Karina.
-Hay que hacer algo.-se acaricia la calva nervioso.- No habla desde hace una semana, y ha dejado de comer hace dos días. Debemos plantearnos subirla a psiquiatría.
Pues si, es cierto.
No hablo, no como y me medico obligada.
-Realentiza el tratamiento.-secunda la enfermera que hay al lado del doctor.
Que se creen que no existo, o algo por el estilo.
Creo que "esto" me lo tengo... ¿merecido?
Si que le dije a Daniel que empecé a querer a Jose.
Vaya, un punto para Daniel, menos cinco para Karina.
Me equivoqué al pensar que estaría a diario a mi lado, cuidando mis imsomnios y ajustando cuentas con Elena.
En fin.-Llevárosla.-ordena el doctor y mi camilla se desplaza conmigo encima.
Cada movimiento es doloroso para mi.
Soy como un acordeón.
Me encojo y, en vez de música, sale dolor.
La falta de nutrientes ya va pasando factura por mi sensible cuerpo, deshidratado a lágrimas.El día en el que se fue Dani... bueno no, rectifico. El día que eché a Dani de mi lado, me desmayé.
Pum, al suelo.
Y golpe para la cabeza de regalo.
Supongo que Elena me jugó una de las suyas.Obtengo de recompensa mareos constantes, y ya estaría aquí Daniel para besar mis labios cada vez que me doliera algo.
Pero no, fui tan gilipollas que elegí a Jose por encima del... llamémoslo amor de mi vida.
Me acaban de meter en una habitación, sin mesas, sin sillas, sin cortinas, sin televisión, sin nada.
Demos gracias a que tengo el cuarto de baño y mi teléfono.(...)
-Gracias.-le digo a mi gran amiga, y aprieto entre mis manos el punto y final de esta historia.
Y trago, con la atenta mirada de ella.
He llamado a Dani, y de fondo se escuchan sus gritos de súplica.
Nunca creí morir así, pero ya siento el cansancio de mis párpados y me dejo reposar en el frío lavamanos.
-Por qué, Karina.-solloza mi ex novio al otro lado de la línea.- Aguanta, cariño, aguanta solo un poco más, ¿vale?-se escuchan jadeos de cansancio por su parte y yo respiro cada vez más lentamente.
-Te quiero.-susurro sonriente.
-No me hagas esto.-dice llorando y se escucha como grita en recepción que le ayuden, que me ayuden.
-Yo también te quiero, muchísimo, ¿me escuchas?-sorbe por la nariz y empiezo a sentir el temblor de el suelo y mi pecho se encoje.
-Te quiero.-sentencio y se escucha un portazo, y empiezo a llorar de impotencia al sentir los brazos de Daniel abrazando mi cuerpo como sujetándome para que no me fuera, nunca.
Y sí, nunca es mucho tiempo, pero... ¿y qué?
Me quedaría la vida entera a su lado.
No creo en otro mundo más allá de sus brazos.Nunca es tarde para decir que nunca te rindas.
Y, ahora mismo, escuchando el eco de sus te quiero, me doy cuenta de lo mucho que quiero a la vida.
De lo mucho que me quiero a mi.
De lo mucho que quiero a mis padres.
De lo mucho que quiero a mis amigos.
De lo mucho que quiero a Daniel.Mi cuerpo se agita antes de que me den una descarga en el pecho, y me es inevitable no cerrar los ojos.
Y gritan, y me agobio.
-Eres tonta, joder.-dice llorando la voz de Dani de fondo.
-Te quiero.-se escapa de mis labios.
Y el pitido mas agudo que he escuchado en mi vida me atormenta.
Y ya no existe Elena, ni el dolor.
Existo yo, el cielo, y mi imaginación.
Matilde, 24 de mayo de 2016.
Gracias por el apoyo tan grande que me habéis otorgado.
Espero que os hayáis emocionado tanto como yo.
No elimineis la historia, ya que diré cuando empiezo la nueva.
Un abrazo muymuymuy grande.

ESTÁS LEYENDO
A Que No Me Dejas.
Novela JuvenilMe dijiste que me querías. Advertencia: esta historia es completamente mía. Atrévete a copiarla. Siempre encuentro a los inútiles sin imaginación. ¡No copies historias! Att: la amable escritora:)