El ambiente en el instituto se siente distinto, prácticamente se ven las hormonas revoloteando en el aire. Hoy, los estudiantes están entre sobre excitados y atontados perdidos, pendientes de la persona que les gusta o por las que sienten un interés romántico; mientras que, otros se preguntan si alguien se acordará de ellos en tan sobrevalorada y comercializada fecha.
Luego, hay un reducido grupo de estudiantes como yo, que no le da ningún tipo de importancia a esta inventada festividad, nunca me ha importado y no va a empezar a hacerlo ahora porque tenga pareja. No obstante, he quedado con la jirafa para comer, pero hemos quedado que nada de regalos y, espero, que cumpla con nuestro trato.
Avanzando por el pasillo me siento extrañamente observado y, sin embargo, las personas que están a mi alrededor están demasiado ensimismadas en sus problemas amorosos de San Valentín como para prestarme atención. Me quedo estático y la sensación se hace más fuerte, me giro abruptamente, pero no hay nada fuera de lo normal; sin contar los estudiantes que me están mirando raro por mi reacción.
Me obligo a tranquilizarme, diciéndome que son sensaciones mías y para nada reales, que, a pesar de sentirlas desde hace unos días, no es posible que haya aparecido un fantasma y haya decidido atormentarme; principalmente porque no he jugado con nada que tenga que ver con el espiritismo.
-¡Princesa!
El brazo que rodea mi hombro y el tono elevado cerca de mi oído hacen que dé un respingo del susto. Mi mejor amigo se ríe sonoramente, se ve que mi reacción le ha hecho gracia mientras que a mí casi me da un infarto. Sin embargo, la sensación de que alguien me observa se ha disipado, por lo que, me digo que quizás era Joaquín esperando el momento perfecto.
-Me has asustado.- le golpeo el brazo.
-Te pasas.- dice con una sonrisilla divertida mientras se frota la zona golpeada.
De camino al aula, siendo acompañado por mi mejor amigo, me doy cuenta de que varios estudiantes, especialmente mujeres, se están saltando con gusto el protocolo del uniforme llevando algo rojo; véase, un lazo atado a la pierna, un coletero enorme, una rosa en el bolsillo de la chaqueta, los labios pintados, etc. ¿Hay algún tipo de superstición el día de San Valentín con llevar algo de color rojo? Porque, si es así, me acabo de enterar.
-¿Por qué hay tantas personas con algo rojo?
-Porque es San Valentín, Noah.- responde en un tono burlón Joaco.
-Eso ya lo sé, imbécil.- me río.- Pero, ¿por qué?
-¿Para llamar la atención?- se encoge de hombros.- No lo sé, tío.
-¿Y tú?- sonrío divertido.- ¿Qué haces que no llevas algo rojo?
Mi mejor amigo deshace el agarre que mantenía sobre mis hombros, detiene sus pasos y me mira confuso parado en medio del pasillo. Me sorprende su reacción, había tirado una moneda al aire, ya que, últimamente quedamos con menos frecuencia y, no solo porque quedo con la jirafa, sino que, hay muchos días en los cuales mi mejor amigo no puede. Además, no se me olvida el hecho de que bebió en el "Yo nunca me he pillado por alguien que no debía". Le miro curioso y decido tirar un poco del hilo.
-¿Tienes algo que contarme, Joaquín?
-Y tú, Noah, ¿tienes algo que contarme?
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El Skate de Kobe Bryant
RomanceEstá Noah con su 1'62, una corta melena pelirroja y sus ojos verdes. Tiene un solo amigo: Joaquín y un secreto: el baloncesto. El clásico chico bajito, inteligente y empollón que es el objeto de todas las burlas, pero éste con su malhumor no se deja...