El tiene que ser el importante...

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Él debe ser el importante y yo dejar de serlo
Juan 3:30 (Arcas Fernández)

Es tiempo ya que dejemos de vivir un evangelio centrado en mi mismo, centrado en mis necesidades y emociones y que empecemos a ocuparnos de los intereses de Dios.
Ya es el momento que nuestras oraciones sean menos como:"...necesito esto..." "...quiero aquello..." "...te pido eso..." y sean más como: "...¿que deseas Señor?...".

Dios no se cansa de escucharte, El te ama tanto que te escucha pacientemente cada día: tus desánimos, tus peticiones, tus deseos, aun hasta tus caprichos. Pero creo que seria agradable para Dios que una noche te acerques en oración y no le pidas nada, no le hables de tus emociones sino que le preguntes acerca de sus sentimientos, que le preguntes que desea oír, como se siente, si hay algo que puedas hacer para que El sonría.
Es algo propio de lo enamorados querer agradar a quien aman ¿no sería justo que varias de nuestras oraciones sean dedicadas a lo que El quiere?
¡Que egoístas somos! al no dedicar tan siquiera una noche para orar como algún día lo hizo el profeta joven Samuel "heme aquí Señor habla que tu siervo oye".

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