El estridente sonido de una puerta metálica al abrirse me despertó. Y por un momento creí estar muerta, ya que aún abriendo los ojos no conseguí ver nada. La oscuridad se alzaba ante mi grande e imponente sin un atisbo de luz que pudiera guiarme.
¿Dónde estaba? Intenté hacer memoria, y lo último que recordaba era que en nuestra huida el titan simio había desaparecido. Escuché como la misma puerta que me había despertado se volvía a cerrar con el mismo estruendo y dejando como recuerdo una leve vibración sobre el resto de la habitación. Pronto averigüé que era una celda de piedra y sin más salida que una puerta metálica con tan solo un ventanuco por el que se renovaba el aire. Aquella densa oscuridad hacía que te faltase el aire, que te encogieses y te diera miedo no saber si tenías los ojos abiertos o cerrados. De vez en cuando se escuchaban los quejidos y murmullos de otros presos. Algunos maldecían, otros suplicaban en medio de sueños. Sentada en mi cama, con la espalda pegada a la pared era incapaz de relajar mi postura. ¿Por qué estaba ahí? Liu y yo debíamos hablar cuanto antes con Hanji y contarle todo lo que había sucedido. ¡Liu!
La puerta de mi celda se abrió, haciendo que saltase por el miedo y que poco a poco se colase una pequeña y tenue luz rojiza.
Dos personas entraron. Llevaban la cara tapada por lo que no pude reconocerlos hasta que al fin hablaron.
—Prot, ¿cómo te encuentras? —Era Hanji, de un salto me levanté de la cama y la abracé con fuerza.
—Bueno, tan mal no debe estar si es capaz de saltar así. —La otra persona era Mark. Me giré y lo observé sorprendida y con lágrimas a punto de desbordar mis ojos. Retiró su capucha, alzó su mano y acarició mi cabeza, revolviendo mi pelo mientas sonreía—. Ya te vale, menudo espectáculo habéis dado.
Medio riéndome me giré, dando la espalda a Mark para poder mirar fijamente a Hanji.
—¿Por qué estoy aquí? ¿Y Liu? ¿Dónde está Liu? —Pronto una sombra de tristeza asomó por el rostro de Hanji, quien me miró fijamente con los labios apretados en una finísima línea.
—Liu y tú... sois considerados traidores. Estás arrestada en esta celda hasta que la Policía Militar decida qué hacer con vosotros.
—¿Qué? ¡¿Traidores?! ¡¿Pero de qué —Mark tapó mi boca impidiendo que gritase más.
—Sssshhh —susurró Mark—. Nadie sabe que estamos aquí, Prot. No la cagues. —Fruncí el ceño, ¿cómo no iba a saber nadie que ellos estaban aquí? Alguien de la Policía Militar les debía haber dejado pasar.
—La primera noticia que tuvimos de vosotros es que estabais muertos. Las cosas... las cosas no han sido fáciles desde que el titán simio os secuestró. —Hanji se sentó sobre el colchón, haciéndome que la acompañase—. La misión en la que el titán simio os cogió no fue más que un fiasco. Con ella pretendíamos saber las verdaderas intenciones de nuestro enemigo. Sabíamos que querían a Klaus, lo que no sabíamos era si lo querían vivo o muerto. También deducíamos que querían tener en su poder a Liu; pero no tuvimos motivos para realizar aquella locura de incursión hasta que Klaus te amenazó directamente a ti. ¿Por qué te había amenazado a ti? ¿Qué interés podían tener en un soldado raso? Ahí Klaus me abrió los ojos, y gracias a su soberbia y falta de contención de la rabia pude vislumbrar lo que ocurría.
»Mis conclusiones fueron que debía haber muchos más espías a parte de Klaus, y que su misión no sería tanto el poner trabas e informar de nuestros movimientos al enemigo, si no seleccionar sujetos para convertirlos en armas... o más bien titanes. Decidimos poner entonces a tiro a todos aquellos que yo creía que podían haber sido seleccionados por los espías. Por lo general gente que en un principio había venido de fuera de las murallas. Gente cuya familia ahora no se sabía dónde estaban y que nadie echaría de menos. Gente que desde un principio no pertenecía a este lugar.
Se hizo el silencio mientras Hanji nos lo explicaba su cara iba tomando un matiz más y más maniaco debido al entusiasmo.
—La misión salió más o menos como esperábamos, varios de los soldados infiltrados se desvelaron, intentando desviar la atención y llevar a Klaus lo más apartado posible en cuanto el titan simio apareció. Sabíamos que fuese lo que fuese lo que enviasen, iría derecho a por Liu. Lo que no esperábamos era que apareciese aquél titan.
Los ojos de Hanji se iluminaron, desde luego se podía ver lo emocionada que se encontraba al recordar a aquél monstruo.
—Logramos atrapar a a algunos de los espías e incluso recuperamos a Klaus. Pero la mayoría de ellos cometieron suicidio en su celdas antes de que pudiéramos siquiera interrogarlos. —Miró al suelo, ya que ahora no hablaba como comandante, si no como mi amiga—. No fui capaz de recuperaros a Liu y a ti, y ahora por mi culpa estáis encerrados los dos.
Quedamos en silencio, un silencio tan profundo y denso que apenas nos dejaba respirar.
—Hanji tú no podías hacer más.
—Sí, podría haberos salvado...
—Pero —la mano de Mark sobre mi hombro me cortó.
—No es el momento de ponernos pusilánimes ahora. En cualquier momento se darán cuenta de nuestra entrada. Debemos darnos prisa —dijo con resolución. Hanji asintió y volvió a dirigir su atención hacia mi.
—Cuando llegasteis nos dijeron que estabais muertos por las grandes heridas que os había causado el enemigo. Pero yo no podía creerlo. Liu es prácticamente indestructible, y él jamás hubiera dejado de luchar si tú estuvieras en peligro. El Gobierno nos obligó a soltar a Klaus, y ahora las Tropas de Reconocimiento están bajo vigilancia constante y nuestras filas están llenas de traidores. Prot, estamos solos, pero conseguiremos sacaros de aquí a los dos.
Me tomó por los hombros y con la cara iluminada sonrió, haciendo que de su cara pareciese borrarse todos los signos del cansancio que estaban impresos en ella.
Lo que Hanji me había contado me había devuelto de golpe al mundo, ahora todo era tan complicado. ¿De qué serviría que nos sacasen de la cárcel si seríamos unos prófugos buscados por el gobierno? Tarde o temprano nos matarían; o peor, nos entregarían a la gente del exterior para transformarnos. ¡La gente del exterior!
Di un enorme bote y agarré a Hanji con fuerza, casi desesperada.
—Hanji, cuando el titán simio nos secuestró descubrimos la verdad —dije temblando, intentando contener las palabras que pugnaban por salir a tropel y confundir aún más a mis interlocutores.
Intentando pensar bien mis palabras antes de atreverme a abrir la boca y volverlos locos, les conté con todos los detalles de los que era capaz de recordar lo que había ocurrido antes de ser encarcelados.
Poco a poco la cara de Hanji y Mark se iba congestionando más y más. Conforme les iba revelando la verdad podía ver en sus ojos una pequeña llama que iba creciendo, alimentada por cada palabra que arrojaba.
—Ahora todo... —Hanji se frenó en seco, se levantó de la cama y buscó en su capa un pequeño bulto que inmediatamente me entregó—. Ahora no podemos sacarte de aquí. Cuando averigüemos dónde está Liu vendremos a por ti, y los sacaremos todos juntos. Cuando empieces a escuchar gritos, ponte esto. —Dentro del bulto había una mascarilla y unas gafas especiales para proteger los ojos—. Guárdalo bien y no permitas que nadie lo vea, es el único que podemos darte para que salgas de aquí... con vida.
Antes de irse Hanji me abrazó, espachurrándome contra su pecho y dejándome casi sin respiración. Mark me dio un ligero abrazo mientras colaba un bulto ligeramente más grande que el anterior en mis manos.
—Livanni tiene miedo de que te envenenen. Así que asegúrate de comerlo todo o al que envenenarán próximamente será a mi. —Asentí con una sonrisa en mis labios. Era reconfortante saber que aún había gente que se preocupaba por mi, y lo más importante: que creían en mi, sabía que no era ninguna traidora.
La puerta se cerró tras ellos, dejando en mi interior una sensación de vacío y desasosiego. Quería llorar, sentía los ojos a punto de explotar de las ganas tan horribles que tenía de llorar, pero me contuve. No era el momento de autocompadecerme, debía centrarme en estar atenta y salir de ahí con vida, por mis amigos y por Liu. Ya tendría tiempo de llorar cuando esta pesadilla de guerra hubiese terminado, y entonces, sólo entonces, lloraría de felicidad.
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Shingeky no kyojin. El despertar.
FanfictionLas Tropas de Reconocimiento bailan constantemente con la muerte. Pero, ¿cómo llevarían la existencia de los titanes personas que ni siquiera sabían que existían? Únete a Prot, Liu, Livanni, Vista y Mark en una aventura para descubrir la verdad tras...