Capítulo 15: Miércoles 19 de Diciembre

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La resaca del domingo viene acompañada con unas largas horas de siesta después de haber comido fuera con mis padres. A pesar del dolor de cabeza, cumplo con nuestra tradición familiar. Sin embargo, el alcohol no es el único culpable de mi situación, también tengo que añadir a la estúpida jirafa. La imagen de él con la otra tía se ha grabado profundamente en mis retinas y se repite una y otra vez en cada momento. Esto, incrementa mi malestar y me hace sentir enfadado y, por eso, me molesto aún más. Porque no tiene que importarme lo que haga o deje de hacer con su vida y, en cambio, parece que sí me importa.

Solo tengo algo claro y es que voy a ignorarle, desde este momento y para siempre. No le necesito en mi vida, no necesito los martes de baloncesto ni los viernes de tomar algo. He vivido bien hasta ahora y puedo seguir haciéndolo.

Con esta idea en mente, el lunes se basa en dormitar durante las clases y el martes, en lugar de ir a la cancha, me quedo en mi casa para echarme una siesta y jugar unas partidas online. Mi móvil suena unas cuantas veces a lo largo de la tarde anunciando la entrada de nuevos mensajes instantáneos de Ian-Muérete que decido ignorar.


Al día siguiente, todo marcha de la misma forma. Después del recreo, entro al aula para recoger mis cosas e irme a la clase de informática donde me espera Joaquín. Esto implica que debo enfrentarme solo a dos de los integrantes del Trío Popular. No obstante, no veo la cotizada cabellera rubia de David, pero me encuentro con una escena que preferiría evitar. El Popular Uno está apoyado despreocupadamente sobre su mesa mientras tiene una charla más que animada con tres chicas de un curso superior. Sus risas y sus parloteos me ponen de mal humor. Cojo aire, pongo mi mejor cara de indiferencia y me dirijo a mi asiento pasando entre ellos. Maldigo a mi tutor y a su brillante idea de ponernos por orden de lista, otra vez.


-¿Qué pasa, princesa? ¿No llegas a subirte al poni?


Sus fans se ríen sonoramente incrementando mi mal humor. Estúpida jirafa. Ahora ha decidido atacarme con palabras. Lo siento, te he dejado plantado ayer, supéralo, gilipollas. Mantengo mi enfado internamente para cumplir mi promesa de pasar de él. Me voy de clase sin decir nada, sin salir a mi propia defensa aunque me cueste un poco de mi orgullo, pero no me privo de maldecirlos hasta el día de su muerte.


La hora de TIC es tranquila junto mi mejor amigo. Nos dedicamos a trabajar en Excel y, aunque Héctor esté en nuestra optativa, no siente ni padece. Es el único popular que puedo llegar a soportar. Miento, he soportado mejor a la estúpida jirafa y hasta me lo he pasado bien con él. De nuevo, la imagen del sábado se aparece en mi mente y con ella un leve pinchazo de malestar. Decido concentrarme en mi hoja de trabajo. La siguiente clase, Filosofía, se sucede rápido a pesar de lo poco que me gusta dicha asignatura.

Finalmente, llega la hora de comer y, para no variar, el lugar se llena de estudiantes y de ruido. Decido hacerme con un asiento mientras Joaco se encarga de coger nuestra comida. Escojo una de las largas mesas apartadas del fondo en la columna central del comedor.


-¿Qué hace una princesa como tú en un lugar como éste?


Ruedo los ojos ante su comentario y su estúpida presencia. Mi mal humor no ha bajado ni un poco. El Trío Popular se sienta sin pedir permiso ocupando parte de la mesa. Haciendo honor a mi promesa, les ignoro por completo.


-Esperar a su príncipe Joaquín.- responde Popular Tres.

-¿El príncipe te deja darle o solo recibes?- pregunta el capullo de David.

El Skate de Kobe BryantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora