Enemigos (Parte II)

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El otro gran enemigo no es nadie más que uno mismo.

Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.
1 Timoteo 4:16 RV60

Aqui vemos un muy sabio consejo de Pablo hacia un joven, Timoteo.

Toda persona que a experimentado la gracia y vive un arrepentemiento genuino sabe lo frustrante que es buscar la santidad cuando tu propia naturaleza caída te arrastra hacia el camino opuesto comenzando así una lucha que no está destinada a acabar sino hasta el día que muramos o que seamos transformados en su venida.

Dos oponentes de igual fuerza luchando resulta agotador para ambos precisamente porque son similares. Ahora ¿Que tan cansado será batallar contra si mismo? siendo de igual fuerza es una lucha interminable. Es extremadamente fatigadora la lucha que un cristiano emprende a diario contra si mismo pues en su interior batallan a cada segundo la naturaleza nueva la cual ha muerto al pecado y que sólo busca agradar al Señor y su naturaleza caída que no busca otra cosa que el mismo pecado.

Me ateveria a decir que esta es la mas clara evidencia de que alguien es nacido de nuevo: vive en la angustia y la permanente vigilancia de no caer ni en el mas minimo pecado, y en la diaria busqueda de la misericordia necesaria para limpiar los pecados en los que cayó, que le aplastan el alma con su culpa, que a los ojos de los no creyentes "no son nada" pero él no puede evitar sentir al Espiritu contristado dentro de sí y reclamandose a si mismo su culpabilidad cuestionandose: "¿porque permití eso?" o "¿porque me di tal libertad?".

Es muy común para nuestras débiles conciencias que al no poder escapar del pecado dudamos de en verdad haber sido llamados por Dios; es decir; si nacimos de nuevo.

Pero; para consuelo nuestro; el gran apostol Pablo; perito arquitecto de la iglesia, de los más grandes hombres de Dios; se veía también en esta misma lucha diaria y en los capítulos 6 y 7 de la epístola a los Romanos nos deja ver su propia desesperación en esta lucha sin fin a tal punto que en cierto versículo nos dice: "¡Pobre de mi! ¿Quién podrá librarme de este cuerpo de muerte? ".
Así que no te angusties hasta los mas grandes hombres de Dios lidian con su propia culpa de no poder ser totalmente limpios ante Él.

Al fin y al cabo ¿no es esta misma condición de pecadores la que nos hizo idóneos para participar de semejante de gracia? en vano hubiera derramado su sangre Cristo si no hubiera pecados que perdonar. No con esto digo que sea bueno pecar pero Dios en su infinita perfeccion hizo que el pecado nos llevará al arrepentimiento y este a encontrar la gracia y ella nos produjo el amor que hoy nos amarra a nuestro Dios. En fin según las palabras del mismo Jesus "al que se le perdona más, ama mas".

Por lo tanto, procura no pecar, y recuerda que cada vez que vences negandote a la tentación estás dibujando una sonrisa de deleite en el rostro del Señor, más cuando caigas; sólo levantate y sigue adelante pues Dios te dice como alguna vez le dijo a la mujer salvada de ser apedreada: "... yo tampoco te condeno, vete y no peques mas..."

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