida. Sonreí.- Eres lo opuesto a mi, Camelia. Pero tenemos cosas en común, cosas que son más fuertes que nuestras diferencias.- finalicé para luego besarle en la frente. Me levanté con cuidado y fui a la cocina, ella despertaría pronto y necesitaba que todo estuviera listo.

__ Buenos días, Sebastian, contigo quería hablar.- hablé a penas le vi.

__ Buenos días, joven Dominik. ¿Qué desea?.- preguntó con tono educado como siempre.

__ Necesito que vayas a comprar unas cosas.- baje las escaleras y me dirigí al despacho de mi padre el cual estaba vacío.- Son cosas sencillas, pero puedes ir con alguna de las sirvientas si lo prefieres.- tomé un bolígrafo y una hoja de papel. Anoté lo que necesitaba y se la entregué. El me miró dos veces.- Te quiero aquí con eso en una hora como máximo.- el asintió y se fue. Salí de allí y me dirigí a la cocina, suspiré fuerte. 

    Aquí voy...

__ Buenos días.- me saludó Melina.

__ Buenos días, Melina.- me senté incómodo en uno de los taburetes.- Mmmm.- ella me miró confundida.

__ ¿Pasa algo?.- me lo pensé un momento, no sabía como formar las palabras. 

__ Bueno, quería saber... Ya sabes, ehmm...-me resigné.- Quiero saber como hacer un buen desayuno.- Solté por fin.

__ ¿Ah? No entiendo.- dijo confusa.

__ Es que bueno...- me removí incómodo.- Quiero prepararle el desayuno a Camelia, ya sabes... Pequeñas detalles que les gustan a ustedes las chicas.- susurré avergonzado. A penas terminé la oración unas escandalosas carcajadas se hicieron presente. Gruñí con fastidio, sabía que esto iba a pasar.

     Demonios.

__ Esto no lo esperaba, en verdad que no.- siguió riendo.- Esperaba la apocalipsis zombie pero esto en verdad no lo esperaba, estoy sorprendida.- se calmó un poco.- Quien lo diría, hasta el joven Dominik puede ser tierno algunas veces.- sonrió y le lancé una mirada asesina.

__ No hagas que te despida, estúpida Melina.- dije entre dientes y ella rió.

__ No son necesarias las amenazas,  Dominik.- se acercó con una cesta de frutas.- Lo ayudaré y guardaré su pequeño secreto.- me guiñó el ojo.

__ Me parece bien, así tu madre no se entera que tienes a una chica rubia en tu habitación.- ella abrió los ojos sorprendida pero luego sonrió con tranquilidad.

__ No esperaba menos de ti.- rió.- Corte estas frutas, no debería ser difícil. ¿O si?.- gruñí.

__ Dame el bendito cuchillo.- ella me lo pasó y estaba dispuesto a cocinar por primera vez en mi vida.- Esto no debe ser tan difícil.- rodé los ojos.

    Narra Elliott

    Seguía en el mismo lugar, en ese lugar donde todo es blanco. Estaba sentado mirando el alrededor. ¿Como fue que terminé aquí? Seguía meditando el asunto, además de que pensaba en mis posibles opciones de escape. Bastante estúpido considerando que este lugar no tiene ni siquiera una ventana. 

Tu Eres El Polo Norte y Yo Soy El Polo Sur (Dominik Santorski)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora