Capítulo 32: La vida es un carnaval

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A medida que los días pasaban y el fin de semana se acercaba, los alumnos nos sentíamos cada vez más eufóricos; todos estábamos organizando esta festividad con muchas ganas. Tantas, que la vuelta al centro del grandullón no ocasionó que mi mejor amigo abandonara el plan. También, hay que tener en consideración que el susodicho ha mantenido el perfil bajo, espero que la expulsión haya servido de algo y no vuelva a molestar.

Inspirándonos en el tono naranja del pelo de mi mejor amigo, hemos decidido ir de personajes de películas de terror. Viendo a mis acompañantes, debo de admitir que soy el que menos se lo ha currado: Eleonora va de la chica de la máscara Kiss Me con su respectivo corsé y tutú blancos y, como no, su AK-47 plateada y con brillos de la película "The Purge"; Max se ha disfrazado del muñeco de la película "Saw", se ha puesto una peluca negra, unos pantalones y una americana del mismo color junto con una camisa blanca y una pajarita roja y, además, se ha pintado la cara de blanco con los correspondientes dibujos en rojo; Alber, aprovechando su altura, ha decidido ir de Frankenstein con sus grapas, marcas y tornillos característicos; Noah, a regañadientes, pero con un buen resultado, se ha disfrazado de "Chucky, el muñeco diabólico" con un peto azul y una camiseta a rayas algo infantil y, no solo eso, se ha alisado el pelo y se ha comprado un cuchillo carnicero de mentira.


-Tenemos que sacarnos una foto, estamos increíbles.

-Dame, yo la saco.- se ofrece Alber.


Le entrego mi smartphone con la cámara interna activa y el universitario extiende su brazo para sacar una foto de grupo; para algo tendría que valer su metro 90 de altura, su brazo puede considerarse un palo-selfie de carne y hueco. Me pongo la máscara característica de Jason y enseño mi machete para infundir terror, Alber cuenta tres y pulsa sobre el botón repetidas veces para sacar varias fotos a medida que cambiamos de pose.

Se forma un pequeño corro alrededor de mi teléfono para que todos podamos ver las fotos, Leo se burla de Noah porque sale con una mueca extraña en una de ellas, el grupo se ríe y Max intenta imitar el gesto haciendo que la risa se convierta en carcajadas.

Siento algo de alivio al ver que, mi actual compañero de cuarto, tiene el ánimo un poco más alto; los primeros días que pasó en casa estaba ausente, con la cabeza en otra parte, siempre sumido en sus pensamientos con un semblante triste. Sin embargo, no ha soltado prenda, no sé qué es lo que ha ocurrido para hundirlo, pero creo que el motivo tiene nombre y apellido.

Por esto mismo, agradezco que el disfraz conjunto haya salido bien, nos merecemos disfrutar de esta noche. De hecho, hoy es una de mis noches favoritas del año, ya que, se caracteriza por un ambiente alegre y divertido, las personas están mucho más sociables y contentas, por lo que, es un clásico entablar una conversación fluida con un completo extraño.

El punto de inicio es en un parque situado en el centro de la ciudad donde nos reunimos los jóvenes para hacer botellón. Por tanto, todos tenemos nuestra botella de alcohol barato mezclado con algún refresco, disfrutamos de la compañía de desconocidos y de tener uno de los mejores disfraces grupales. Cabe decir que varias personas nos han parado o interrumpido para sacarse una foto con nosotros, es lo más cerca que he estado de la fama en mi vida.


Después de un par de copas, nos hemos sentado en círculo sobre el bordillo que separa el camino del césped y sobre el frío suelo. Eleonora ha tenido la idea de jugar a "Yo Nunca" y, a pesar de que no es de mis juegos de beber favoritos, esta noche acepto lo que sea. Es sencillo, cada uno de nosotros y por orden, dirá una frase que empiece con "Yo nunca...": las personas que sí lo hayan hecho beben y los que no pues no. A suertes se decide que la persona que empieza el juego sea Noah.

El Skate de Kobe BryantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora