Capítulo 28.

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Karina.


-Dani entiéndeme.-digo en un murmuro haciéndo que se detenga.


-Te he dicho la verdad, te lo he dicho Karina, ¡eres muy cabezona!-dice desesperado.- ¿Que palabra de te quiero no te ha quedado clara? De te necesito, de todas las sensaciones que hay en mí, ¿cuál no entiendes?-suspira mirándome.


-¿Qué haces en nochevieja en mi casa?-digo cambiando de tema y muerde su labio para ocultar una sonrisa.- ¿No deberías de estar con tu familia?


-Ya te dije que no tengo padres y mi hermana no está, no me queda nada.-se encoje de hombros peinando su maravilloso y castaño flequillo hacia arriba.


Me dan ganas de gritarle, a la cara, y decirle que a mi me va a tener siempre.


-Existen las oportunidades.-se acerca un paso y miro sus pies un segundo, pero luego le miro a los ojos de nuevo.


-Nunca me vas a perdonar.-río.- Ey no tiene gracia.-hace una mueca de fastidio y sonrio, desde hace varios días ese gesto no estaba en mis manías habituales.



-No aprendes, ¿verdad?-niego con la cabeza y cierro mi sonrisa haciendo que no se me vean los dientes.


-He de decirte que soy muy mal alumno y tengo memoria de pescadito.-sonríe, oh, echaba de menos esa cara.



-Nunca.-elevo una ceja, señal de que quiero que siga la frase.



-Es mucho tiempo.-dice tímido y una tierna sonrisa se escapa de sus labios.


El cuerpo me lo pide, la mente me lo impide, el corazón me lo pide, los pies me lo impiden.

Quiero abrazarle, y gritarle al mundo que sin él yo me hundo.

Sí, hoy estoy muy gritona.

Hazlo.-susurra por primera vez la mente, que cede a la tensión que mi cuerpo ejerce.


-Y... ¿te puedo abrazar?-elevo ambas cejas.



-¿Eres tonta?-ríe mucho y va hacia mí, pegandome a él, recomponiendo cada trozo roto de mi piel, haciéndome sentir realmente bien.


Hundo mi cabeza en su cuello y respiro con calma, joder, ¡le necesitaba!

A Que No Me Dejas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora