Capítulo 3.

1.2K 60 1
                                    

Karina
El agua de la ducha cae sobre mi cuerpo empapando cada tramo de este mientras me mantengo quieta.

Mi cara no muestra expresion alguna.
¿Amargura?
¿Tristeza?
No creo que sea una cara de felicidad, no me hace falta estarlo, no tengo motivos.

Salgo apoyandome en el bordillo y enrollo una toalla bajo mis axilas.
Bajo el escalon que me separa del suelo y me miro al espejo.
No hay nada que admirar, claramente mis amigos son unos pivones.

No tengo ni idea de por qué se juntan conmigo.
Mañana se lo preguntaré.

Nadie debe sentirse infravalorado, y lo digo yo, que soy la que le dice a todos que sigan a delante, mientras yo me hundo.

Miro mi rostro, lo acaricio, me acerco al espejo observando pequeñas imperfecciones y cierro los ojos.

Soy soñadora, muy soñadora, tanto despierta como dormida, asi que aprovecho cualquier situacion para hacerlo.
En mis pequeños sueños, imagino un mundo, de enamorada, como todos supongo.
Mi cuerpo, mi pelo, todo, es realmente perfecto.

Yo me quedaría a vivir en mis sueños, no lo dudaría nunca, aqui no me siento a gusto.

Abro los ojos y mi mundo de ensueño desaparece.

Suspiro, y me empiezo a vestir con mi pijama, es una camiseta ancha, larga, gris, y unos pantalones cortos, muy cortos.
Bajo al piso de abajo y me siento en el sofá a leer mi libro favorito, Buenos Días Princesa, de Blue Jeans, me lo he leído ya cuatro veces por lo menos.

Os preguntaréis por mis padres.
Están de viaje en kiri...kara... Estan de viaje.

Por trabajo y cosas de esas.

En vez de leer podría salir con Jose y Noa, pero no, no me gusta salir mucho, pero hoy tengo que salir si o si, me he quedado sin sal, lo tipico, ¿pero qué voy a hacer si no tengo, eh?

Cojo las llaves, y como no tengo ganas de ir al supermercado me acerco a la casa del vecino nuevo, se mudó hace poco, asi que supongo que la compra la tiene que tener reciente.

Llamadme si eso aprroechada.
Llamo a la puerta y espero hasta que me abre la puerta una chica joven, adolescente diria yo.

-¡Daniel una amiga!-dice ella, y no, no quiero que se refiera a ese Daniel-.

-No es mi amiga-rie egocentrico mirandome y se va-.

-Perdon pero yo venia a por un poco de sal-miro a la chica-.

-Pues niña vas al super.

Esta mujer no tiene modales.
Me mira de arriba a abajo, rueda los ojos, va a la cocina coje un puñado de sal y lo pone en mi mano ensuciandome, para luego cerrarme la puerta en las narices.

Me doy la vuelta y está ahi Daniel y sus amiguitos.

-Los que faltaban-susurro y suspiro yendome a paso ligero a mi casa-.

-Niña no saludes eh-agarra mi camiseta y me hace detenerme-.

Me zafo de su agarre y una amigo de él da un golpe en mi espalda haciendo que la sal caiga de entre mis manos.

Sacudo mis manos y prosigo mi paso.

-Frey-grita antes de que pase a mi casa- tu habitacion es azul clara?-eleva una ceja, rie y yo muerdo mi labio- me das unas vistas un tanto asquerosas pero no te dejes la ventana abierta que te puedes llevar un buen susto, te lo advierto-rie y yo me apresuro a cerrar la puerta tras de mi-.

Poso dos manos en mi cara y doy un resoplido sonoro, ¿se puede ser más insoportable?

Tendré que andarme con más ojo.

Algún día se arrepentirán.

O yo me arrepentiré de no haber hecho nada cuando tube la oportunidad.

A Que No Me Dejas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora