A Que No Me Dejas.

Capítulo 7.

Karina.

¿¡Cómo?!

¿Yo?

Pero que yo no he hecho nada para merecerme este catigo.

Dios...

No hay profesores, y el que está de guardia vigilandonos mientras estamos castigados se fue a tomar un café.

-¿Que te he hecho?-me digné a preguntar desde mi asiento, que está a una gran distancia del suyo-.

Llevamos como una hora en silencio.

-Lo sabes perfectamente, Frey.

-Daniel, si lo supiera no te lo estaría preguntando, es lógica-suspiro-.

Apretó sus puños sobre la mesa dejando sus nudillos en un color carne blanquecino, signo de su furia.

Su expresión no era para nada tranquila.

-¡Sabías perfectamente que no tengo padres!-se levantó y me miró mientras lo decía, luego, dió un fuerte golpe sobre la mesa-.

Me quedé helada.

No me se ni su segundo apellido ¿cómo narices voy a saber lo de sus padres?

-Yo no lo sabía-susurré-.

-Claro-dijo sarcástico andando por el centro de la clase sin sostener su mirada sobre la mia- la señorita inocente no sabe nunca nada-rió falsamente y siguió andando-.

-Te lo prometo, no me se casi nada sobre ti, Daniel por favor, si no me se ni tu segundo apellido-bufé frustrada-.

Si no decía lo de su apellido, explotaba.

-Mira Karina-se sentó frente a mi silla y se acercó a mi- el otro día intenté ser amable, intenté solucionar el problema entre tu y yo-enumeró con sus dedos para evitar enfadarse más de lo que estaba-.

Necesito espacio vital.

-Daniel, aquí yo no tengo problemas contigo-le mantengo la mirada- ni contigo ni con nadie, vosotros solos haceis que mi vida os estorbe.

-No, perdona-empezó a decir pero le interrumpí-.

-Daniel, si os estorbo, no os juntéis conmigo, si pensáis que yo aqui soy un maldito obstaculo en vuestra vida, saltadme joder, pero no hagais de vuestro problema un infierno para mí.

Me he quedado bastante a gusto, para qué mentiros.

Su cara es un poema.

Perfecto.

Era la reacción que quería causar sobre él, quería darle a pensar.

-Pues...