Chapter 44.

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    —¿Qué coño es esto? —Miré a Mark impresionada y confusa. Saqué una de las espadas de mi equipo y di con ella contra el cristal con la fuerza, que yo pensé, suficiente como para romper una ventana. Pero aquél muro transparente apenas se inmutó de mi golpe. Miré a través, dentro estaba Liu, semi incorporado, con grilletes en sus manos y piernas y una mordaza en la boca. Sus dedos estaban manchados de sangre, no quería saber si suya o de otros. Parecía cansado y dormido. Golpeé con uno de mis puños el grueso cristal intentando llamar su atención, pero no dio resultado; Liu ni se inmutó.

    —Voy a salir —dijo Mark, a lo que yo asentí.

Enfadada y extrañada intenté llamar la atención de Liu aporreando y gritando con más fuerza, pero no funcionó. Busqué con la mirada algún mecanismo, pero no era capaz de ver nada que estuviera cerca y sirviera para liberar a mi amigo.

Desenvainé ambas espadas y con golpes secos y contundentes intenté destrozar la pared que me separaba de él. Primero con determinación, más tarde frustración y al final desesperación. El olor a quemado, el olor a fuego y ceniza comenzó a llegar hasta mi, pero por más que lo intentaba la pared no se rompía y yo contemplaba impotente cómo poco a poco el filo de mis espadas se mellaba, y una tras otra debía desecharlas.

Con la respiración acelerada y sintiendo calor en todo mi cuerpo comencé a desquiciarme, ¿qué era aquella cosa que no se rompía? ¿Cómo era posible que ni siquiera mis cuchillas lo hubieran arañado? Tiré los mangos ahora inservibles de mis espadas al suelo acompañados de un grito de frustración. Aquello no funcionaba, nada funcionaba; pero debía sacar de ahí a Liu como fuera. Volví a aporrear el cristal, gritando desconsolada, intentando que Liu se despertase.

Las lágrimas comenzaron a resbalar por debajo de mis gafas no sólo por la impotencia, si no también porque el fuego me había alcanzado y ahora el humo era tan denso que ni las gafas, ni la mascarilla eran capaces de contenerlo.

    —Liu... ¡Liu por favor despierta! —Con aquél golpe pude escuchar un "crack", el sonido de mi mano al destrozarse contra el muro. Me agarré la mano con fuerza, lanzando un rugido de dolor. Sujetándome la mano contra el pecho volví a enfrentar el muro.

Apenas podía respirar y ya ni siquiera la máscara era capaz de filtrar todo el humo y las cenizas. Tampoco podía ver a través de los cristales de mis gafas. Todo estaba negro a mi alrededor, a excepción de los ligeros destellos rojizos de las lenguas de fuego que ya comenzaban a asomar. El techo crujía sobre nuestra cabezas, advirtiéndonos con aquél sonido que no tardaría en ceder al fuego. El calor era sofocante, insoportable, dolía y con cada movimiento se hacía más tortuoso.

    —¡Liu! ¡Tenemos que irnos! —El techo volvió a sonar, esta vez más fuerte, más amenazador. Unos pedazos de pared cayeron a unos cuantos metros de mi—. ¡Por favor no me dejes sola!

Estampé mi cuerpo contra el grueso muro de cristal, una última vez antes de caer derrotada en el suelo. ¿Habíamos llegado tan lejos para esto? ¿Tan lejos para tener que dejar atrás a Liu? El dolor de mi mano, ya destrozada se subía como miles de arañas hasta mi codoy hombro, haciendo que resultase insufrible el apoyarme sobre ese lado. El techo volvió a crujir, y a lo lejos podía escuchar los gritos de Mark llamándome. Alcé levemente la cabeza hacia la salida. Pero largas llamas rojizas se deslizaban por la pared, haciendo que varias estructuras de madera pereciesen en el suelo mientras el fuego las consumía. Si me daba prisa podría escapar de ahí, pero... Volví a mirar a Liu, seguía en la misma posición. Se podía ver cómo el humo ya se colaba dentro de la celda en la que estaba.

    —Liu... —No podía dejarlo ahí, más bien no quería dejarlo ahí. Cerré mis ojos con fuerza, lazando una última súplica hacia él. Comenzaba a marearme, me sentía muy cansada y tenía mucho sueño; así que me quedé ahí, creyendo mi destino ya sellado, y tan sólo arrepintiéndome de no poder tomar su manos en nuestros últimos momentos.

Todo a mi alrededor comenzó a crujir, un estruendo enorme se cernió sobre mi, polvo, humo cenizas y brasas que se levantaban del suelo hacia el techo, movidas por una nueva corriente de aire. Pedazos de madera caían sobre mi mientras un agudo grito resonaba dentro de mi cabeza.








Shingeky no kyojin. El despertar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora