CAPÍTULO III. ¿Dom?

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"Mereces un amor que te quiera despeinada, con todo y las razones que te levantan de prisa, con todo y los demonios que no te dejan dormir.  Mereces un amor que te haga sentir segura, que pueda comerse al mundo si camina de tu mano, que sienta que tus abrazos van perfectos con su piel.   Mereces un amor que quiera bailar contigo, que visite el paraíso cada vez que mire tus ojos, y que no se aburra nunca de leer tus expresiones.  Mereces un amor que te escuche cuando cantas, que te apoye en tus ridículos,  que respete que eres libre, que no le asuste caer.  Mereces un amor que se lleve las mentiras, que te traiga la ilusión, el café y la poesía." 

Frida Kahlo

Anne:

Si creo que tardé quince minutos en llegar es mucho, mis tíos, Aarón y Mary Ann, desde hace unos diez años viven muy cerca de nosotros, su casa es bastante grande e imponente con un estilo más antiguo que la de mis padres, propia del tío Aarón, en la entrada hay una fuente con dos esculturas de ángeles que apuntan sus índices hacía arriba, como si señalarán al cielo, de cada índice sale un chorro de agua, aunado a eso tiene muchas luces, lo que me hace admirarla cada vez que vengo.

Estaciono mi vehículo y me bajo, toco la puerta un par de veces y la eufórica de Savannah me abre, no me deja ni siquiera entrar, así que le digo

―Savannah, deja el apuro, quiero saludar a mis tíos ―ella levanta una ceja y con sorna me responde.

―¡Tonta! Si no te dejé entrar es porque no hay nadie An... ¡Vamos! Estoy lista ―asiento y nos subimos al auto.

En el camino Sann (siempre le he dicho Sann) es que Savannah es demasiado largo, comienza a relatar diferentes cosas, tantas,  que me siento embotada y aturdida, no le he prestado mucha atención pero si hay algo que dice constantemente Dom para acá, Dom para allá, setenta y cinco mil veces Dom, Dom, Dom y ya media obstinada le digo.

―¡Basta de Dom! Savannah me tienes aturdida, ¿Ese chico si sabe qué quieres algo con él?

―Bueno... no sé, supongo que se lo imagina...

Dios mío habrá alguna fórmula mágica, que no sea envolver la cabeza de mi prima en una hoja de periódico para que madure un poco, estás cosas son las que me hacen perder la paciencia con ella, se supone que si gusta de alguien esa persona lo sabe sin decírselo y viceversa, pero ella como que no se ha dado cuenta de ello, por tal motivo le pregunto.

―¡Savannah! ¿Cómo es eso qué lo supones?

―Es que él no me lo ha dicho así, de frente, pero en el fondo sé que le gusto.

No me gusta para nada esto, Sann se está enamorando sola y me da la ligera impresión de que ese tipo no quiere nada con ella, eso hará que a mi prima se le destroce el corazón y yo de verdad que no quiero eso, ella es demasiado sensible y noble para que salga herida por una ilusión, porque eso es lo que tiene Sann, se ilusionó con alguien que no creo que ni la determine.

Llegamos a la casa de mis padres, ella se baja del auto, , agarra su pequeño bolso y sale corriendo, ni siquiera me espera, eso lo hace porque sabe que los gemelos están en casa jugando en su salón de videojuegos, cosa que a ella le fascina.

Así que la veo como se pierde de mi vista.   Yo salgo con la mayor pereza del mundo y bostezo cuando esto cerrando la puerta del vehículo, estoy algo cansada, pienso.

Tú, Sabes Bien ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora