8- Blablabla.

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Ross vino por mi para llegar juntos ala preparatoria, la apuesta comienza ahora mismo.

—¿Lista?—me dijo aún en el auto.
—Si salgamos de aquí.—suspire y bajé del auto.

Entramos ala preparatoria y por nuestra mala suerte Donkan estaba ahí observándonos, comenzó a acercarse hacia nosotros y negué con enojo.

—Besame.—susurró Ross— y luego tomame de la mano.
—¡Ross!—chille—quedamos en algo.
—Okey okey, entonces actualo pero ya.

Tome la cara de Ross entre mis manos e hice como si lo besara pero en realidad nuestros labios estaban a un solo centímetro. Nos separamos por la voz de Donkan delante nuestro.

—Hola hola.
—¿Qué quieres?—dije de mala gana.
—Saben, decidí que estarán de novios por un mes.—negue.
—No, quedamos en algo Donkan. —dije.— ¡Ross di algo!
—Amm si, quedamos en algo.
—Losiento mucho, un mes será.—dijo por última vez y comenzó a irse.
—No Ross, sólo esta semana.
—Es que Lia entiende..
—No estaré contigo por un mes.
—Lia... Debemos cumplir.
—No le tengo miedo.
—Ni yo pero..
—Pero nada, le temes a ese cabrón.

Ross tomo mi mano y me atrajo hacía él, solo pude sentir la mirada de todos hacía nosotros. Entramos ala preparatoria y las chicas me tiraban miradas asesinas, me aferra más a Ross, el me tomó de la cadera y así estuvimos caminando. Fuimos hasta mi casillero y saqué unos libros para luego meterlos a mi mochila.

—¡Aquí están!—dijo Grace acercándose hacía nosotros junto con Ian.— nos enteramos que andan de novios.
—Si.—respondió Ross
—¿Cómo pasó?—dijo Ian mirando a Ross.
—Por Donkan, estamos en una apuesta — sonreí amablemente.

(...)

—Jodido día de mierda.— Ross tomó mi mano y nos sentamos en una mesa del comedor.
—Callate.—susurre y me cruce de brazos— Muero de hambre.
—¿Quieres que vaya por algo?—sacó un cigarro de su bolsillo.
—¡Ross! No fumes, no aquí, no ahora, no nunca.—lo detuve y metió el cigarro en su chaqueta.
—Iré por hamburguesas.—se paró de su asiento, miró a alguien y le seguí la mirada. Donkan.
—Claro amor.—sonreí.
—Espera olvide algo.—sonrió y lo miré extrañada.

Me tomó de la barbilla, y me depósito un beso, sus cálidos labios rosaban con los míos. Se separo de mi, quede pálida y mis mejías tomaron un color rojizo. Y fue cuando volví ala realidad... estaba imaginado todo. Lo que en realidad paso fue que se inclinó hacía mi y beso mi mejía.

—Eh yo, ire, ah yo.—movió sus manos de forma rara y reí— iré por la comida—suspiro.

Asenti, bajé la mirada por un momento y comencé a revisar los mensajes de mi celular. Vaya, tenía un montón y la mayoría era de mi madre.

—Hola preciosa.—susurró un chico algo moreno.
—Disculpa, ¿te conozco?.—pregunté.
—No, pero podríamos— contestó coqueto y se me fue acercando más a mi.
—Deberías irte.—susurre.
—Dejala en paz.— dijo Ross detrás del chico.
—¿Y si no lo hago qué?—gruño el moreno.

Ross tomo su camisa y lo miro asesina mente. Observe a Donkan y me guiño un ojo.

—Tranquilo ya me iba amigo.

El chico se fue, Ross volvió a irse a no se donde y cuando regreso trajo on una bandeja para poder comer a gusto.
Su mirada tenía disgusto, no se habrá enojado por eso, ¿o si?

—Gracias por fingir los celos.—reí.
—En realidad no lo fingí. —comentó como si no importara.
—Estas raro.—le di un mordisco a mi hamburguesa.
—Estoy normal.—dijo evitando mi mirada.
—Oye, ese chico solo se acercó, yo no se que onda, ni lo conozco.
—Ja, ¿Crees que estoy enfadado?— me observó— no realmente no— río.
—Bien.—tome mi mochila.
—No te vayas.— se levantó de su asiento hice lo mismo y me tomó de la cintura— No me dejes..
—Ross... Basta llamas la atención.
—Eres mi novia.
—Por una apuesta.—sonreí— debo irme, en verdad.

Me desquite de su agarré y salí corriendo, fui hacía la aula de química. Entré, nadie estaba ahí.
Juro que me aburre tanto la estúpida preparatoria, ¿Por qué no solo tener 2 días de clases y los demás libres?
Pasaron las horas, las clases demasiado aburridas. Al salir, Ross fue por mi hasta mi aula, entrelazamos nuestras manos y caminamos hacia la salida, nos metimos a su auto y el arrancó.

—¿A dónde quieres ir?—preguntó mientras me tocaba la mano y con la otra manejaba.
—Me encantaría ir al cine.—dije tímidamente mirando hacía adelante.
—Perfecto, a tus órdenes.

Llegamos al cine, era las 3 pm, no había casi gente, elegimos una película cualquiera, compramos palomitas y golosinas y fuimos directo hacia la sala 1B.

—Oye no.— comencé a reír y comí de las palomitas.
—Shhht—río —haré una travesura.

Ross empezó a tirar palomitas a los del frente, al principio comencé a reír pero luego lo miré extrañada.

—Ten.—me dio la bolsa de palomitas.
—¡Oigame usted jovencita deje de tirarme palomitas!—dijo una señora y abrí los ojos como plato, mire que tenía la bolsa de palomitas y fingí una sonrisa.
—P-p-ero yo no fui.—reproche.
—jajaja creame que si fue.—dijo Ross.
—¿Así que muy malo no? Bueno quieres jugar con fuego ya verás.
—Si cómo digas, mejor cállate y bésame que ya empezará la peli.
—¿Y eso qué?—trate de ocultar mi sonrisa pero fue imposible — Ross tu y yo somos amigos.
—Lose. Finge besarme.—negué con la cabeza pero el me beso muy cerca de mis labios.
—Tram..—me interrumpió con otro beso cerca de los labios.
—Yo te callo a besos ¿si?—asenti y permanecí calladita.— en algún momento te besaré de verdad.

Al principio la película me aburrió un poco, luego le empecé a medio entender, luego le preguntaba a Ross, luego ni el la entendía. Pero que idiotez la nuestra... Y eso pasa cuando eliges una película sin al menos estar enterada de que se trata. Salimos de la sala lo abracé de lado, comenzamos a caminar así y nos detuvimos.

—Bueno, fue un lindo día enana.—besó mi frente.
—Debo ir a casa.—susurre.
—Dios niña buena, disfruta tu edad chiquilla
—Bueno... No soy tu.—frunci el ceño.
—Pero puedes serlo.— comenzó a reír.
—Si claro Blablabla.me tape los oídos, cerré los ojos y empecé a dar vueltas en él.
—Ya basta, me irrita que hagan eso.
—Blablablabla blabla.— seguí dando vueltas pero alguien me detuvo.

Abrí mis ojos y me quedé asustada.

—Cuidado jovencita— me dijo un hombre musculoso muy alto.

Estaba pasmada, ese hombre me daba miedo, era demasiado alto.

—Ross—chille y me escondí en su cuello.
— Jaja no te hará nada ese grandulon—solto una carcajada— Miedosa.
—Esque esta muy alto.—dije.
—Oh si y tu muy enana.—sonreí ante éso.
—Bueno llevame a casa ya.— Alcé mi vista y desacomode su cabellera rubia.
—Tranquila niña de mami.
—Callate.— bufé y le di un golpe.
—Auch eso duele.
—Y ala próxima te irá peor , y ya sabrás en que parte.

Subimos al auto, en todo el camino me la pase cantado las canciones de la radio, el solo me miraba, inclusive lo tuve que regañar ¿y si chocaba por andar viéndome?. No me había dado cuenta lo bien que me la pasaba con él.

—Bien baja tu culo de mi fantástico auto.
—Oh vaya, me éstas echando.
—De mi auto si.—sonrió.— Más no de mi vida.
—Bien, gracias por este día.—bese su mejía, abrí la puerta pero..
—No.—tomó mi mano— Gracias a ti.

Cambiar por ti.(Ross lynch) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora