Chapter 26.

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Con la esperanza de que los soldados de la retaguardia nos alcanzasen y así nos diesen su apoyo, avanzamos hacia el bosque. A lo lejos pudimos divisar unos cuantos titanes normales, dos de seis metros y uno de diez. Pero no podía ser que aquellos titanes hubiesen causado tantas bajas, ¿o sí?

Imposible, debía haber un titan anormal cerca. Pusimos todos nuestros sentidos alerta hasta que uno de los titanes de seis metros nos vio y se abalanzó contra nosotros. Saltamos de nuestros caballos y comenzamos a movernos por los aires, llegando así a los árboles, una situación ventajosa para nosotros.

Clavé mis ganchos en la corteza de los robustos árboles, seguida de Mark y Vista que comenzaron a rodear al titan que se nos había acercado, para distraer su atención. Con sus amorfas y gruesas manos comenzó a dar mandobles en el aire, intentando atrapar a mis compañeros o agarrar su cables. Vista paró un segundo en un árbol, para a las pocas décimas de segundo propulsarse lejos, justo a tiempo para no ser aplastada por la enorme mano de aquella cosa. Una columna de vapor blanco salió de su mano herida y probablemente rota. Mientras giraba su cabeza para seguir la trayectoria de Vista yo aproveché acercándome a él por detrás, y mientras Mark machacaba sus ojos con las filosas hojas de su equipo, yo clavaba con fuerza mis cuchillas, sabiendo que detrás estaba Vista, guardando mis espaldas contra un posible ataque. A lo lejos podíamos ver cómo Jean, Connie y Armin avanzaban hacia adelante, esquivando con soltura al gigante de diez metros. El mismo gigante se dirigía hacia nosotros. Esta vez fui yo la que hizo de cebo, moviéndome rápida y escurridiza entre los árboles, esperando el momento en que Mark diese el golpe de gracia. Otra columna de vapor salió disparada por encima de los árboles, y un grito se escuchó resonar entre los troncos.

Todos quedamos quietos, mirándonos los unos a los otros lo suficientemente altos para que la única bestia que sobrevivía no nos alcanzase. El grupo de Jean permanecía intacto, al igual que el nuestro; entonces, ¿de quién era aquél grito? Otra vez se volvió a escuchar el mismo sonido.

    —¡Vamos! ¡Hay que encontrarlos! —Jean habló esta vez.

A toda velocidad, e intentando mantener alejado al titan, comenzamos a avanzar adentrándonos cada vez más en el frondoso bosque. La luz empezaba a mermar debido a que las copas de los árboles apenas dejaban que los rayos del Sol llegasen al suelo.

    —¡Liu! —Vista y yo comenzamos a gritar. Tenía que estar vivo. Ese imbécil no podía morir.

    —¡Capitán Klaus! —Pero ninguno respondía. Fue entonces cuando el bosque comenzaba a despejarse, los árboles cada vez estaban más alejados unos de otros y a poca distancia podíamos ver una enorme y enmarañada masa de pelo.

Mediría aproximadamente diecisiete metros de altura; con el torso descomunalmente ancho, al igual que sus brazos, que contrastaban con su reducida cabeza. Sus brazos rozaban casi el suelo, extremadamente largos. Todo su cuerpo estaba cubierto de pelo; parecía un simio, sólo que caminaba erguido.

    —¿Qué coño es eso? —Preguntó Mark. Los soldados del grupo de Levi parecieron palidecer al instante.

    —El titan simio...

    —¿Lo habías visto antes? —Asintieron.

    —¡Mirad! ¡Es Liu! —Vista comenzó a señalar una figura, que huía a toda velocidad hacia el bosque. Le perseguía aquél mono gigante—. ¡Liu!

Posados sobre la copa de un enorme árbol comenzamos a hacer señas a Liu, el cual nos vio. El titan de diez metros quedaba a nuestros pies y el simio estaba tras él, acercándose con pasos lentos e intentando agarrarlo.

    —¡Liu! —grité. Intenté clavar mis ganchos en un árbol cercano para luchar contra aquél simio enorme; Liu tan sólo necesitaba unos pocos segundos de ventaja. Sólo sería distraerlo, pero una mano me paró en seco.

    —No, Prot.

    —Armin déjame ir.

    —No. En ese terreno somos vulnerables. Lo único que harías sería morir.

    —¿Pero no ves que Liu necesita tiempo?

    —¿Y de qué le va a servir si ese titan te atrapa? Es.. Es completamente distinto a todos los que hemos visto antes. Es... inteligente.

    —¿Qué? —Me giré, mirando a Liu con angustia. Por mucho que huyese el titan le daba alcance, hasta el punto de que estaban a apenas unos metros de encontrarse—. No puede ser... —El titan alargó una de sus peludas manos, intentando atrapar sus cables, pero Liu lo consiguió repelerlo a duras penas—. No... No, no, no —comencé a gritar presa del pánico. Una de las manos del simio agarró a Liu por el pecho, oprimiéndolo por completo—. ¡No! ¡Liu!

Me lancé al siguiente árbol sin pensarlo, usando el gas suficiente para que el titan que nos esperaba a los pies del pino no me alcanzase.

No era posible, no podía estar pasando esto. Habían atrapado a Liu. En cuanto el titan simio tuvo agarrado a Liu se dio media vuelta y comenzó a andar, alejándose hacia la planicie.

    —¡No! ¡Devuélvemelo! —Estaba furiosa, apenas podía coordinarme del ataque de rabia y nervios que tenía. A mis palabras el simio se giró, mirándome fijamente y esbozando lo que parecía una sonrisa. ¿Qué estaba pasando? Mis cables se enredaron haciendo que cayese contra una rama que atinó justo en mi estómago. Bajé en caída libre mientras sentía algo cernirse sobre mi cintura y piernas. La mano del gigante de diez metros me había atrapado y apretaba con fuerza. Pero, obviando mi destino, yo sólo podía ver cómo el simio gigante se llevaba a Liu. Ambos desaparecieron de mi vista, cegada por las lágrimas mientras el titan me acercaba a su boca, con ésta bien abierta; mandando hacia mi su nauseabundo y horriblemente caliente aliento.

    —Liu...


Shingeky no kyojin. El despertar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora