Estoy triste, aunque no sé el por qué. No quiero levantarme. Veo los cojines amontonados a mi lado, parecen cómodos. Por las rendijas de la persiana entran unos pequeños rayos de sol. La luz es rojiza.
Aparto las sábanas de mis piernas dejando al descubierto su tono pálido, aunque se distinguen algunas venas azuladas que serpentean por ellas.
Palpo en la mesilla en busca de mis enormes gafas de pasta. Pulso el botón izquierdo del reloj y la pantalla se ilumina. Mierda. Es tarde.7:30am.
Debo vestirme si quiero llegar a la hora. Escojo una camisa ancha. De manga larga. Por supuesto. Y unos jeans.
Después desayuno, igual que el dia anterior, y el anterior, y el anterior...dos magdalenas con un vaso de leche templada con algo de cacao.7:55am.
Saludo al portero, con una sonrisa, como siempre. Al salir, un viento gélido, me viene de cara y un escalofrío me recorre de pies a cabeza, erizandome el vello de la nuca. "Debería haberme abrigado más." pienso. Cruzo la calle y miro el reloj con impaciencia.