Capítulo XXXII. Un Millón De Estrellas.

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Canción: "All Of Me" (Todo de mí) By John Legend & Lindsey Stirling

"Silencios compartidos, espacios aparentemente inexistentes pero vitales. Estar contigo sin hablar y aún así compartiendo nuestras esencias".

Walter Riso.

Anne:

Annie ―escucho la voz insistente de Mady, anoche nos quedamos dormidas muy tarde y ni siquiera sé por qué me está despertando―. Annie, levántante, quiero irme con papá.

Abro los ojos y estiro mis brazos, noto como los suyos me observan con curiosidad. Sonrío y acomodo su cabello por detrás de su oreja, ella sonríe así que, muy en contra de mi voluntad me levanto de la cama. Entro de inmediato a la ducha y me doy un baño de pocos minutos, solo quiero espantar el sueño de mi cabeza.

Luego de vestirme y tomar el desayuno rápidamente, las dos vamos rumbo a la casa del papá de Mady y Dominik. La dejo, me despido de ella y retorno al Penthouse. Entro al departamento y observo todo buscando detalles que quizá no he visto en meses. Las letras de muchos "Te quiero" siguen en la misma pared que hace ocho meses. Suspiro resignada, abrazo mi cuerpo con mis manos y froto mis brazos de arriba hacia abajo. Me hace muchísima falta Dom.

Desde hace seis meses asiste a Oxford. Él ha tenido que hospedarse en una de las residencias de la universidad porque el trayecto desde Londres hasta allá es de dos horas para ir y venir. Dom viene cada viernes por la noche y vuelve a ese lugar los lunes muy temprano, en realidad son cuatro días de separación que para mí se traducen a años de lejanía, sin embargo, hoy cumple casi tres semanas sin volver, eso ha transformado mi humor, tanto que de broma asisto a mis clases.

Tomo asiento en el amplio sofá de la sala y enciendo la televisión. Saco mi móvil y le marco, por lo menos escuchar sus palabras disminuyen un poco mi irritabilidad.

―Hola muñeca ―Su voz es melodía para mis oídos, igual sigo molesta, yo quiero que me hable aquí, de frente y no por una línea telefónica.

―Hola ―saludo. Sé que intenta hablar pero lo interrumpo―. Te juro Dominik Alexander que si tú no vienes mañana me regreso a casa de mis padres ―No debería decir este tipo de cosas, sé que suena de los más horrible porque se sentirá presionado. El detalle es que un día más de soledad en esta cuatro paredes y termino en el psiquiatra, así que si mañana no vuelve pues me voy unos días a casa con mamá, por lo menos ocupo la mente hablando cualquier tontería con ella.

―Anne, sabes que esto sería así. Más de una vez me negué en aceptar la propuesta de Oxford porque no quería dejarlas a ninguna de las dos, sin embargo, lo hice porque llegamos a un acuerdo nena...

―Me siento sola Dom ―musito con un poco de tristeza. Si continúo hablando quizá me ponga a llorar como boba―. Mady se fue a su casa. Sann y Xanthus están en Holanda. Mis hermanos viajaron con papá a Suiza y yo no me puedo mover de este lugar porque estoy en clases, sumado a ello mi novio tampoco está conmigo. Arghhh... ―expreso frustrada― estoy que me halo todos los pelos del cuerpo.

Escucho su risa, no puedo sumarse a ella porque no tengo ganas. Quizá mi actitud es bastante infantil, de por sí estoy segura que es así pero, nadie puede entender sino solo yo la falta que me hace tenerlo a mi lado. Claro que sabía las consecuencias de todo esto. Sabía que en algún momento me afectaría la distancia no obstante, Dom no ayuda mucho ya que me tiene jodida con sus benditas tres semanas de espera y cada viernes me repite lo mismo.

―¿Dime de una buena vez si vas a venir o no? ―pregunto con voz inquisidora.

―No me hables así Anne ―responde con la misma autoridad que yo lo hice.

Tú, Sabes Bien ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora