Después de perderme y volver a encontrarme entre mis propios pensamientos, supe que mi cuerpo se estaba despertando lentamente. No entendía demasiado bien porque me sentía tan en paz conmigo misma, pero aproveché la tranquilidad y respiré.
En cierto modo ya no recordaba nada, solo a ese médico tan extraño, pero ya le había perdonado. Ahora yo estaba bien. De todos modos, ni aquel hombre ni nadie podrían molestarme ahora que había muerto.
Ni siquiera yo misma me haría daño.
Aunque me parecía triste asumir algo tan negativo. No obstante, la vida era para los fuertes y lo mío ya no era vida. Fuera cual fuera la que yo tenía.
Y si me hubieran explicado que morir consistía en quedarse flotando en una especie de agradable vacío habría firmado mi sentencia muchos años atrás.
Pero en fin, qué sería de la vida sin nosotros, los pequeños incomprendidos. Si total, al fin y al cabo no son las huellas dactilares, ni el ADN, ni la sangre lo que nos hacen diferentes. Si sólo fuera eso, madre mía…
Cada uno es un mundo y cubre sus necesidades con un toque de sus propios pensamientos. Llámalo también humanidad, es lo mismo.
Aunque también tengo que decir que hay gente muy básica, como yo. Y en esos momentos no sabía porque estaba pensando en la fugacidad de los seres humanos cuando tenía la oscura eternidad delante de mis ojos.
No importa ser igual o diferente porque de todas formas vas a morir solo y sin nada como todos los demás.
[...]
—Doctor. —dijo una mujer cerca de mí entre extraños ruidos metálicos y rumor de máquinas pesadas. —Su pulso vuelve a ser estable.
—Sí, la intervención ha sido todo un éxito. —murmuró entonces él.
— ¿Sobrevivirá?
—Solo si ella quiere sobrevivir.
[...]
Aunque luego piensas, más tarde, cuando ya no puedes hacer nada para solucionarlo y tienes miles de ideas que en su momento te habrían sido útiles: ¿Para qué morir tan pronto si no he sufrido todo lo que tenía que sufrir?
Te das cuenta de que todo son errores, te das cuenta de todo lo que podrías cambiar. Ves las cosas desde fuera, desde un punto donde nada te importa.
Y de repente, sin saber por qué quieres seguir adelante.
En esos momentos uno se da cuenta de que ciertamente la vida es para los fuertes, pero también piensas que nadie nació con una vida perfecta, porque hasta los más perfectos tienen problemas.
Y aunque yo pensaba que era mejor estar muerto, olvidarte del mundo, salir corriendo y no pensar en nada, siempre se encuentra alguna razón para vivir. Lástima que no recuerde nada.
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Paradise [No corregido]
Science Fiction{No está corregido} Sólo un pensamiento azota mi mente: estoy en peligro. No sé cómo me llamo, ni por qué desperté encerrada en este lugar. Todos se preocupan por mí, pero algo en mi interior me dice que no debo confiar en nadie. Aunque el extraño r...