Subiendo la apuesta

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Bueno acá estoy... esta semana tengo algunos exámenes así que puede que no pueda cumplir con el cap en el tiempo estipulado. Pero tienen que entender, soy una eterna aprendiz xD En fin espero les guste el cap. le puse ganas y pensamientos (?)

Por cierto, son las cuatro de la mañana y tengo sueño, no voy a poder responder los comentarios anteriores. Pero me va a encantar saber cuáles son sus impresiones del cap. Disfruten!

Capítulo XVI: Subiendo la apuesta

Cuando fui capaz de colocar un pie delante del otro, algo que me costó mucho más de lo que voy a exponer aquí ahora, tomé el último tramo de escalera que guiaba a la terraza. Abrí la pesada puerta de metal, sin saber qué esperarme del otro lado. Incluso todavía había cierta parte de mi mente que pensaba en el asesinato; un edificio inhabitado, una azotea, el crepúsculo y el silencio que parecía más y más notorio a esas alturas, sin duda ayudaban a crear un gran escenario.

Pero a decir verdad, ninguno de mis locos pensamientos me preparó para lo que vi. Me costó un segundo acostumbrar la vista, pues tras salir de las penumbras de la escalera me encontré directamente con una versión más sofisticada y actual del edén. Frente a mí se extendía un camino de piedras lizas que formaban patrones conforme avanzaban a través de un césped perfectamente recortado, en el centro había una gran pérgola en donde se veían dos largos bancos a sus laterales y una manta en el medio dejada allí sin mucha ceremonia. Había plantas colgando de macetas y arbustos que tenían la altura ideal como para no desentonar en lo absoluto, era algo sacado de una fantasía muy cursi pero bellísima. Podía admitir aquello, era bellísimo.

-Señorita Hassan, veo que fue capaz de encontrar el camino. -Aparté mi anonadada vista del inesperado jardín, para posarla en el hombre que me aguardaban del otro lado de la pérgola con su cuerpo reposando contra una valla de contención.

Se veía delicioso en camiseta y pantalones negros, a los cuales le había dado su propia marca de estilo añadiendo un saco gris. Era una formalidad que rayaba en la casualidad, me encantaba que supiera vestirse, me encantaba que fuera detallista para esas cosas.

-Señor Joyce, realmente me quedé sin palabras.

-Retengamos este momento entonces. -Él quitó las manos de sus bolsillos y comenzó a avanzar en mi dirección, sus ojos hicieron un recorrido apreciativo antes de detenerse en los míos-. Me encanta cuando vistes de rojo.

-Oh, no creas que lo hago por ti -dije, desestimando su cumplido con un leve encogimiento de hombros. Había elegido un vestido rojo a posta, pero ¿y qué?-. Esto es hermoso, Neil.

Él miró el jardín a nuestro alrededor casi sin mirarlo en realidad.

-Me alegro que te guste, pero te traje aquí con otros motivos.

-¿Quieres decir que no intentabas hacerme rodar por las escaleras mientras jugabas con tu pequeño aparatito?

Una sonrisa lobuna tiró de sus labios, mientras me tendía la mano en donde tenía el control remoto con que había estado dirigiendo mi orgasmo. Cristo. No estoy segura si alguna vez una mujer tuvo que plantearse tal pensamiento.

-Mi pequeño aparatito todavía no salió a jugar, pero tiempo al tiempo. -Le quité el control, no fiándome de él en lo absoluto con eso en las manos-. Y no ibas a rodar por las escaleras, tenía cada paso fríamente calculado.

-¿Y qué si te equivocabas?

Una ceja castaña se levantó ante mi demanda, lo enfrenté de todos modos.

-Yo nunca me equivoco.

Puse los ojos en blanco, ni siquiera sabía qué me había poseído como para hacerle una pregunta así. Habría adivinado su respuesta, incluso sin tener idea del tema tratado, Neil era fácil de adelantar en ese aspecto. Di un paso para rodearlo y comencé a recorrer el jardín, tratando de respetar el camino de piedras trazado y disfrutando demasiado de ese paisaje secreto.

Lista del Padre Perfecto. (Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora