Capitulo 2

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-Joder, joder, joder, joder, joder. ¡Joder!


Mierda.

No me gusta Zayn Malik. No me gusta.

De verdad, que no me gusta.

Llevo diciéndome esto desde que me he levantado hoy a las seis de la mañana, incapaz de quitarme a Zayn Malik de la cabeza. Anoche no volvió a casa y yo no he pegado un ojo. No he dormido bien, a pesar del puñetero jet- lag, porque he pasado toda la noche pendiente de su llegada. Ahora mismo son ya las tres de la tarde y sigo esperando. ¿Dónde coño se ha metido?

Rosa dice que esto es lo habitual.

-Este chico no para quieto.

Evidentemente ella se lo toma con calma, pero a mí me va a costar acostumbrarme.

Y encima hoy, con lo elegante que me he puesto. Incluso llevo zapatos de tacón. Al principio me ha parecido una tontería, como el despacho está en casa y todo eso, pero me he dicho a mí misma que tenía que ser profesional.

Profesional. Menudo chiste. Ayer me pilló haciendo el vago en su superpiscina. Luego me achispó con el tequila y le digo que me gustan más las canciones de Kylie. Hay que ser idiota.

Y ahora, aquí estoy, a las tres de la tarde en una casa vacía... bueno, Rosa está en la cocina y Sandy, la asistenta, está arriba, y Ted, Samuel y Lewis, los de seguridad, andan por ahí, pero no cuentan. Y yo me sigo preguntando, ¿dónde coño se habrá metido?

Esta mañana me levanté dispuesta a nadar los cincuenta largos que me había propuesto. Pero a los treinta y tres estaba hecha polvo. De todas formas, tampoco es un mal comienzo. Luego subí a la segunda planta, atenta a cualquier ruido o señal que indicara que el roquero había vuelto, y me di un baño en el enorme jacuzzi. Después llamé a mis padres para decirles que estaba sana y salva.

-Bárbara dice que Zayn Malik es un poco salvaje -me dice mamá tras unos segundos de alegre charla intrascendente. Bárbara es una de sus antiguas amigas de bridge. Mis padres están jubilados y viven en el sur de Francia.

-¿Qué quieres decir con eso de salvaje? -le pregunto en un intento por ganar tiempo. Esperaba que este tema no saliera en la conversación.

-Pues que bebe, se droga y es un mujeriego... ya sabes. De haber sabido no te habría dejado que aceptaras el trabajo.

-Mamá -le contesto-, tengo veinticuatro años. Aunque te hubieras empeñado, te habría dado igual. Y, en cualquier caso, me conoces bien. No pienso convertirme en un groupie yonqui.

-Lo que tú digas, cariño. Bueno, ¿has llamado ya a tu hermana?

-No, mamá, aún no.

Kyl se mostró mucho más entusiasta. De hecho, aún me pitan los oídos de tanto grito.

Zayn Be GoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora