Parece que pasó una eternidad, lo sé. Me tomé muy a pecho eso de las vacaciones y sepan que los chicos también lo hicieron. Fue bastante difícil traerlos de vuelta y para compensar la demora, les dejo unas cuantas fotos de las vacaciones. Para esas que estaban pidiendo fotos de los chicos en momentos casuales... ahí los tienen siendo simplemente ellos. Neil, Jace y Lucas descansando un poco.
Espero que disfruten el cap. y gracias por la paciencia. Se los quiere! :D
Capítulo XXVII: Simplemente no te quiero
Me llevé una trufa de chocolate a la boca, soltando un pequeño gemido de aprobación cuando el dulce entró en contacto con mis receptores de sabor. Eran las jodidas trufas de Dios.
—¿Realmente están tan buenas?
Bajé la mirada hacia los ojos de mi interlocutora, la cual fruncía levemente el ceño mientras esperaba a que terminara de mascar. Sorbí la punta de mis dedos con chocolate, sólo para remarcar que cada porción por más minúscula que fuese merecía de mi debida atención.
—Son gloriosas —dije, aún degustando la trufa en cada palabra—. Deberías probar una.
Le acerqué el plato que había sobre la mesa, pero ella rehusó echando la cabeza hacia atrás con reticencia.
—No, gracias. Estoy comenzando a crear la mala costumbre de comer demasiado cada vez que estoy en Portland.
Sonreí ante su gesto de autocensura.
—A la tierra que fueres, querida... —Pasé el plato por delante de su rostro, esperando hacerla caer en la tentación pero no resultó. Ella debía de tener una enorme fuerza de voluntad.
—Eso no funciona para mí —espetó con firmeza, dándole un golpe a mi brazo para apartar la fruta prohibida de su alcance—. Entonces, ¿vas a decirme qué está pasando? —Me encogí de hombros tomando otra trufa y la lancé convenientemente a mi boca, evitando tener que dar ningún tipo de explicación. Ella soltó un bufido para nada disimulado, se cruzó de brazos y perfiló su atención hacia el mismo punto que yo llevaba observando los últimos diez minutos y como hacía siete trufas atrás—. No me gusta que me excluyan.
—Yo estoy aquí contigo, no cuenta como exclusión. —Lo único que obtuve como respuesta fue una ceja enarcada en tono suspicaz—. Y Jace tampoco está allí...
—No está allí porque seguramente Sam ya le habrá informado de todo lo que ocurre. —Alzó una mano en dirección a los hermanos Hassan, como si con eso pudiera ejemplificar algo—. Pero, ¿tienes una idea de lo que me cuesta sacarle información a Lucas? Me enteraré de lo que ocurre dentro de unos cinco o seis meses.
Solté una carcajada, incapaz de no sentir algo de simpatía por su situación. Cualquiera que tuviese la delicadeza de aguantar a Lucas y sus ritmos, sin duda era merecedor del premio a la tolerancia. Si existiera un premio nobel para eso, Keila estaría entre las nominadas.
—Te enterarás antes que eso —le dije con calma, colocando amigablemente mi mano en su hombro. Ella me observó entornando sus ojos azules, tal vez intentando leer en mis palabras más de lo que estaba diciendo.
—¿A qué te refieres? —No respondí—. ¿Tú sabes de lo que están hablando? —Dirigí mi mirada hacia los hermanos, sin osar a abrir mi boca—. ¡Vamos, Neil, dime!
—¿Qué te diga qué? —pregunté, indiferente.
—Pensé que éramos amigos, ¡me pediste que diseñara tu tatuaje! —Clavó su dedo índice en mi brazo de forma insistente—. ¿Cómo puedes ser tan cruel?
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Lista del Padre Perfecto. (Libro 3)
RomanceTodo empezó con el nacimiento de mi sobrino, antes de eso yo estaba bien. Es decir, no excelente, pero razonablemente bien. Pero entonces llegó él con sus ademanes de chico bueno, su carita de ángel, sus chupetas, sus sonrisas enigmáticas, sus ojos...