Ahora en serio

17.7K 1.7K 278
                                    

Al parecer hay varias idea de cómo se imaginan a Neil, me gustaron las opciones que me mostraron en twitter. En fin, independientemente de cómo lo imaginen, espero que les esté gustando xD Les dejo un nuevo cap y gracias por pasar ^^

Por cierto, realmente es una pena que wattpad le quite el formato al texto. Pero espero que eso no les complique la lectura, les aseguro que en mi archivo lo tengo mucho más lindo presentado. Sepan que # reemplaza los arroba. 

Capítulo VIII: Ahora en serio

Si te envío un email gracioso, ¿estaré siendo poco original?

Me obligué a regresar mi vista hacia el móvil, para leer una segunda y tercera vez el extraño mensaje. Al parecer omitir el saludo y cualquier convencionalismo era la moda.

Hola, Neil. Buenos días para ti también. No estoy segura a qué te refieres con lo de "poco original"

Le di al botón de enviar, sonriendo de modo casual cuando mi mirada se trabó con la de mi hermana. Llevábamos la última media hora sentadas en unas ridículas sillas pequeñas, donde la mitad de mi trasero se escurría por la diminuta apertura en la parte baja y lo único que podía hacer cuando ella me miraba, era sonreír como idiota. ¿A quién se le ocurría un decorado tan poco conveniente? Comprendía que era una consulta para niños, pero vamos, ni que los niños llegaran allí conduciendo sus carritos por sí mismos. Ese lugar no estaba del todo bien pensado.

Mi móvil se sacudió dentro de mi palma, haciendo que pusiera en pausa mi queja mental que sin duda dejaría antes de marcharme de ese sitio.

Hola, Su, buenos y brillantes días para ti.

Y me refiero a la comunicación jocosa vía email, ya sabes que puede interpretarse como una imitación barata. Y yo no quiero pecar de poco original.

Insisto en que no tengo idea a qué te refieres, si quieres mandarme un email entonces hazlo.

¿Siempre eres tan adorable los martes por la mañana?

Estoy con Sam en la consulta del terapeuta de Bruno, ¿pasa algo?

Una semana atrás, tras la conversación que habíamos tenido con Neil sobre la posibilidad —cada vez más posible— de que fuese mi donante, lo había enviado a hacer un poco de tarea de investigación. Aunque luego, frente a sus quejas, le envié todo lo que me habían dado en el banco de esperma y que él debía saber, antes de aceptar llevar aquello más lejos. Desde entonces me enviaba mensajes de textos donde me hablaba de sus avances, lo cual parecía divertirlo en demasía. Me había contado que ya le habían sacado sangre, así que llevamos unos días esperando los resultados y cubriendo los otros puntos necesarios para llevar acabo el proceso. Puesto que yo no tenía la paciencia suficiente o el tiempo para permanecer desatendiendo mi negocio, pagué aparte en un laboratorio privado para que las pruebas de Neil salieran en la mitad de tiempo. Si resultaba que estaba saludable en ese aspecto, sólo restaba que hablara con el psicólogo y teniendo el visto bueno por su parte, podría hacer la donación. Lo sé, parece mucha burocracia para algo tan simple como una jalada del rabo, como bien señaló Neil cuando le comenté todo aquello. Pero a mí no me importaba la burocracia, yo ya había pasado por todas esas pruebas y ahora quería que las cosas se hicieran rápido. Sobre todo porque temía que la hiperactividad producida por el azúcar y el déficit atención de mi donante, pudiesen causar problemas si alargábamos inútilmente la espera.

No voy a molestarte entonces, te envío un email para informarte de mis avances.

Fruncí el ceño ante su respuesta, pero en un parpadeo fugaz noté que Sam me observaba con interés y una vez más tuve que forzarme a lucir relajada. Bruno, como había hecho en la cita anterior, tiraba cualquier cosa nueva que la terapeuta ponía en su manito. No estaba segura de si ese enfoque nos llevaría a algún lugar, pero la terapia ocupacional no era mi campo como para opinar al respecto y de momento me limitaba a ser una observadora silenciosa. Una observadora silenciosa que sonreía como estúpida, cada vez que era atrapada distraída en otras cosas como mi conversación con Neil. Para aplacar mi culpa, había aceptado reemplazar a Jace en las citas con la terapeuta, ya que él no siempre ayudaba a que las cosas avanzaran. Y allí estaba, en una silla pequeña esperando a que mi donante me enviara un email con sus avances. Nunca se me ocurriría decir que mi vida era aburrida, se los digo. Mi Iphone anunció la llegada de un email, él o lo había estado preparando desde mucho antes, o escribía a la velocidad de la jodida luz.

Lista del Padre Perfecto. (Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora