Capitulo 17

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Sabía que Zayn era famoso, claro que lo sabía, pero está claro que he estado viviendo en una burbuja durante los últimos meses porque esto, amigas, es ridículo.

Estamos en Viena dispuestos a comenzar los conciertos de su gira europea y la muchedumbre que se ha congregado en el aeropuerto para darle la bienvenida es increíble. Jamás he visto nada igual, pero ahora sé que se repetirá en la siguiente ciudad.

Zayn es muy conocido en Estados Unidos. Es famoso en todo el mundo, pero en Los Ángeles, la gente está mucho más acostumbrada a ver famosos y no se vuelve majara.

Sin embargo, en Europa la cosa es bien distinta. Los flashes me ciegan por completo y en cuanto a los gritos, no hay tapón que los amortigüe. En estos momentos unos guardias de seguridad, grandes como armarios, prácticamente me llevan en volandas por el pasillo. Zayn va por delante, más fresco que una lechuga, con sus gafas de sol y sus andares de roquero.

Cuando lo veo así, no puedo creer que lo conozca. Es una forma muy salvaje de poner los pies en el suelo. Cuando está en casa, en la piscina con su guitarra o en la cocina en calzoncillos, es solo Zayn, un treintañero bastante buenorro de Bradford que además resulta que es mi jefe.

Desde que volvimos de Big Sur, hace mes y medio, se ha mostrado distante conmigo. Los recuerdos de la noche que nos bañamos en la piscina climatizada comienzan a parecerme un sueño. Y la noche siguiente, cuando me dio un beso de buenas noches, es casi como si la hubiera imaginado.

Al día siguiente seguimos con el trabajo como si nada. Estaba preocupado por Liam y el libro, y yo tenía muchas cosas que hacer. Nos marchamos un día después. Davey vino a recogerme y Zayn decidió pasar unos días en San Francisco con Liam. Fue un final extraño a unos días extraños, la verdad. Y cuando volvió parecía otra persona, profesional y directo. Yo me concentré en lo mío y yo trabajé duro para que todo estuviera listo para la gira.

Nos alojamos en un hotel de cinco estrellas en el centro de Viena. Yo me he adelantado en otro coche para garantizar que Zayn podrá pasar directamente a su habitación. Se supone que la elección del hotel es secreta, pero de eso nada. Debe de haber al menos unos doscientos fans esperando fuera. Gritan cuando se detiene el coche, y eso que Zayn ni siquiera viene con nosotros, así que no me quiero imaginar lo que harán cuando lo vean. Llamo a los de seguridad para avisarlos y entro. Pero no estaremos aquí mucho tiempo. Tendré que buscar otro hotel y rápido.

Los seguratas hacen lo que pueden para contener al gentío cuando Zayn aparece diez minutos después, pero puedo ver desde la habitación cómo los fans lo zarandean de lado a lado en un intento por llevarse algo suyo, ya sea pelo, las gafas, la camiseta, lo que sea. Contemplo la escena y me estremezco. Me gustaría hacer algo para ayudarlo, pero es imposible. Cuando llega al vestíbulo, donde ya no hay peligro, está visiblemente cabreado.

—Tenemos que cambiar de hotel —me dice.

—Ya me he ocupado.

Asiente más tranquilo.

—Pero ahora sube a tu habitación —le digo—. Aún no podemos movernos sin que nos persigan.

Zayn Be GoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora