Capítulo XIX. Estamos que explotamos...

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Canción: "I'm Yours" (Soy tuyo) de Jason Mraz

"Finalmente entendí qué significa realmente el amor verdadero... Si de verdad amas a alguien, prefieres su felicidad a la tuya propia.

Por primera vez en la vida, intenté no pensar en el futuro. Intenté existir sin más..."

Yo Antes de Ti
Jojo Moyes.

Anne:

―Como me vuelvas a preguntar cómo me siento te juro que te daré un palmetazo con toda la fuerza que poseo ―la fuerte carcajada que salió de la garganta de Dom hizo que riera tanto o más fuerte que él―. Ya te dije que estoy bien, que me siento bien. Que no me duele... Bueno solo un poco y que es tan tarde que mi tía no nos dejará salir los días que nos restan de estadía en esta ciudad.

Su insistencia al preguntarme ¿Cómo me siento? Es por el hecho de que repetimos esta mañana un encuentro íntimo. Creo que me dolió más que en la madrugada, supongo que debo dejar descansar mi interior y eso sólo ocurrirá si me separo por unas horas de Dominik. Solo tengo pocas de haber dejado atrás mi virginidad y ya Dom cree que puedo estar follando como el propio conejo... Tampoco así.

―Sann despertó y aparentemente se está dando un buen baño. Le dijo a Xanthus que le duele hasta el más pequeño músculo de su cuerpo.

Me encojo de hombros, eso sucede cuando ingieres alcohol en cantidades nada aceptables para tu cuerpo y no sabes cuando debes detenerte en ello.

Ya estoy duchada y llevo puesto mi vestido negro de anoche. No me he calzado los tacones porque siento los pies algo hinchados, eso será lo último que me ponga antes de que estos dos hombres nos lleven de vuelta al departamento de mi tía. Estoy recostada en una mullida almohada y observo ―bastante desconcentrada― un partido de fútbol que mantiene a Dom con los ojos pegados a la TV plana.

Odio los canales de deportes, esa mierda no me gusta para nada, pienso. Es más odio la TV, de broma si observo los canales de música. Ni noticias, ni deportes, ni dibujos animados, ni películas, ni una mierda; es más, ni siquiera los programas de avances médicos o de ciencia me llaman un poco la atención.

―¡Dom! ―Él gira su cuerpo y me observa― ¿Puedo preguntarte algo? ―Asiente sin apartar los ojos de los míos.

―Lo que quieras muñeca.

―¿Cómo y por qué viniste a Nueva York?

―Hmm, ¿Eso?... ―Asiento y espero su respuesta― Digamos que quería estar contigo y que Xanthus me debía un favor, que nunca acepté cobrárselo, y que él se empeñó en pagármelo ahora.

Frunzo el ceño ¿Un favor? Qué clase de favor puede ser ese que valga tanto así como para costear un viaje a Nueva York con estadía incluida.

―¿En algún momento serás más abierto conmigo?

―¡¿Abierto?! ―Exclama Dom.

―Si, abierto. Que me cuentes las cosas sin tanta ―muevo mis manos en círculos―, no sé, sin tanto misterio.

Dom toma el mando y apaga la TV. Quizá lo que acabo de decir es muy precipitado para "nuestra imprevista relación", me sobrepasé al hacer ese comentario. Dom vuelve a posar su mirada gris profunda en mí. Mirada que puede intimidar a cualquier mujer de mi edad y que a decir verdad a mí no me asusta ni un poquito, al contrario, me genera un calor en buenas y estratégicas zonas de mi cuerpo y que a la vez me derrite.

―Anne. He sido más abierto contigo que con cualquier chica con la que he salido antes. De por sí el ser cerrado. Bueno cerrado no, digamos que el ser precavido a la hora de hablar forma parte de mi personalidad.

Tú, Sabes Bien ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora