Capítulo 37: Salva al mundo

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Nunca supe qué fue lo que me llevó a imaginarme una puerta delante de mí.

La sensación era prácticamente igual a cuando estuve sumergida en ese sueño tan oscuro y estresante. Ese océano negro e interminable.

Pues eso, ahora era parecido. Solo que no estaba flotando en un universo alternativo ni en una galaxia eternamente negra, si no que ahora se había transformado en una puerta de madera y parecía ser todo bastante más real de lo que podía parecer.

Eso era un sueño, ¿pero qué clase de sueño? Dudo que alguien sueñe puertas.

Estando ahí quieta, de pie, delante de esa entrada o salida, sin muy bien saber qué hacer, me vinieron mis dudas existenciales a la mente. La filosofía de si la realidad en esos momentos era existente.

¿Eso era real, cierto? Bueno, “real”. Real dentro de la surrealidad.

Claramente todo sería mejor si pudiera moverme, y si supiera explicarme.

Comenzando por el principio, para llegar ahí primero me suministraron nuestras queridas pastillas directamente a la vena para que mi propia sangre disfrutara de los maravillosos efectos secundarios. Y me había quedado totalmente paralizada, en lo que podría ser un sueño eterno.

Yo sinceramente no entendía por qué a alguien le podía interesar este tipo de pastillas.

Pero volviendo al tema, estábamos hablando de la puerta.

No, mentira. Estábamos hablando de la realidad de esa puerta.

Así que luego de dormirme, tal y como predijo la… no abuela de Gabriel, ahora en vez de soñar otra vez con absolutamente nada, estaba imaginando un objeto que ciertamente parecía mucho más real que no imaginario.

Pues bien.

Luego de explicar algo que no necesitaba explicación, quiero mostrar mis opiniones. Si eso era un sueño, y no la propia realidad a la que estoy condenada a vivir, si eso lo estaba produciendo mi cabeza y solo mi cabeza, ¿por qué no estaba en otro sitio más bonito?

¿Por qué sueño una puerta y no sueño con cosas normales?

Bueno, una puerta es normal, sí. Pero tan normal como por ejemplo soñar con caer de un edificio pues no.

Y solo se me ocurría una respuesta para eso.

¿Y si eso no era un sueño?

Quiero decir, ¿y si mi mente estaba reproduciendo otra cosa diferente?

¿Y si eso era…

—Un recuerdo. —dije antes de que la puerta se abriera de golpe. Y del golpe, el impulso me echó varios metros hacia atrás. Acerté con la palabra mágica.


Una rafaga violenta me hizo chocar contra un muro invisible negro.

Cuando quise ver algo de lo que me estaba rodeando, no definía bien las figuras y todo eran espacios oscuros sombreados y negros.

Me noté caer sin poder evitarlo.

Entonces miré la puerta y vi que a través de ella lucía una luz blanca que no me dejaba ver más allá de ella, con que supuse que no era de importancia lo del otro lado.

Y como tampoco me gustó nunca la historia de “ve hacia la luz”, pues no fui. No había nada que me impulsara a hacerlo.

Así que no.

Paradise [No corregido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora