Sonó mi alarma y desperté. Pero incluso sabiendo que hoy seria mi primera cita con Camila, aún continuaba enfadado por lo que había ocurrido el día anterior. Hice lo habitual de todas las mañanas, me duche y cepille mis dientes, ahora me tocaba escoger que iba a vestir, y ya que pasaría la tarde con ella, tenia que verme bien.
Tome unos jeans negros bastante ajustados, una franela de cuadros rojos con negro y por encima de esta me puse un sweater negro básico, y me coloque unas botas color café. Me peine ya que tengo el cabello algo largo y me coloqué un sombrero de color café que hacia juego con el calzado. Debo admitir que mi estilo es algo extraño, me gusta la ropa rara, hoy puedo estar así y mañana puede parecer que voy a un entierro. Me mire al espejo algo más confiado, admito que me debía ver bien, aunque pareciera que iba a ir a un funeral de invierno. Sin embargo el calor no era algo que me limitaba a usar este tipo de prendas porque aunque vivo en una isla, durante estos meses de octubre, noviembre, y diciembre hace bastante frio en la ciudad.
Baje a desayunar y cada quien estaba haciendo lo suyo. Mi padre leía el periódico como todos los días, mi hermanita pegada a su celular y mi madre cocinando.
-Buenos días- dije en tono serio.
-Buenos días Santi- Dijo mi padre sin apartar la vista de el periódico.
-Buenos días- comentó Celeste distraída por su celular.
-Buenos días Santiago- dijo mi madre al final en tono seco. -¿A donde vas vestido así?. Preguntó con una mirada inexpresiva.
Quede impresionado por su actitud y aún más con su pregunta.
-A la escuela- respondí en tono cortante.
-Entiendo- contestó dándome la espalda y continuando con sus ocupaciones.
El ambiente se sentía muy tenso, todos comimos en silencio absoluto, finalmente al terminar puse mi plato en el fregadero y me dispuse a marcharme al colegio.
-Friega tu plato Santiago- ordenó mi mamá interrumpiendo mi salida.
-Pero puedo perder el transporte- me excusé.
-No es mi problema, no soy tu cachifa, friega tu plato- respondió.
Limpie el plato y salí de la casa lo más rápido posible, observe que el autobús había llegado ya, y que Cristofer se estaba montando, le grite lo más fuerte que pude pero no escucho, y el autobús arranco.
Pare de correr y solo podía escuchar mi respiración acelerada, estaba muy furioso, por culpa de mi mamá perdí el autobús e iba a llegar a clases tarde, nunca me había tratado así antes, ¿que le ocurría?
Me senté en la parada y espere a que llegase otro autobús que pasaba a una cuadra de el colegio. Cuando llego, me monte y solo me quedo esperar a llegar a mi destino, el autobús comenzó su ruta y aún rondaba por mi cabeza la actitud tan desagradable de mi madre, me sentía realmente impotente y molesto. Me baje en la parada y comencé a caminar.
Al llegar al colegio, me senté en uno de las mesas de el cafetín, no tenia deseos de ver clases y si entraba en alguna de ellas me obstinaría tanto que pasaría todo el día molesto. Así que preferí esperar allí hasta que Camila saliera de el salón.
De repente veo a Cristofer corriendo por el pasillo y se para en seco frente a mi, observo su cara de preocupación mientras trata de recuperar el aliento.
- ¿Qué ocurre?- le preguntó preocupado.
-Mi hermano me acaba de llamar diciéndome que mi mamá esta en emergencias- respondió aún jadeando por el cansancio.
- ¿Qué? ¿por qué?- pregunté alarmado.
-No lo sé, debo irme- Acto seguido se marcho corriendo.
Debía haberlo acompañado pero no podía dejar a Camila plantada. Sin embargo lo llamare más tarde para saber como esta, y si lo puedo ayudar en algo.
Pasaron unos treinta minutos y sonó la campana, y todos comenzaron a salir de sus aulas incluyéndola a ella, quede simplemente atónito, venia con un hermoso vestido color rosa pastel, unas medias blancas que llegaban por encima de sus blancas rodillas, unos zapatos negros con un poco de plataforma, y su cabello suelto y recogido hacia atrás con una diadema blanca. Caminaba entre la gente, y pude notar que tenia una mirada algo extraña, se veía algo triste
Ella seguía caminando y al alzar su mirada me vio, e inmediatamente una sonrisa se dibujo en su rostro. Yo comencé a ponerme nervioso en el acto, mis manos comenzaron a sudar y sentí un escalofrió en todo mi cuerpo, me levante rápidamente del asiento al ver que caminaba hacia mi y no pude evitar sonreír nerviosamente mientras me sonrojaba cada vez más.
- ¿Listo para nuestra cita?- preguntó con una amplia sonrisa.
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Modelos de papel. #Wattys2016
Genç KurguDesde que llegas a este mundo todos tienen ciertas esperanzas en base a ti, ya inconscientemente sin haberlo planeado tienes un patrón ¨correcto¨ de proceder, incluso pensar, o aún peor sentir... ¿qué ocurre cuando echas a un lado todas estas norma...