Capítulo 2.

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Suspiro y sigo andando.

Mis dos amigos me miran y se miran entre ellos, no quiero que me vuelvan a dar la charla de que tengo que ser fuerte y que no me deje pisotear y blablabla, despues de las dos primeras frases me aislo de sus palabras.

Tras avanzar por los largos pasillos junto a miradas cómplices, los tres paramos frente a la puerta con el letrero que pone '3°B'.

Les miro suplicante, como suelo hacer todas las mañanas.
Suplicante para que me deseen la suerte que necesito para cruzar la puerta hacia el infierno.
Dan un beso cada uno en mi mejilla y se despiden de mi cogidos de la mano, ellos, van a cuarto de la E.S.O, al año que viene me dejan sola, y yo les maldigo de aqui a que acaben el curso.

Toco la puerta antes de cruzarla y se escucha un 'pase' femenino.
Giro el pomo de la puerta, paso y cierro la puerta dandole la espalda a la clase.

Miro a la profesora que se quita las gafas nada mas verme.
Solo he llegado dos minutos tarde.

-Siento el retraso peofesora-bajo la mirada y la subo mirandola-.

-No, si un retraso ya sabemos que tienes-dice Daniel.

Un moreno ojos marrones que se situa en el centro de la clase como un chulo, lo que es, él es el del balonazo, y respecto a su comentario, toda la clase se está mofando de mi.

-Señorita Frey sientese-dice mi profesora de matemáticas agotada y yo hago caso omiso a sus palabras seguida por las miradas de todos.

Me siento en el último sitio libre, al lado de Carlos.
Es moreno, ojos azules, no es feo, para que mentiros.

Saco mi libro de matemáticas con la libreta y luego saco el estuche.

-Vamos por la página sesenta y tres-me dice, a lo que yo le miro dudosa-.

Jamás, y cuando digo jamás es jamás, he cruzado una palabra con él.
Es raro, porque él se junta con Daniel, su pandilla y las animadoras huecas de mi clase.

-Gra-carraspeo mi garganta- gracias-susurro-.

Abro la página y me limito a seguir la explicacion de la profesora en la pizarra.
Una bola de papel se clava en mi ojo provocando que me empiece a llorar este y se me enrojezca.
Miro de donde viene el papel y está Daniel chocando la mano con su compañero de mesa.

Se ve que no ha visto que casi me saca un ojo.

La clase y el día transcurre con normalidad dentro de lo que cabe y por fin suena el timbre, mi jodida salvación.

Salgo con mi mochila y visualizo un pie en el camino, el cual salto si no quiero estrellarme contra en suelo y otra vez, ser el hazme reir de la clase.

-Cada día me estoy dando cuenta de que tu novia y sus ideas no son tan malas-le digo a Jose situandome a su lado-.

-No vais a quemar el instituto-resopla y andamos hasta el patio con las mochilas y nos sentamos en el patio hasta que abran las puertas y por fin huir de aqui.

-¿Por qué?-elevo una ceja- es buena idea-alzo mis manos frustrada-.

-Karina tienes el ojo un poco-dice abriendo mucho los ojos mi amiga señalando mi ojo- rojo-muerde su labio-.

Jose suspira rendido y no, no quiero que me diga el 'te lo dije'.

-Karina se están pasando-dice levantandose junto a Noa y andando conmigo hacia la puerta.

-Son simples bromas, ya pararán-suspiro y salimos del instituto a empujones de alumnos que se agolpan en la entrada-.

Noa y Jose se miran entre ellos y fijan mi mirada hacia mi, y no, no quiero que digan la palabra, ¡eso no puede ser verdad nunca!

-Ni de broma-rio- o sea, ni de broma- estallo mirandoles-.

-Pero es que lo parece Karina-dice mi amiga sacando un cigarro de su mochila, lo enciende con el mechero y da una calada. Si, fuma, si no, ¿por qué iba a llevar un mechero?-.

-No lo es, solo son bromas, quieren verme rabiar solo-le doy una patada a una piedra del asfalto-.

-Las bromas no duran meses, llevamos solo dos meses en el instituto y todos los dias lo mismo, que si me duele la mejilla porque iban a matar una mosca y le han dado a mi cara sin querer, que si iban a tirar a canasta pero que la pelota se le fue de las manos y te dio, Karina, reacciona, ya no son bromas, no son cosas que pasan sin querer.

-Pero que si lo son, si-la voz de Noa interrumpe mi explicación-.

-¡Karina Frey que te están haciendo bullyng!-grita mi amiga y hace que me pare en seco-.

Alguien tenía que poner las cartas sobre la mesa, y esta vez, ha sido Noa.

A Que No Me Dejas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora