Una sabia mujer dijo una vez que la vida del cristiano es pura guianza ¡cuanta razón tiene!. El Señor dispuso no sólo que recibieramos salvación sino que además nos dio una garantía, un sello(Efesios 1:13): el Espíritu Santo que conforme con su sabiduría nos nos intenta llevar por el mejor camino.
Pensemos en la siguiente situacion: Si alguien tuviera un problema de física que resolver, el problema tiene un grado de dificultad muy elevado, sin embargo, esta persona tiene a su lado a un físico de la NASA el cual tiene permitido brindarle toda la ayuda necesaria para resolver el problema. ¿Acaso no parece demasiado fácil?. Ahora imaginemos que esta persona decide no emplear la ayuda de dicho físico por mas dificultades que tiene para encontrar la solución; con la única razón de que no quiere hacerlo; seria muy fácil calificar a esta persona de torpe ¿no es cierto?. Ahora bien, si reunieramos toda la sabiduría existente en la tierra solo seria como una gota comparado con el mar de sabiduría de Dios y aun así no le pedimos que nos ayude ¿acaso no somos nosotros peores que la persona con el problema de física?, ni los mas grandes filosofos de la historia pueden siquiera aspirar a rozar todo el entendimiento de nuestro Señor y sin embargo aun se nos hace más fácil acudir a otras personas para pedir consejo en lugar de pedir el consejo divino que habita dentro nuestro ¿no es esto la cúspide de la soberbia humana?.
Al que se le da mucho se le exige mucho. Los hijos de Dios tenemos acceso al mas grande y elevada sabiduria y entendimiento; tenemos acceso a la mente de Cristo (1 Corintios 2:16) y por eso deberíamos ser lo mejor de lo mejor, hombres y mujeres tan capaces e instruidos que si la nación necesitará gobernantes no pudiera hacer cosa mejor que elegir a uno de nosotros pues pues el más sabio de la eternidad es nuestro consejero personal.
Pero eso no se va a lograr jamás sino pedimos la ayuda divina para tomar hasta las aparentemente más insignificantes decisiones. Jesús mismo se retiraba continuamente a orar para ser guiado ¿quiénes somos nosotros para no necesitar tal guianza?.