Me sentí bien una vez volví a encerrarme en mi habitación. Aunque yo ya sabía que la sensación de molestia no me iba a desaparecer del todo.
Tendría que estar atenta a partir de ahora, ya que al parecer buscar y encontrar enemigos no era difícil.
Pero de momento el hecho de que nadie supiera lo que vi en el patio exterior de la residencia me salvaba el cuello. No obstante, Josh parecía no ser tonto.
Skyler, a la próxima juega a las cartas en vez de salir de aventuras.
Te iría mejor la vida si supieras jugar a las cartas.
Cerré la puerta con seguro y me deslicé hasta la ventana. A cada paso intentaba dejar fuera los problemas que consumían mis pensamientos. Me aproximé al cristal y lentamente puse mi mano sobre él.
El frío intenso traspasó mi piel, tuve que retirarla casi al momento. La miré y vi mi mano huesuda y blanca, rojiza en las yemas que habían osado tocar el gélido vidrio. Cerré el puño y lo recosté en mi pecho, deslizando la mirada de lado a lado por el cielo que poco a poco se iba oscureciendo; las luces de lo que parecía la capital se vislumbraban muy en el fondo. Lejos.
Un paraíso ciertamente próximo, aunque prohibido.
Tiré de la cortina para tapar lo de fuera, cansada ya de tal espectáculo. Me metí en la cama bastante ofuscada, con pocas esperanzas de poder llegar a algún lado. Y creo que por primera vez dormí a gusto; irónico, pues la situación no era la más adecuada.
Sentí frío esa noche, pero el agotamiento hizo efecto rápido y sin darme cuenta me encontré entrando en las puertas del sueño. Y dejando de lado los problemas, me dormí.
Y nada más.
Mi cerebro nervioso fue derrotado.
Aunque de nuevo su voz apareció por mi cabeza. Creí oír cosas que no eran, el hecho de poder escucharla no hacía otra que molestarme, pero no pude evitar escucharla.
Yo sabía que no era su culpa.
Ella, según mis teorías, no era nadie.
—Skyler. Van a pasar cosas malas.
Debería intentar jugar a las cartas.
[...]
Y entre tontería y tontería el primer haz de luz del chocó violentamente contra mi rostro como tal puñetazo de un boxeador.
Brillante y maldito sol. Si no fueras necesario no te querría nadie.
Me dejó aturdida y mal puesta en la blanca cama. Esa esfera infernal pareció no querer otra cosa que dejarme ciega.
El universo y sus cosas, claramente no iba para nada en mi contra; pues no hacía otra que jugármela.
Despacio murmuro y muevo la cabeza. Me siento aún muy dormida, pero necesito salir de la cama. Noto mi cabeza arder. No me encuentro bien. Me pongo la mano fría en la frente y sin querer toso con fuerza con el pecho engarrotado.
Ala.
Resfriada.
¿Qué decías Skyler de que el universo va en tu contra?
Pues que no te equivocabas.
Y con un dolor punzante en mi cabeza, me deshago de la sabana que cubría inútilmente mi cuerpo. Me quedo tendida encima del colchón, observando el techo. Ese día iba a ser igual de productivo que los otros.
Increíble la noche y lo larga que se me había hecho. Me parecía que había dormido una semana seguida, -ironía todo-, y estaba claro que tanto descanso me había sentado muy bien y a causa de eso me sentía totalmente nueva, -aún más ironía que antes-.
ESTÁS LEYENDO
Paradise [No corregido]
Science Fiction{No está corregido} Sólo un pensamiento azota mi mente: estoy en peligro. No sé cómo me llamo, ni por qué desperté encerrada en este lugar. Todos se preocupan por mí, pero algo en mi interior me dice que no debo confiar en nadie. Aunque el extraño r...