Chapter 30.

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    —Bien, toda el área ha sido despejada.

Mis compañeros comenzaron a llegar al tejado en el que esperábamos mi líder de grupo, Hanji. Conforme más gente se acercaba, más curiosidad se generaba en el aire. Sentí algo en mi espalda e inmediatamente una cabeza apareció sobre mi hombro.

    —Así que... —Mark comenzó a hablar, mirando a Liu por encima de mi hombro—. Este imbécil se olvidó de morirse cuando se lo llevaron los titanes.

Estaba demasiado impactada para hablar, demasiado impactada para reaccionar ante lo que había ocurrido. Creía estar en un sueño que pronto se tornaría en pesadilla cuando al despertar Liu volviese a desvanecerse. Aunque el ruido que me rodeaba me decía lo contrario, no era capaz de creerlo.

Con ojos curiosos y mirada intensa Liu me observaba, sentado debajo del edificio en el que descansábamos. Parecía un niño que observaba unas hormigas, solo que en su mirada se podía ver esperanza y añoranza.

    —Bien, habrá que sacarlo de ahí. Necesitamos que tenga su forma humana para que nos explique qué ha pasado. —Hanji comenzaba a hablar entusiasmada, rodeada del resto de líderes de grupo.

    —¿Estás loca? Ese chico ha vuelto de fuera de las murallas convertido en un titan. No me resultaría nada extraño que fuese otro infiltrado.

    —Por el amor de Rose, James. Es uno de nuestros soldados, fue secuestrado, Klaus lo vio. —El recién mencionado Líder Klaus se irguió. No había vuelto a verlo, desde que Liu había desaparecido se había mantenido bastante al margen. Qué extraño que tan solo cuando mi amigo andaba cerca él diese señales de vida.

    —Yo opino lo mismo que Hanji. Fue secuestrado delante de mis propios ojos. Además, nos ha ayudado a cerrar las grietas del muro.

    —¿No entró ese chico en el ejército después de la incursión fuera de las murallas?

Las voces se elevaron hasta un volumen insoportable, líderes y capitanes se peleaban y vociferaban por ser la voz de la razón mientras el resto de soldados observábamos y escuchábamos, asustados; mientras Hanji permanecía en silencio, pensativa.

    —¡Silencio! —Klaus se hizo oír entre el tumulto. Con la cabeza señaló el rostro imperturbable de mi líder de grupo que, mentón en mano, paseaba su vista de los soldados a Liu.

    —¿De qué nos sirve desconfiar? Si es de verdad un espía en su forma titan nos sería muy difícil vencerle. Si es un espía mejor que esté en su forma humana, nos será menos peligroso y más fácil de mover. —Pasó su mano por el pelo, recogido en una coleta—. Y si no fuese un espía, y de verdad nuestro querido soldado hubiese escapado del enemigo; ¿qué menos que devolverle su forma humana para que así pueda descansar y reencontrarse con sus seres queridos?

Todos los altos mandos quedaron en silencio, nadie rebatía su argumento; y de todos modos ella era la jefa de investigación. Encontraría alguna forma de poner a Liu a salvo para desgracia de los desconfiados. Caminó con paso firme hasta nosotros, mirándonos con una ancha sonrisa a Mark y a mi.

    —Bueno, ¿cuál de vosotros dos va a sacarlo de ahí? —Nos miramos alarmados. ¿Sacarlo? ¿Nosotros?— Venga, venga, no tenemos todo el día. Prot, sácalo tú.

    —¿Yo? Pero, líder; yo no he sacado nunca a nadie. ¿Y si lo mato?

    —Oh, por favor. ¡Qué tonterías dices! Venga, venga. No es una cirugía cardiovascular. —En un tono desenfadado Hanji me empujó hasta el borde del edificio—. Tú avísanos para que te ayudemos a cargarlo.

No me quedó otra que asentir, y con las manos temblando y el corazón a mil, me dejé caer hasta sus ojos con mis cables enganchados en una cornisa cercana.

    —Liu... —Acaricié con toda mi mano una pequeña porción de su pómulo—. Te voy a sacar de aquí, ¿vale?

El inmenso titan emitió un pequeño gruñido, lo tomé como un signo de aprobación. Respiré hondo y me moví de nuevo por su cuerpo, usándolo a él de apoyo hasta llegar a su nuca.

    —Prot —comenzó a chillar cual loca mi líder de grupo—. Debes cortar la porción que justo no lo mataría. 

Puse lo ojos en blanco, ¿tan perdida se me veía que debían señalarme lo obvio? Saqué mis cuchillas y con ellas tomé unas medidas aproximadas. Con el corazón a punto de salírseme por a boca y el estómago a punto de hacerme vomitar por los nervios, intenté aparentar calma. Alcé mis cuchillas y dándome un pequeño impulso las hendí en su carne que, al instante, expulsó el ardiente vapor característico. Con dificultad fui cortando la porción de piel en la que debía estar mi amigo, hasta que finalmente la gran estructura que era el titan se derrumbó; cayendo al suelo de boca y destrozándose ésta contra el duro e implacable pavimento.

El vapor me quemaba la piel y me impedía ver. Poco a poco, y sin que yo me diera cuenta, mis botas se iban derritiendo y el filo de mis cuchillas comenzaba a tomar un tono rojizo, como el de metal candente. Aquello era imposible. Cuando por fin terminé de cortar toda la carne que correspondía, y debajo de ella pude ver a mi amigo, surcado por venas y aprisionado en la carne. Respiré con dificultad; parte de mis vías respiratorias se habían quemado por el ardiente vaho. Los brazos conocidos de Mark me recogieron antes de caer de la espalda del titan. Me alejó a toda prisa hasta un tejado cercano donde Vista y Livanni comenzaron a empaparme con agua fresca, congelada para mí.

    —¿Está bien? —Pregunté algo mareada. Livanni me alzó por un brazo, lo suficiente para que me incorporase y pudiese ver como Hanji sacaba a Liu de aquel amasijo de carne y hueso que comenzaba a ser el cuerpo sin vida del titan.



Shingeky no kyojin. El despertar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora