Capítulo 23: Como si nada

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En fin. Había pensado en mantenerme al margen por el momento, hasta que se me pasara un poco el gran susto. Creo que ya la había liado bastante, la zona roja quedaba un poco descartada de ahora en adelante.

Quizás no debería haber visto nada. Y voy a hacer como si nunca hubiera visto nada.

No quiero pensar en consecuencias, pero si por casualidad me descubren acabaré en el fondo de una fosa común. Asesinada, además.

La cosa iba de guardar secretos. Tocaba hacerse la loca, nunca mejor dicho. Al parecer ya no solo iba a tener que ocultar la voz que me hablaba.
Si es que al final no va a ser mentira eso de que estoy en Firstwood porque de verdad ese es mi sitio.

¿No jodas que estoy loca de verdad?

Ay dios. Creo que necesito largarme, tanto color blanco me está afectando.

De ahora en adelante (y creo que ya lo he prometido antes), seré una paciente tranquila y no causaré problemas. Y con el fin de sobrevivir y no morir. Y evitar a Josh. Eso era esencial para que no me matara él.

Aunque siempre podría respaldarme. Osea, hacer la montaña más grande. Hablar correctamente y contárselo todo a Richard. Aunque mejor no.

No digo que sea una mala idea, ...pero algo me dice que sería yo la que terminaría perdiendo...

Además de que esos millonarios sabían lo qué hacían, no trabajaban en un psiquiátrico por casualidad. Quizás muy evidente, pero en palabra de lunático... ¿dónde está el límite entre verdad y imaginación?

No existe.

¿Quién iba a creer a un loco?

¿Quién me iba a creer a mi?

Nadie.

Absolutamente nadie.

Ni siquiera Richard.

Skyler, te va a tocar callar. Estamos en desventaja. Ahora vives una vida nueva siendo paciente de un manicomio. Acepta de una vez que nadie te tomaría en serio.

Acepta de una vez que eso es peor que estar muerta.

Suspiré por enésima vez, soltando la ropa que me quité hace nada. La dejé tirada por algún lugar, cerca de la gran máquina del fondo. Estaba cambiada y con algo más de seguridad que antes. Con un poco de suerte las alarmas de la zona roja no nos habrían captado ni a mi ni al pequeño.

Me marché por las escaleras, con los hombros más caídos que de costumbre. Mis pensamientos se ennegrecían a cada paso, otra vez los malos presentimientos se apoderaban de mí.

Aunque una vez llegué a recepción, raro me pareció no ver a nadie. ¿Hola, señora recepcionista?

Se respiraba un ambiente solitario, no se escuchaba prácticamente nada. El reloj de la pared indicaba que era mediodía. Las manecillas era lo único que parecía romper ese silencio tan perturbante.

Un día negro era lo que se avistaba tras la puerta. Era el momento perfecto para escapar. No había nadie. ¿Me atrevo o qué? ¿Huyo y no vuelvo?

Skyler... no.

Pareció advertir la voz. Ya tardaba en aparecer.

Agaché la cabeza y sonreí. Casi parecía que fuera mi consciencia.

Haciéndole caso me alejé de la mesa, caminando con la vista y los oídos totalmente atentos. Huír quedaba descartado. Me había quedado claro.

Al comenzar a caminar por los pasillos comprobé que todo estaba tétricamente vacío a pesar de ser una hora medianamente normal. Y luego de muchos pasos, poco antes de llegar a la desviación a la izquierda que me llevaba a la habitación, me encontré con la salita de los vigilantes.

Paradise [No corregido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora