Tú, Sabes Bien ©

Capítulo XXVIII. Fuego Contenido.

Canción: "House On Fire" (Casa En Llamas) By Sia

"La felicidad no es algo dado, sino un sentimiento por el que se debe luchar, por el que pelear, y sé que cuando se ha sufrido lo valoras aún más. Obtenerla es inalcanzable, casi imposible, un sueño lejano y demasiado fantástico. Pero si llega, es un regalo que se debe cuidar, que se debe sujetar fuertemente sin dudar"

Ana Coello ― Muy Profundo.

Anne:

El cúmulo de sensaciones que anidaban mi pecho al escuchar "Te quiero" en la voz de Dominik fue una de las cosas más sublimes que me ha ocurrido en mis diecinueve años. Sentí muchísimo más que aquello que comentan los enamorados de las tan bien o mal llamadas mariposas en el estómago. Nada que ver, ningún insecto revoloteaba en mi interior, al contrario, yo creo que esos animalitos me sostuvieron de los brazos para hacerme volar y luego dejarme caer como si de una pluma se tratase. La adrenalina corría por mi cuerpo a la velocidad de un tren eléctrico, como a doscientos kilómetros por hora. Era embriagante y único todo lo que mi cuerpo sentía, no quiero que está noche termine y más cuando mi novio me ha demostrado que sí soy importante para él, que si podemos seguir con todo lo que comenzamos hace, casi, tres meses.

Llevo los ojos vendados por la corbata gris metalizada de Dom. No observo casi nada, apenas puedo ver cosas mínimas a través de un pequeño espacio que quedó al amarrar la pieza de tela alrededor de mi cabeza, solo cuando bajo mi vista noto mis pies desnudos, en ellos se puede apreciar con total claridad la marca que dejó mis sandalias tan altas, que hasta los tobillos me molestan un poco.

No sé donde estamos, sólo vislumbro un rayo mínimo de luz y un piso de madera. Piso de Parquet quizás. Siento algo de brisa fría que golpea mi nariz y de repente nos detenemos.

Las manos de Dominik están sobre mis hombros, cada una sobre ellos. Me encanta sentir el contacto de su piel con la mía. Por instinto, coloco las mías sobre las suyas. Su respiración caliente golpea en mi oreja. Respiro profundo en espera a lo que va a hacer.

―Jamás has sido un juego para mí nena. Ni siquiera pienses que puedo llegar a tratarte como algo así. No te imaginas como transformas mi mundo en un lugar tan maravilloso. Perdóname si hago cosas que no te gustan Anne. De verdad no sabes que bien se siente tener a alguien que te quiera así como tú me lo has demostrado ―Sus palabras me llegan a lo más profundo de mi ser. Más allá de ese cierto recelo que sentí en un primer momento, al comenzar nuestra relación, me negué un millón de veces a aceptar que era un mal hombre, al contrario, Dom me demostró y, hoy lo sigue haciendo, que con un poco de paciencia puede expresar sus sentimientos. Ni idea el por qué, pero escucharlo hablarme así llena de inmediato mis ojos de lágrimas. Siento como desanuda la corbata y puedo parpadear para quedar doblemente impactada. Me giro para quedar frente a él, para ver sus maravillosos ojos, para sentir que me habla más allá de las palabras― sigue llenando mi mundo con tus colores Anne. Mejor dicho combinemos nuestros mundos nena ―sonrío y asiento. Uno mi boca a la suya, cada día que pasa anhelo cada vez más ese contacto. La ausencia de sus labios me obliga a verlo de nuevo a los ojos ―vamos muñeca... Esta noche te haré el amor bajo las estrellas...

Dom me invita a seguir, más no puede hacerlo. Estoy estática observando el lugar. Él comprende mi actitud por ello me deja contemplar todo con minuciosidad, solo se queda a mi lado observándome con esos llamativos ojos grises que adoro con locura.

Creo que estamos en el último piso de un edificio que debe ser muy alto. Es un apartamento, de eso no hay duda. Las paredes están llenas de "Te quiero", escritas con pinturas de muchas tonalidades y en un sin número de letras. Hay muchísimas velas encendidas, es más, la luz del lugar es producto de ellas. Son de muchos tamaños y una esencia, que asumo proviene de ellas, perfuma el ambiente. Levanto la vista y de inmediato noto que ninguna lámpara está encendida.