"Dios es bueno". Entre los hijos de Dios es fácil escuchar esta frase pues se repite bastante, pero muchas veces se repite solo por costumbre o por que suena bonito pero no debería ser así.
No es sino hasta que experimentas algo extrordinario con Dios que te apropias de esta frase; hasta que Dios hace frente a ti un derroche de grandeza (abarca desde un milagro, una segunda oportunidad o te habla en lo íntimo de tu oración) ante el cual solo puedes caer de rodillas repitiendo una otra vez "gracias" porque no encuentras otra palabra mejor para describir tu gratitud; entonces puedes decirlo con toda propiedad.
Hoy te hago una pregunta:
¿Dios es bueno?.