Entonces Jesús los dejó por segunda vez y oró: «¡Padre mío! Si no es posible que pase esta copa a menos que yo la beba, entonces hágase tu voluntad».
Mateo 26: 42 NTV
Una vez mas me acerco a un texto con algo de temblor, lo único que me anima es la certeza de que Dios lo dejo para nuestro estudio, sin embargo mis pobres facultades mentales se ven completamente insuficientes para siquiera arañar la superficie de este texto.
Para comprenderme mejor pongamos un poco de contexto. Es el noche previa al momento mas importante de la historia. Todo empieza a conjugarse para que el sacrificio sea ofrecido: el altar donde se ofrecerá el sacrificio ya esta listo, el Golgota. En alguna parte de la ciudad un carpintero clava perpendicularmente un madero a otro, creando así el que sera el instrumento de ejecución de aquel que también fue un carpintero. En otra parte, 20 monedas de plata son puestas en una bolsa, el cordero fue vendido. En el centro de la ciudad, en una cama lujosa, la esposa de Pilatos tiene un sueño inquietante que solo le deja la certeza de que no debía permitir que su esposo condenara a ese hombre. Pero, ¿que hombre? Ella no lo sabe. Aun no. De pronto Isaac parece salir del antiguo testamento y pregunta: ¿Donde esta el cordero? El cordero esta en el monte de los olivos, haciendo aquello que para vergüenza nuestra no imitamos: pasando la noche en oración. Subimos el monte, vemos discípulos dormidos, ya fueron reprendidos por su maestro, pero ellos apenas tiene idea de lo que pasa realmente, no saben lo que se avecina.
He aquí el cordero de Dios, agonizante. No físicamente, no aun. Pero agoniza en oración ante el Padre. ¿Que conversación habrán tenido el Padre y el Hijo aquella noche?¿Que palabras se habrán dicho?¿Cuales se habrán callado, sabiendo que cada uno conocía perfectamente al otro? Tenemos apenas una pequeña ranura para saber que rumbo habrá tomado aquella misteriosa conversación. Pero en esa ranura cabe océano entero. Tratar de entender lo que sucedió en esa conversación solo a partir de una frase, seria como tratar de conocer toda la vida marina solo en base a la aleta de un tiburón que se asoma a la superficie. Pero me alienta el hecho que el dejo esto para mi. Para nosotros.
Como primer punto veremos ¿A que copa se refiere?
¿A que temía Jesús? En todas las situaciones vemos a un Jesús calmado, un Jesús que cuando los otros tienen miedo de morir, el solo se levanta y le ordena a la tormenta que se calme, que cuando los demás tiemblan, el sabe exactamente que hacer. Lo vemos siempre tener el control de todas las situaciones, después de todo, el era Dios.
Pero no en este pasaje, lo vemos con el miedo suficiente para rogar en oración que su tarea le sea quitada. Presenta su solicitud de la manera mas respetuosa posible, solo refiriéndose a la posibilidad de que le sea quitada. El estaba asustado. No por la cruz, los latigazos, los clavos o la corona de espinas (sin minimizar los sufrimientos físicos de Cristo).
Los cristianos de los primeros siglos eran conocidos por tener una percepción muy extraña de las cosas, algo que simplemente no encajaba con la percepción que tenían las demás personas. Pero entre ellas sobresalía una: la gran mayoría de los que eran ejecutados, lo hacían con una sonrisa, cantando y alabando a Dios. Podemos ver en el libro de "Los mártires de las catacumbas", muchos ejemplos de cristianos que saltaban a la tumba con una singular alegría, aun cuando muchos de ellos fueron torturados de maneras horrendas que prefiero no explicar.
Aquí debemos preguntarnos si estos cristianos eran mas valientes que el mismo Jesús. No, definitivamente nuestro Señor es mas valiente que todos sus seguidores juntos, lo que ocurre es que Jesús enfrentaba mucho mas que sus sufrimientos físicos. Jesús enfrentaba la ira de Dios, acumulada por todos los pecados, pasados y futuros de toda la historia de la humanidad. Toda esa ira acumulada por siglos y siglos de depravación humana, se descargo sobre una sola alma sufriente.
¿Puedes imaginar eso? La ira del Padre por uno solo de nuestros pecados es suficiente para destruirnos, ¿puedes siquiera imaginar lo que soporto Jesús?
Aun no acaba allí, recordemos aquellas palabras de Jesús estando en la cruz: Dios mio, Dios mio, ¿por que me has abandonado? Jesús estaba en ese momento, lleno de pecados, todos los que se le habían imputado por nosotros. Por su santidad, el padre no convive con el pecado así que le dio la espalda a su unigénito.
Nosotros sentimos mucha amargura cuando en algún momento de dificultad nuestros amigos nos abandonan. ¿Te imaginas que alguien como tu padre te abandone cuando mas lo necesitas, en tu momento mas álgido, mas amargo ?
El hijo, se sintió abandonado por el padre, y ese sufrimiento fue mas grande que la cruz y su ira. Que mi cuerpo sea deshecho parte por parte, que contra mi se descargue la ira de Dios, pero Padre, que no me sea quitada tu presencia, que no sea retirada de mi la gloria de tu dulce compañía, mi mas excelente sostén y el único para mi.
Es muy importante recordar que todos estos padecimientos los sufrió el cordero para que nosotros no lo hiciéramos. Que eramos nosotros quienes debían sufrir la cruz, que a nosotros nos correspondía esa ira y que a nosotros debía abandonarnos el Padre. Esa copa que el bebió, nos correspondía a nosotros. Cada flecha que atravesó su alma era la flecha que a ti te correspondía y cada gemido que salio involuntariamente de su garganta era uno que debía ser emitido por tu garganta, su soledad era tu soledad, su desconsuelo era tu desconsuelo, eras tu quien debía sufrir todas las aflicciones, pues he aquí la grandeza de este sacrificio: el único que sufrió, fue precisamente el único que no merecía sufrir.
Conocí a un niño, el era especialmente noble. Es la persona mas inocente que he conocido en mi vida, la expresión "No mataría ni a una mosca" se cumple literalmente en el. ¿Te imaginas que el tuviera que recibir el castigo de todas las personas que hoy se encuentran en una cárcel, entre los que asesinaron personas, violaron, robaron y atacaron? Imaginalo, entrando en aquella prisión, a riesgo de ser lastimado por los otros hombres presos allí. Imaginalo sufrir años y años de cárcel, de golpes, de maltratos y afrontarlo todo con un carácter intachable. Imaginalo finalmente muriendo a cambio de que aquellos criminales queden libres de sus delitos.
Mas aun, imaginalo un día antes diciendo: "Si es tu voluntad lo haré, me asusta, pero lo haré"
Creo que no hace falta explicar el paralelismo, pero si quiero mencionar que no existe una persona mas inocente, mas pura que Jesucristo, ¿Que hace rodeado de víboras como nosotros? Mas aun, muriendo por nosotros. ¡No! El no lo merece, el hubiera permanecido en su gloria, no hacia falta que manchara su perfección con nuestros pecados. No, no debías beber esta copa, pero quisiste hacerlo porque al Padre le agrado, para tu propia gloria. Gloria que ahora vemos.
---El escrito me salio mas largo de lo que pensé, en estos días voy a publicar la otra parte---