Las clases de mi segundo día acaban de finalizar con el sonido de la campana. Un gran revuelo se extiende en el aula mientras el profesor intenta captar nuestra atención. Gesto que le resulta totalmente en vano. Apago el ordenador que he estado utilizando hasta ahora y escucho a Joaquín a mi lado diciéndome algo que no llego a procesar del todo. Le sonrío y se despide de mí. Levanto la vista y le veo marcharse junto una chica de nuestra clase. Él se va de cita y yo a enfrentarme a la jirafa. Recojo mis cosas y veo el uniforme de basket en el interior de mi mochila. Salgo del aula de informática y me dirijo al baño más cercano.
Una vez allí, me meto en un cubículo para ponerme la equipación de Kobe Bryant debajo del uniforme. Omito el ponerme de nuevo la camisa, tan solo el jersey y los pantalones. Salgo de allí y me encuentro directamente con el espejo del baño. Me observo en silencio. Soy un crío. ¿Por qué coño soy tan pequeño? Mis padres no son realmente bajitos. Tengo 16 años y soy un enano. Mis compañeros de clase son el doble de altos y parecen mucho más varoniles. Suspiro irritado. Lo peor es que en el mundo del baloncesto no me toman en serio. Si algún equipo me diera una oportunidad de verdad. Lo he intentado en muchas ocasiones, pero no me interesa ser el jodido recoge pelotas o chupar banquillo como si no valiese para nada. Y esas dos son siempre las oportunidades que me dan.
Con un último suspiro, me encamino hacia el patio. Es increíble lo rápido que se vacía el instituto porque no me he cruzado a nadie excepto a algún profesor cerrando su aula o a alguno de los conserjes. A través de la puerta de cristal, observo a Ian-Muérete. Me está esperando apoyado contra un árbol y fumándose un cigarro. Arrugo la nariz asqueado. ¿Por qué fuma? Eso es estúpido. Bueno, él es estúpido. Continúo analizándole desde la lejanía. Así quieto y sin abrir la boca es bastante atractivo. Fijo que nadie le llama "princesita". Tampoco creo que tenga problemas a la hora de ligar. Una imagen de sus corrillos de fans llega a mi mente. Vale, no, no los tiene. Será gilipollas. Frunzo el ceño. ¿En qué coño estás pensando, Noah? ¿"Bastante atractivo"? Estás aquí para recuperar tu cómic, concéntrate. Abro la puerta del patio haciendo que la jirafa levante la vista. Ando con decisión hasta él y extiendo mi mano para indicar que me devuelva lo que me pertenece. Rebusca algo entre sus bolsillos y saca un caramelo. Me lo deja sobre la mano y le miro con una ceja levantada alternando mi mirada entre el caramelo y él.
-No quiero un caramelo.
-Entonces, ¿qué quieres?- pregunta mientra tira su colilla.
-Mi libro.
-¿Qué libro?
-El que me robaste.
-Yo no robo, pequeña Noah.
-El que "cogiste prestado".- digo interpretando las comillas.
-Ah, esa cosa.
La jirafa abre su mochila y remueve los libros de su interior. Levanta la vista por unos segundos encontrándose con mi mirada y me sonríe divertido. Vuelve a centrar su atención en la mochila y, finalmente, saca mi cómic de su interior. Lo extiende en mi dirección y me acerco para cogerlo, pero cuando mis dedos parecen rozar su superficie, lo levanta hacia el cielo.
-Cógelo.
-No pienso saltar.
-Pues lo romperé y luego lo tiraré. O quizás lo queme.
-Dámelo, ¿quieres algo a cambio?- ofrezco.
-Sí, quiero que lo cojas.
Le miro molesto, pero sus ojos son un reflejo de pura diversión. Salto con el brazo extendido, pero la jirafa lo aparta de nuevo elevándolo más e impidiendo que lo alcance en el vuelo. Mis pies vuelven a tocar tierra haciéndome sentir estúpido.
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El Skate de Kobe Bryant
RomanceEstá Noah con su 1'62, una corta melena pelirroja y sus ojos verdes. Tiene un solo amigo: Joaquín y un secreto: el baloncesto. El clásico chico bajito, inteligente y empollón que es el objeto de todas las burlas, pero éste con su malhumor no se deja...